Barrabás
Arturo Uslar Pietri
"Su linaje venía de Bethábara, en el país de los Gadarenos. Tenía las barbas negras y pobladas como una lluvia, bajo unos ojos ingenuos de animal, y entre los nombres innumerables el suyo era Barrabás. Conocía los libros sagrados, era caritativo y respetuoso, guardaba el sábado y sabía que Jehová era terrible y poseía una muchedumbre de manos y en la punta de cada dedo un castigo..."
El niño del hotel
John O'Hara
"Mi primer encuentro con Raymond tuvo lugar más o menos una semana después de llegar a aquella ciudad extraña. Bajaba en el ascensor, pensando en el amor y en la muerte, cuando sentí como si me arrancaran las entrañas y la cabina se paró en el piso octavo. El ascensorista abrió la puerta y un niño de unos siete u ocho años apareció en el umbral y dijo..."
Libertad incondicional
Hernando Téllez
"El juez leyó el veredicto. Los cinco jurados permanecimos de pie y el acusado también, pero entre dos guardias. No había público, a excepción del que formaban algunos parientes del “asesino” y de la víctima. En total, unas veinte personas. El veredicto era absolutorio: “no es responsable”, “no es responsable” y “no es responsable”, estaba escrito con mi letra, en el papel que el juez tenía entre las manos, como respuesta a las tres preguntas del cuestionario..."
Warma kuyay
José María Arguedas
Noche de luna en la quebrada de Viseca. Pobre palomita, por dónde has venido, buscando la arena por Dios, por los cielos. —¡Justina! ¡Ay, Justinita! En un terso lago canta la gaviota, memoria me deja de gratos recuerdos...
Letanía de la orquídea
Carlos Fuentes
—Mira, ve: ya empezó el invierno. De las espaldas del cielo caía sobre Panamá un torrente de filos claros que escurrían, de la tierra herida en las calles adyacentes, a la Vía España. En la frontera de asfalto las aguas turbias se arrinconaban desorientadas, temiendo sin conciencia la succión del drenaje...
Cuánto se divertían
Isaac Asimov
Margie lo anotó esa noche en el diario. En la página del 17 de mayo de 2157 escribió: "¡Hoy Tommy ha encontrado un libro de verdad!". Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie contó una vez que, cuando él era pequeño, su abuelo le había contado que hubo una época en que los cuentos siempre estaban impresos en papel...
La tarjeta
Sergio Ramírez
"Y cuando la mayoría de edad le llegó, llena de sudor y de trabajo, ya no iba a los burdeles ni a las cantinas de la costa, y todo lo que ganaba se lo daba a su mamá y entre todos se ayudaban a vivir. Después se hizo celador nocturno de una casa de comercio en Managua..."
El sonámbulo
Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Rodríguez descubrió su vocación el día en que lo trasladaron para el Servicio Secreto. Había trabajado en distintos departamentos y todos estuvieron satisfechos con su labor. No había quejas. Siempre cumplía las órdenes tal como se las daban. Y por eso ascendió hasta segundo teniente...
El palacio de hielo
F. S. Fitzgerald
La luz del sol se derramaba sobre la casa como pintura dorada sobre un jarrón artístico, y las manchas de sombra aquí y allá sólo intensificaban el rigor del baño de luz. Las casas de los Butterworth y de los Larkin, colindantes, se atrincheraban tras árboles grandes y pesados; sólo la casa de los Happer recibía el sol de lleno, y durante todo el día miraba hacia la calle polvorienta con paciencia tolerante y amable...
¡Tierra…!
Pedro Gómez Valderrama
El hombre tendido en el jergón estrecho incorporó levemente la cabeza. Por la escotilla alcanzaba a divisar un poco de luz de luna. La nave apenas oscilaba blandamente como si estuviese apegada al muelle. Dejó caer la cabeza, y se quedó escuchando. Se oía la respiración de los dormidos...
El biombo del infierno
Ryûnosuke Akutagawa
Difícilmente habrá existido otra persona como el señor de Horikawa, ni existirá en el futuro. De él se decía que antes de su nacimiento, en los sueños de su señora madre había aparecido el Matatejas ...
Leyenda del Cadejo
Miguel Ángel Asturias
Madre Elvira de San Francisco, prelada del monasterio de Santa Catalina, sería con el tiempo la novicia que recortaba las hostias en el convento de la Concepción, doncella de loada hermosura y habla tan candorosa que la palabra parecía en sus labios flor de suavidad y de cariño...
Lily Daw y las tres damas
Eudora Welty
La señora Watts y la señora Carson estaban en la oficina de correos de Victory cuando llegó la carta del Instituto Ellisville para Débiles Mentales de Mississippi. Aimee Slocum, aún con L toda la correspondencia en la mano, se adelantó corriendo y entregó la carta a la señora Watts; la leyeron las tres a la vez...
Laguna
Manuel Rojas
De aquella época de mi vida, ningún recuerdo se destaca tan nítidamente en mi memoria y con tantos relieves como el de aquel hombre que encontré en mis correrías por el mundo, mientras hacía mi aprendizaje de hombre...
Matar un ratón
Virgilio Díaz Grullón
El niño recogió una pesada piedra de las que abundaban en el pequeño patio trasero de la casa, calculó cuidadosamente la puntería y la arrojó con fuerza contra el ratón que parecía observarlo atentamente a pocos pasos de distancia...
La muñeca menor
Rosario Ferré
La tía vieja había sacado desde muy temprano el sillón al balcón que daba al cañaveral como hacía siempre que se despertaba con ganas de hacer una muñeca. De joven se bañaba a menudo en el río, pero un día en que la lluvia había recrecido la corriente en cola de dragón había sentido en el tuétano de los huesos una mullida sensación de nieve...
Tríptico del gato
José Emilio Pacheco
El Génesis lo calla pero el gato debe de haber sido el primer animal sobre la tierra, el núcleo a partir del cual se generaron todas las especies. En una de sus andanzas por el planeta humeante el gato inventó a los seres humanos...
La noche de los siete minutos
Georges Simenon
"Sherlock Holmes se encerraba bajo llave, sembraba el piso de colillas de cigarrillos y se concentraba en una pose romántica, cuando no recurría a su violín. Para pensar, G.7 se contenta con mezclarse con la multitud..."
La Mansión de Araucaíma
Álvaro Mutis
Había sido antaño soldado de fortuna, mercenario a sueldo de gobiernos y gentes harto dudosas. Frecuentador de bares en donde se enrolaban voluntarios de guerras coloniales, hombres de armas que sometían a pueblos jóvenes e incultos que creían luchar por su libertad y sólo conseguían una ligera fluctuación en las bulliciosas salas de la Bolsa...
El Silencio Blanco
Jack London
—Carmen no durará más de un par de días. Mason escupió un trozo de hielo y recorrió compasivamente con la vista el cuerpo del pobre animal. Luego se llevó una pata del perro a la boca y comenzó a arrancar con los dientes el hielo que se apiñaba cruelmente entre los dedos...