El judío errante
Rudyard Kipling
-Si das una vuelta al mundo en dirección al Oriente, ganas un día -le dijeron los hombres de ciencia a John Hay. Y durante años, John Hay viajó al Este, al Oeste, al Norte y al Sur, hizo negocios, hizo el amor y procreó una familia como han hecho muchos hombres, y la información científica consignada arriba permaneció olvidada en el fondo de su mente, junto con otros mil asuntos de igual importancia...
Caín
Fredric Brown
En el pasillo, al nuevo guardián, el pelirrojo, no le gustaban aquellos gemidos ahogados; no creía que fuera a gustarle aquel nuevo trabajo. Sin embargo, estaba de servicio, como Joe, durante toda la noche. Joe señaló con un dedo...
El charlestón
José Donoso
A veces pienso que la vida sería harto triste si uno no tuviera amigos con quienes divertirse y tomar juntos unos buenos tragos de vino de vez en cuando...
La debutante
Leonora Carrington
En la época en que fui debutante, solía ir a menudo al parque zoológico. Iba tan a menudo que conocía más a los animales que a las chicas de mi edad. Era porque quería huir del mundo, por lo que me hallaba a diario en el zoológico. El animal que mejor llegué a conocer fue una hiena joven...
La nariz
Nikolái Gógol
En marzo, el día 25, sucedió en San Petersburgo un hecho de lo más insólito. El barbero Iván Yákovlevich, domiciliado en la Avenida Voznesenski (su apellido no ha llegado hasta nosotros y ni siquiera figura en el rótulo de la barbería, donde sólo aparece un caballero con la cara enjabonada y el aviso de «También se hacen sangrías»), el barbero Iván Yákovlevich se despertó bastante temprano y notó que olía a pan caliente...
La casa del viento
Alejandro Dumas (hijo)
Sobre la costa que se extiende entre Dieppe y el cabo de Ailli, encuéntrase una aldea encantadora que ninguno de mis lectores conoce, probablemente. Se llama Varengeville y es allí donde los arqueólogos enamorados de la arquitectura del siglo XVI van a visitar las ruinas del castillo de Angó...
La erupción estrellada
Mijaíl Bulgákov
Era ella. Me lo sugería el instinto. No podía contar con mi experiencia. Yo, un médico que había terminado la universidad apenas seis meses atrás, no la tenía...
Acuérdate
Juan Rulfo
Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y que murió recitando el “rezonga ángel maldito” cuando la época de la gripe. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él...
Cuentos de Canterbury – El cuento del alguacil
Geoffrey Chaucer
Señoras y caballeros: creo que hay en Yorkshire una región pantanosa llamada Holderness, donde había una vez un fraile que iba por ahí predicando, y también mendigando, desde luego...
Algún día
Isaac Asimov
Niccolo Mazetti estaba tumbado boca abajo sobre la alfombra, con la barbilla apoyada en su pequeña mano, y escuchaba desconsoladamente al Narrador. Había incluso sospecha de lágrimas en sus ojos oscuros, un lujo que un muchacho de once años únicamente podía permitirse estando solo...
Cara de luna
Jack London
La cara de Juan Claverhouse era un fiel trasunto de la luna llena; ya conocen ustedes el tipo: los pómulos muy separados, la barbilla y la frente redondas, hasta confundirse con los rubicundos mofletes, y la nariz ancha y corta, como una pelota de pan aplastada en la pared, ocupando el centro de la circunferencia...
Érase una vez
Nadine Gordimer
Me escribe una persona pidiéndome que colabore en una antología de cuentos para niños. Contesto que no escribo cuentos para niños; y vuelve a escribirme entonces, diciéndome que en un reciente congreso-seminario-feria del libro cierto novelista dijo que todo escritor debería escribir por lo menos un cuento para niños...
El amor que no podía ocultarse
Enrique Jardiel Poncela
Durante tres horas largas hice todas aquellas operaciones que denotan la impaciencia en que se sumerge un alma: consulté el reloj, le di cuerda, volví a consultarlo, le di cuerda nuevamente, y, por fin, le salté la cuerda...
El balde
Horacio Quiroga
-¡Señora! -gritó la sirvienta sofocada aún por la rápida ascensión-: son del depósito de abajo. Están enojadísimos con los niños… han querido quemar todo...
Dos sabios
Leopoldo Alas (Clarín)
En el balneario de Aguachirle, situado en lo más frondoso de una región de España muy fértil y pintoresca, todos están contentos, todos se estiman, todos se entienden, menos dos ancianos venerables, que desprecian al miserable vulgo de los bañistas y mutuamente se aborrecen...
El árbol de la ciencia
Henry James
Entre otras convicciones secretas, cual las que todos albergamos, Peter Brench estimaba como el más grande logro de su vida no haber emitido jamás un juicio comprometedor sobre la obra, como era denominada, de su amigo Morgan Mallow...
San Antoñito
Tomás Carrasquilla
Aguedita Paz era una criatura entregada a Dios y a su santo servicio. Monja fracasada por estar ya pasadita de edad cuando le vinieron los hervores monásticos, quiso hacer de su casa un simulacro de convento, en el sentido decorativo de la palabra...
Entrevista
Rubem Fonseca
M —Doña Gisa me mandó para acá. ¿Puedo entrar? H —Entra y cierra la puerta. M —Está oscuro aquí adentro. ¿Dónde enciendo la luz? H —Déjala así...
El canario
Katherine Mansfield
¿Ves aquel clavo grande a la derecha de la puerta de entrada? Todavía me da tristeza mirarlo, y, sin embargo, por nada del mundo lo quitaría. Me complazco en pensar que allí estará siempre, aun después de mi muerte. A veces oigo a los vecinos que dicen: «Antes allí debía de colgar una jaula». Y eso me consuela: así siento que no se le olvida del todo...
El descubrimiento de la circunferencia
Leopoldo Lugones
Clinio Malabar era un loco, cuya locura consistía en no adoptar una posición cualquiera, sentado, de pie o acostado, sin rodearse previamente de un círculo que trazaba con una tiza. Llevaba siempre una tiza consigo, que reemplazaba con un carbón cuando sus compañeros de manicomio se la sustraían, y con un palo si se hallaba en un sitio sin embaldosar...