El ojo sin párpado
Philarète Chasles
«¡HALLOWE’EN!, ¡Hallowe’en!, gritaban todos». ¡Esta es la noche santa, la gran noche de los skelpies y de las hadas! Carrick, y tú, Colean, ¿venís? Están ya todos los de Carrick-Border, y van a venir nuestra Meg y nuestra Jeannie...
La historia de Willie el vagabundo
Walter Scott
Puede que hayáis oído hablar de Sir Robert Redgauntlet, del señorío de Redgauntlet, que vivió en estas tierras hace ya mucho tiempo. Siempre se le recordará en la región; nuestros padres solían contener el aliento cuando oían su nombre...
El poder
Fredric Brown
El poder le llegó repentinamente a Larry Snell, surgido de la nada e inesperadamente. Cómo y por qué lo obtuvo, nunca lo supo. Vino a él; eso es todo...
Historia del endemoniado Pacheco
Jan Potocki
Finalmente, desperté de verdad. El sol quemaba mis párpados, que apenas si podía abrir. Entreví el cielo y me di cuenta de que me hallaba al aire libre. Pero el sueño pesaba aún sobre mis ojos, y aunque ya no dormía, todavía no estaba despierto del todo...
¡Piensa!
Isaac Asimov
La doctora en medicina Genevieve Renshaw tenía las manos profundamente metidas en los bolsillos de su bata de laboratorio y, mientras hablaba con gran calma, sus puños se destacaban claramente de aquéllos.
Sacatove
Leconte de Lisle
No corresponde sino a las obras realmente hermosas dar lugar a imitaciones afortunadas o desafortunadas. Son otros tantos homenajes indirectos ofrecidos al genio, y que no le han faltado al más donoso, al más emotivo de los poemas, Pablo y Virginia, que Bernardin de Saint-Pierre catalogaba modestamente como una pastoral...
Ben Tovit
Leónidas Andréiev
El día terrible en que se realizó la mayor injusticia del mundo, en que se crucificó en el Gólgota, entre dos bandidos, a Cristo, ese mismo día, el comerciante de Jerusalén Ben-Tovit tenía, desde por la mañana, un dolor horrible de muelas...
La jarra de plata
Truman Capote
Saliendo del colegio me iba a trabajar a la farmacia Valhalla. El dueño era mi tío, el señor Ed Marshall. Lo llamaba «Señor Marshall» porque todo el mundo, incluida su esposa, lo llamaba así. Con todo, era un hombre simpático...
Ahora que me acuerdo
Miguel Ángel Asturias
Los Güegüechos de gracia José y Agustina, conocidos en el pueblo con los diminutivos de Don Chepe y la Niña Tina hacen la cuenta de mis años con granos de maíz, sumando de uno en uno de izquierda a derecha, como los antepasados los puntos que señalan los siglos en las piedras...
El manuscrito de un loco
Charles Dickens
¡Sí…! ¡Un loco! ¡Cómo sobrecogía mi corazón esa palabra hace años! ¡Cómo habría despertado el terror que solía sobrevenirme a veces, enviando la sangre silbante y hormigueante por mis venas, hasta que el rocío frío del miedo aparecía en gruesas gotas sobre mi piel y las rodillas se entrechocaban por el espanto!...
El costo de la vida
Carlos Fuentes
Salvador Rentería se levantó muy temprano. Cruzó corriendo la azotea. No calentó el boiler. Se quitó los calzoncillos y el chubasco frío le sentó bien. Se fregó con la toalla y regresó al cuarto. Ana le preguntó desde la cama si no iba a desayunar. Salvador dijo que se tomaría un café por ahí...
La calle de los cocodrilos
Bruno Schulz
Mi padre conservaba en el cajón inferior de su amplio escritorio un hermoso plano antiguo de nuestra ciudad. Era en realidad todo un volumen en folio, de pergaminos que, unidos por medio de cintas, formaban un inmenso mapa mural que representaba un panorama a vuelo de pájaro...
La edad madura
Henry James
Aquel día de abril era templado y luminoso, y el pobre Dencombe, feliz en la presunción de que sus energías se recuperaban, estaba parado en el jardín del hotel, comparando los atractivos de diversos paseos tranquilos, con una parsimonia en la cual, empero, todavía se echaba de ver cierta laxitud...
El vendedor de pararrayos (relato)
Herman Melville
El cuento se ambienta en medio de una tormenta cuando llama a la puerta de una casa un vendedor de pararrayos. En el breve relato bajo la lluvia y los relámpagos se inicia una lucha simbólica entre el bien y el mal, la religión y la ciencia entre dos personajes anclados a sus creencias...
El famoso cohete
Oscar Wilde
El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general. Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesa iba acostada entre las alas del cisne...
La mancha indeleble
Juan Bosch
Todos los que habían cruzado la puerta antes que yo habían entregado sus cabezas, y yo las veía colocadas en una larga hilera de vitrinas que estaban adosadas a la pared de enfrente...
Celefais
H. P. Lovecraft
En un sueño, Kuranes vio la ciudad del valle, y la costa que se extendía más allá, y el nevado pico que dominaba el mar, y las galeras de alegres colores que salían del puerto rumbo a lejanas regiones donde el mar se junta con el cielo. Fue en un sueño también, donde recibió el nombre de Kuranes, ya que despierto se llamaba de otra manera...
El pobre Bill
Lord Dunsany
En una antigua guarida de marineros, una taberna del puerto, se apagaba la luz del día. Frecuenté algunas tardes aquel lugar con la esperanza de escuchar, de los marineros que allí se inclinaban sobre extraños vinos, algo acerca de un rumor que había llegado a mis oídos de cierta flota de galeones de la vieja España que aún se decía que flotaba en los mares del Sur por alguna región no registrada en los mapas...
La estrella
Arthur C. Clarke
Hay tres mil años luz hasta el Vaticano. En otro tiempo creía que el espacio no podía alterar la fe; y lo creía al igual que consideraba fuera de duda el que los cielos cantaran la gloria de la obra de Dios. A la sazón he visto esa obra y mi fe se encuentra considerablemente minada...
Felicidad
Katherine Mansfield
A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír… simplemente por nada...