Relatos

Joseph Turner

El niño suicida

Rafael Dieste

Cuando el tabernero acabó de leer aquella noticia inquietante -un niño se había suicidado pegándose un tiro en la sien derecha- habló el vagabundo desconocido que acababa de comer muy pobremente en un rincón de la tasca marinera, y dijo:..
Caballo mostrando sus dientes. Foto por Mikael Kristenson en Unsplash

A matacaballo

Stephen Crane

Richardson detuvo su caballo y volvió la vista por el sendero en el que el sarape rojo de su criado brillaba entre el polvo del mezquital. Las montañas en el poniente se volvían picachos del azul más profundo...
Going to Service. Por Richard Redgrave

El crimen invisible

Catherine Crowe

En 1842 en el barrio de Marylebone, se derribó una casa a la que ya no acudía ningún huésped desde hacía ya muchos años, y cuyos propietarios no estaban dispuestos a gastar más dinero en reparaciones...
Hombre sosteniendo libros. Foto Clem Onojeghuo en Unsplash

La ganga

Truman Capote

Varias cosas de su marido irritaban a la señora Chase. Por ejemplo, su voz: siempre sonaba como si estuviera apostando en un juego de póquer. Escuchar su pronunciación lenta e indiferente la exasperaba, sobre todo ahora que, hablando con él por teléfono, ella estaba tan exaltada...
Three saints fresco by Ghirlandaio. Foto Sailko

La última batalla

Rosa Chacel

Los creyentes estaban agolpados en la falda de la colina alrededor del Profeta. –Combatid a los infieles hasta que ni uno solo pueda dar lugar con su existencia a la tentación. Luchad olvidando los bienes de la tierra, porque mayores serán los que alcanzaréis muriendo por la fe. Él es misericordioso...
Hoja en un lago. Foto por Andre Hunter en Unsplash

La ahogada

Agatha Christie

Don Henry Clithering, excomisionado de Scotland Yard, estaba hospedado en casa de sus amigos, los Bantry, cerca del pueblecito de St. Mary Mead. El sábado por la mañana, cuando bajaba a desayunar a la agradable hora de las diez y cuarto, casi tropezó con su anfitriona, la señora Bantry, en la puerta del comedor. Salía de la habitación evidentemente presa de una gran excitación y contrariedad...
Manalîhha. Foto por Jr Korpa en Unsplash

Una mujer amaestrada

Juan José Arreola

Hoy me detuve a contemplar este curioso espectáculo: en una plaza de las afueras, un saltimbanqui polvoriento exhibía una mujer amaestrada. Aunque la función se daba a ras del suelo y en plena calle, el hombre concedía la mayor importancia al círculo de tiza previamente trazado, según él, con permiso de las autoridades...

Caronte

Lord Dunsany

Caronte se inclinó hacia delante y remó. Todas las cosas eran una con su cansancio. Para él no era una cosa de años o de siglos, sino de ilimitados flujos de tiempo, y una antigua pesadez y un dolor en los brazos que se habían convertido en parte de un esquema creado por los dioses y en un pedazo de Eternidad...
Sauce. Foto por Fran en Unsplash

Sauce ciego, mujer dormida

Haruki Murakami

Al cerrar los ojos percibí el olor del viento. Un airecillo de mayo con turgencias afrutadas. Ahí estaba la piel, y la pulpa, blanda y jugosa, y las semillas. La fruta reventó en el aire y las semillas, convertidas en una nube de blandos perdigones, dieron contra mi brazo desnudo. Atrás, sólo dejaron un dolor tenue...
Espiral. Foto por Cristina Gottardi en Unsplash

El blanco y el negro

Voltaire

Todo el mundo en la provincia de Candahar conoce la aventura del joven Rustán. Era hijo único de un mirza de la región; como quien dice un marqués en Francia o un barón en Alemania. Su padre, el mirza, tenía una fortuna considerable. El joven Rustán debía casarse con una doncella o mirzesa de su condición. Las dos familias deseaban apasionadamente. El debía ser el consuelo de sus padres, hacer feliz a su mujer y serlo con ella...
Ojo. Foto por v2osk en Unsplash

