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Ruta Iberoamericana

RUTA IBEROAMERICANA

Para Pedro Péglez, José Luís Serrano, María de las Nieves Morales, Alexis Díaz-Pimienta, Carlos Esquivel, Ronel González, Odalis Leyva, Irelia Pérez y Diusmel Machado.

Año 2000. Pasa un paria.
(Parece oriundo de Grecia).
Su imagen clásica, recia,
es la arcilla intermediaria
entre su voz milenaria
y su cultura latina.
Un Hades de parafina
se postra reverencioso
ante el lírico sollozo
que inmortalizó a Yazmina.

2001. Aquí se frustra
la paz de los hiperbóreos.
Los fantasmas incorpóreos
de Nietzsche y de Zaratustra
sirven un vino que lustra
el autoexamen feroz
de la fe. Y por esa voz
de lega parafernalia,
supimos de la dislalia
irreversible de Dios.

2002. Dios sigue grave,
enfermo de tanta injuria.
El ángel de la lujuria
vuela raso, como un ave
sucedánea. Hay una nave
de inofensiva apariencia
carenando la elocuencia
de sus discursos barrocos.
Bajan cuerdos. Suben locos
a festejar su incoherencia.

2003. Un Dèjá Vú
irreverente y siniestro.
Todo discurso ambidiestro
es sedición, es tabú.
Mano zurda, escribe tú,
pero doma tu venganza,
porque cualquier semejanza
o complot con la derecha
solo inspirará sospecha,
paranoia, desconfianza…

2004. Erudición
con fuego fatuo parnásico.
Cada personaje clásico
modula una imprecación.
La desmitificación
al centro de la ordalía.
Silencio de la abadía
pues si el cántaro se invierte,
vierte sus aromas, vierte
su espíritu, su poesía…

2005. Hay un naufragio
en cerveza marginal,
una violación textual,
traumática…, un bello adagio.
El autor consuma un plagio
contra sí mismo. Remeda
todo el asco que depreda
al suicida y al traidor.
La isla en peso es un temblor
después del toque de queda.

2006. Apologético
alegato de poiesis,
rhythmus, hybris, fysis
… Tesis
de atormentado teorético.
Misoneísta y hermético
redimensiona lo empírico,
y excluye del panegírico
toda pirotecnia pésima
que le diseñe a la décima
un atuendo seudo lírico.

2007. Hay un engaño,
un terrible desvarío.
Este año hay un vacío
imperdonable. Este año
se descubre un ermitaño
de silvestre sutileza.
Un ser con una confesa
liviandad. Un ser estulto.
Un ser que le rinde un culto
enfermizo a la tristeza.

2008. Huele a Roma,
a circo, a legión, a musa…
La autora, resuelta, cruza
el Rubicón del idioma
como una lúdica broma,
—lúdica e imperativa—.
Y si Cronos la derriba
con su inmutable rasguño,
la décima extiende el puño
con el pulgar hacia arriba.

2009. Un ancla late
su pátina levadiza,
mientras la sal cicatriza
lo que no pudo un quilate
de estopa y de calafate.
Los náuticos holocaustos
rocían a los infaustos
con angustia y alquitrán.
Es que los barcos se van
melancólicos y exhaustos.

2010. La despedida.
Salobre y doliente el beso,
(otros dicen que el regreso
duele más que la partida).
EXIT. USCITA. SALIDA.
¿Renegados o profetas?
Dos hálitos. Dos veletas.
Dos nostalgias. Dos rencores.
Dos patrias. Dos resplandores.
Dos alientos. Dos poetas.

2011. Un inaudito
murmullo, un dolor funesto.
Un verdugo: el presupuesto;
y un decapitado: el mito.
En las ruinas de El Cornito
hay brotes de poca fe.
Los decimistas, de pie,
entonan, —voz tremebunda—
un réquiem por la segunda
muerte de El Cucalambé.

EXHORTACIONES AL CAMINANTE

Como quien parte siempre hacia la aurora
sin brújulas, sin ancla, sin demora;
como un barco de espíritu errabundo
que a toda vela fuese a dar batalla,
tú tocarás la prometida playa
donde, otra vez, ha de fundarse el mundo…

Diusmel Machado Labrada

Abjura del poniente, caminante.
Niega el atardecer rotundamente.
Abjura, caminante, del poniente
que tanta sombra es vana, irrelevante.
La oscuridad es una interrogante
tristísima, brutal, demoledora…
Marcha con tu ascendencia campeadora,
desnuda la cabeza, sin capuz,
como quien tiene siempre hambre de luz,
como quien parte siempre hacia la aurora.

Aunque la compasión es muy abstracta,
socorre, favorece, presta auxilios.
No lleves demasiados utensilios
y no te jactes nunca, (quien se jacta
esconde alguna parte putrefacta
que le descuenta algunos pies de eslora)
No implores, caminante, que el que implora
solicitando anuencia en los refugios,
tendrá que regresar sin artilugios,
sin brújulas, sin ancla, sin demora;

Si acata tu latido doblegable
lo que tu líder corazón legisla,
entonces anda. Abjura de ser isla,
que la insularidad es la culpable
de tanta reclusión. Sangre potable
irrigará tus pies de trotamundo.
Caminante serás, no vagabundo.
Si me desairas tú, yo te desairo,
pero te seguiré si andas al pairo,
como un barco de espíritu errabundo

Y no temas perder, que la derrota
pudiera asegurarte algo de mérito.
No quieras reanimar desde el pretérito
tu añejo ejército de terracota.
Callar es un deber para el ilota,
—un andariego auténtico no calla—.
Enrola tu cordura y tu vitualla,
que vuele sobre el mar tu carabela
como una vela audaz, como una vela
que a toda vela fuese a dar batalla

Blande tu idioma por la empuñadura.
No abjures, caminante, de tu jerga;
y no postergues nada, (quien posterga
le cede la razón a la censura)
Abjura del silencio ilota. Abjura
y ensaya tu alarido, pero ensaya
de forma tal que desde la atalaya
presientas la inminencia del tsunami.
Si inventan una playa de origami,
tú tocarás la prometida playa

Abjura del poniente opositor;
y no retornes nunca, (quien retorna
no encuentra aclamación, tan solo sorna)
Avanza hacia el instante genitor
que allí te alcanzaré. Allí, en el albor,
—pues de la claridad yo soy oriundo—;
y allí, ya salvos de lo tremebundo,
en nombre de Cervantes y Saavedra,
colocaremos la primera piedra
donde, otra vez, ha de fundarse el mundo…

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