Relatos

Desvanecimiento

Clarice Lispector

No es que fuéramos amigos desde hacía mucho tiempo. Nos conocimos solo en el último año de la escuela. Desde ese momento, estábamos juntos a cualquier hora. Hacía tanto tiempo que los dos necesitábamos de un amigo que no había nada que no confiásemos el uno al otro...

Huitzilopoxtli

Rubén Darío

Tuve que ir, hace poco tiempo, en una comisión periodística, de una ciudad frontera de los Estados Unidos, a un punto mexicano en que había un destacamento de Carranza. Allí se me dio una recomendación y un salvoconducto para penetrar en la parte de territorio dependiente de Pancho Villa, el guerrillero y caudillo militar formidable...

Así

Carson McCullers

Aunque Marian, mi hermana, tiene dieciocho años y es cinco mayor que yo, estábamos más unidas y nos divertíamos más juntas que la mayoría de las hermanas. Y, más o menos, lo mismo sucedía con Dan, nuestro hermano. En verano íbamos los tres juntos a nadar. De noche, en invierno, era frecuente que jugáramos al bridge de tres o al Michigan, con cinco o diez centavos de apuesta. Los tres nos divertíamos solos más que ninguna de las familias que conozco. Así era siempre hasta que ha pasado esto...

La Perla de Toledo

Prosper Mérimée

¿Quién me dirá si el Sol es más bello en el amanecer que en el ocaso? ¿Quién me dirá del olivo y el almendro cuál es el más bello árbol? ¿Quién me dirá entre el valenciano y el andaluz cuál es el más bravo? ¿Quién me dirá cuál es la más bella de las mujeres?...

Ladrón de sábado

Gabriel García Márquez

Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años...
Caballo blanco. Foto por Jeison Higuita en Unsplash

Mi caballo mago

Sabine Ulibarrí

Era blanco. Blanco como el olvido. Era libre. Libre como la alegría. Era la ilusión, la libertad y la emoción. Poblaba y dominaba las serranías y las llanuras de las cercanías. Era un caballo blanco que llenó mi juventud de fantasía y poesía...

Anuncio

Juan José Arreola

Dondequiera que la presencia de la mujer es difícil, onerosa o perjudicial, ya sea en la alcoba del soltero, ya en el campo de concentración, el empleo de Plastisex©, es sumamente recomendable...

Arrepentimiento

Kate Chopin

Mamzelle Aurélie tenía una figura imponente, mejillas coloradas, cabellos que variaban de castaño a gris, y una mirada enérgica. En la granja llevaba puesto un sombrero de hombre, un viejo sobretodo militar azul cuando hacía frío, y a veces botas de campaña...

¿Cuánta tierra necesita un hombre?

León Tolstói

Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza...

La historia de los duendes que secuestraron a un enterrador

Charles Dickens

En una antigua ciudad abacial, en el sur de esta parte del país, hace mucho, pero que muchísimo tiempo -tanto que la historia debe ser cierta porque nuestros tatarabuelos creían realmente en ella-, trabajaba como enterrador y sepulturero del campo santo un tal Gabriel Grub...

El guardián de su hermano

Dashiell Hammett

Sé que muchos hablaban mal de Loney, pero conmigo siempre fue fabuloso. Desde que tengo memoria fue fabuloso, y supongo que me habría caído tan bien si hubiese sido cualquiera en lugar de mi hermano. De todos modos, me alegro de que no fuera cualquiera...

La noche que lo dejaron solo

Juan Rulfo

-¿Por qué van tan despacio? -les preguntó Feliciano Ruelas a los de adelante-. Así acabaremos por dormirnos. ¿Acaso no les urge llegar pronto? -Llegaremos mañana amaneciendo -le contestaron...

El paso castellano

Marcel Prévost

El viejo y pequeño castillo de Vornay, en los tiempos en que Margarita y Pedro se hablaron por primera vez, no tenía ya más moradores que a la misma Margarita y a su padre, a quien en la comarca unos llamaban el vizconde y otros el baroncillo...
Scaffold in Storm, por Carl Blechen

La ejecución

Hermann Hesse

En su peregrinación, el maestro y algunos de sus discípulos bajaron de la montaña al llano y se encaminaron hacia las murallas de la gran ciudad. Ante la puerta se había congregado una gran muchedumbre...

Una bella película

Guillaume Apollinaire

¿Sobre qué conciencia no pesa un crimen? -preguntó el barón d’Ormesan-. Por mi parte, ya no los cuento más. He cometido algunos que me produjeron bastante dinero, y si hoy no soy millonario, debo culpar más bien a mis apetitos que a mis escrúpulos...

Un resumen

Virginia Woolf

Como sea que dentro de la casa hacía calor y las estancias estaban atestadas, como sea que en una noche como aquélla no había riesgo de humedad, como sea que los farolillos chinos parecían pender como frutos rojos y verdes, en el fondo de un bosque encantado, el señor Bertram Pritchard llevó a la señora Latham al jardín...
Colinas

Colinas como elefantes blancos

Ernest Hemingway

Del otro lado del valle del Ebro, las colinas eran largas y blancas. De este lado no había sombra ni árboles y la estación se alzaba al rayo del sol, entre dos líneas de rieles. Junto a la pared de la estación caía la sombra tibia del edificio y una cortina de cuentas de bambú colgaba en el vano de la puerta del bar, para que no entraran las moscas...
Chica sopla un Diente de León

Alegoría

Emilio S. Belaval

Hacía tres meses, un barco español había dejado al infortunado Fernando de Almagro, a merced de unos parientes. Un avispillas del consignatario lo hizo remontar la cuesta que flota sobre el Jardín Botánico, y al llegar al miradero, le advirtió:...
Grillos

El juego de los grillos

Gustav Meyrink

-¿Y? -preguntaron los señores al entrar el profesor Goclenius más rápidamente de lo que era su costumbre y visiblemente alterado-. ¿Le entregaron las cartas? ¿Ya está Johannes Skoper viajando de regreso a Europa? ¿Cómo se encuentra? ¿Llegó alguna colección con el correo? -inquirían todos a la vez...
Pared de ladrillos

Las paredes están frías

Truman Capote

-…así que Grant les ha dicho que vinieran a una fiesta fantástica y, bueno, ha sido así de fácil. La verdad, creo que ha sido una genialidad recogerlos, solo Dios sabe que podrían resucitarnos de la tumba...