Un ojo desaparecido

Mijaíl Bulgákov

Así pues, había transcurrido un año. Justamente un año desde el momento en que llegué a esta misma casa. También entonces colgaba una cortina de lluvia detrás de las ventanas y también entonces las últimas hojas de los abedules se marchitaban melancólicamente. Parecía que nada había cambiado a mi alrededor. Pero yo sí había cambiado mucho. Decidí festejar, en la más completa soledad, esta noche de recuerdos…
Invierno en Siberia. Foto por Klara Kulikova en Unsplash

Un árbol de Noel y una boda

Fiódor Dostoyevski

Hace un par de días asistí yo a una boda… Pero no… Antes he de contarles algo relativo a una fiesta de Navidad. Una boda es, ya de por sí, cosa linda, y aquella de marras me gustó mucho… Pero el otro acontecimiento me impresionó más todavía. Al asistir a aquella boda, hube de acordarme de la fiesta de Navidad. Pero voy a contarles lo que allí sucedió...
Gato negro. Por Karen Arnold

El gato del Brasil

Arthur Conan Doyle

Es una desgracia para un joven tener aficiones caras, grandes expectativas de riqueza, parientes aristocráticos, pero sin dinero contante y sonante, y ninguna profesión con que poder ganarlo. El hecho es que mi padre, hombre bondadoso, optimista y jactancioso, tenía una confianza tal en la riqueza y en la benevolencia de su hermano mayor, solterón, lord Southerton, que dio por hecho el que yo, su único hijo, no me vería nunca en la necesidad de ganarme la vida...
Lewis Hine, Archie Love, mill worker, 14 years old, Chester, South Carolina, 1908

Asunto de familia

Salvador Garmendia

Por aquella época, se conocían los fotógrafos ambulantes que solían ser también barberos. Se decía que podían volar y tal vez por eso nadie los veía llegar a los lugares. Este era un hombrecito sonajoso, toda la ropa cubierta de santos y espejitos colgantes, que hacían un ruido menudo y alegre cuando caminaba...
Libros. Foto por Joanna Kosinska en Unsplash

El pequeño escribiente florentino

Edmundo de Amicis

Tenía doce años y cursaba la cuarta elemental. Era un simpático niño florentino de cabellos rubios y tez blanca, hijo mayor de cierto empleado de ferrocarriles quien, teniendo una familia numerosa y un escaso sueldo, vivía con suma estrechez...
Belleville. Foto por Heather M. Edwards en Unsplash

Invierno en Belleville

Stig Dagerman

Si París es una forma de vivir, Belleville es una forma ardua de vivir. Y en invierno una forma de sufrir. De todos los inviernos el invierno que mejor recuerdo es el invierno en que se llevaron el motor de la máquina de coser de Régine y luego se lo devolvieron. A mí me quitaron el gorro pero no me lo devolvieron. Fue un largo invierno...
Playa. Foto por Ryan Christodoulou en Unsplash

Un hallazgo

Nadine Gordimer

Que se las lleve el diablo. Un hombre que había tenido mala suerte con las mujeres decidió vivir solitario por un tiempo. Dos veces se había casado por amor. Despejó la casa de cuanto de alguna manera se le había escapado a su abnegada segunda esposa cuando se largó con las posesiones favoritas que juntos habían coleccionado -cuadros, cristal fino, hasta los mejores vinos sacados de la cava-; botó los libros en cuya guarda la primera mujer había escrito, amorosa, su nuevo nombre de casada...
Colours of the Wind. Foto por Diana Simumpande en Unsplash

Ourika

Claire de Duras

Hacía tan sólo unos meses que había llegado de Montpellier, y ejercía en París la profesión de médico cuando, una mañana, fui llamado al barrio de Saint-Jacques para visitar a una joven religiosa enferma, en un colegio...
Barco fantasma. Foto por Tanya Hart

El barco fantasma

Ciro Alegría

Por los lentos ríos amazónicos navega un barco fantasma, en misteriosos tratos con la sombra, pues siempre se lo ha encontrado de noche. Está extrañamente iluminado por luces rojas, tal si en su interior hubiese un incendio...
Libros. Foto por Alfons Morales en Unsplash

Una aventura literaria

Roberto Bolaño

B escribe un libro en donde se burla, bajo máscaras diversas, de ciertos escritores, aunque más ajustado sería decir de ciertos arquetipos de escritores. En uno de los relatos aborda la figura de A, un autor de su misma edad pero que a diferencia de él es famoso, tiene dinero, es leído, las mayores ambiciones (y en ese orden) a las que puede aspirar un hombre de letras...