Los pájaros
Daphne du Maurier
"Blancos y negros, gaviotas y chovas, mezcladas en extraña camaradería, buscando alguna especie de liberación, nunca satisfechas, nunca inmóviles. Bandadas de estorninos, susurrantes como piezas de seda, volaban hacia los frescos pastos, impulsados por idéntica necesidad de movimiento, y los pájaros más pequeños, los pinzones y las alondras, se dispersaban sobre los árboles y los setos."
El cazador Gracchus
Franz Kafka
"Habían retirado el paño de la camilla. En ella yacía un hombre con pelo y barba espesos, completamente descuidados, de piel bronceada, con el aspecto de un cazador. Permanecía inmóvil, aparentemente sin respirar, con los ojos cerrados; sin embargo, todo lo que le rodeaba indicaba que tal vez se trataba de un muerto."
El marido rural
John Cheever
"Y así fue. Nada sucedió. Cuando estuvo claro que el avión no se quemaría ni estallaría, la tripulación y la azafata reunieron a los pasajeros y los hicieron refugiarse en un granero. No estaban lejos de Filadelfia, y al cabo de un rato una hilera de taxis los llevó a la ciudad."
El mendigo de almas
Giovanni Papini
"No bien estuve afuera, una frase imprevista se apoderó de mi mente -una frase que había escuchado repetir muchas veces y cuyo autor no recordaba. “Si un hombre cualquiera, incluso el más simple, supiese narrar su vida entera construiría una de las más grandes novelas que se hayan escrito nunca.”"
Después de la tormenta
Ernest Hemingway
"Aquella había sido una buena tormenta. Mi lancha era la única que se veía. El agua estaba blanca como un barril de lejía y desde Eastern Harbor a Cayo Southwest no podía distinguirse la playa. En medio de la ribera se había abierto un gran canal. Los árboles fueron derribados y flotaban enteros, había pájaros muertos, ramas; de todo."
El mensaje desaparecido
Nikolái Gógol
"Un día, no sé por qué motivo, un poderoso hetman tuvo que enviar un mensaje a la zarina. El escribiente del regimiento —¡diablos, ya me he olvidado de su apellido!… algo así como Viskriak o Motúzochka o Golopútsek…"
El cordel del dedo
Giovanni Boccaccio
El cordel del dedo es un cuento de Giovanni Boccaccio que narra la historia de un joven que se enamora de una mujer casada y le envía un regalo muy peculiar. ¿Quieres saber qué es y cómo reacciona ella? Descubre este relato lleno de humor, ironía y erotismo, que forma parte del famoso Decamerón, una obra maestra de la literatura universal. No te pierdas esta oportunidad de leer una joya del siglo XIV que sigue vigente y sorprendente hoy en día.
Flota vengadora
Fredric Brown
"Pero la batalla terminó con más rapidez que cualquier otra batalla de la historia. Una flota conjunta de naves terrestres y marcianas, súbitamente en paz unas con otras, salió al encuentro de los invasores y se enfrentó con ellos entre la Tierra y Venus. Nuestros efectivos eran muy superiores, y las naves invasoras fueron barridas del espacio, aniquiladas."
Paulo Pumilio
Rosa Montero
"Pero empezaré por el principio: me llamo Pablo Torres y debo de estar cumpliendo los cuarenta y dos, semana más o menos. De mi infancia poco hay que decir, a no ser que mi verdadera madre tampoco supo comprenderme y me abandonó, de tiernos meses, a la puerta de un cuartelillo de la Guardia Civil, con mi nombre escrito en un retazo de papel higiénico prendido en la pechera."
El armario
Thomas Mann
"El cobertizo de la estación estaba casi sumido en la oscuridad. Madrugada o anochecer… no lo sabía. Había dormido. ¿Quién podía decir si habían sido dos, cinco o doce horas? En alguna ocasión había dormido durante veinticuatro o quizá más, de un tirón, con un sueño extraordinariamente profundo."
El árbol de cerezo y el silbido mágico
Osamu Dazai
"Los campos y las montañas estaban en pleno esplendor y hacía tanto calor que constantemente me entraban ganas de desnudarme y de lanzarme a correr por los campos, acariciada por el viento. Aquel verdor tan intenso me producía como chispas en los ojos."
Cuento de los tres deseos
Jeanne Marie Leprince de Beaumont
"-Soy un hada; prometo concederles las tres primeras cosas que deseen; pero tengan cuidado: después de haber deseado tres cosas, no les concederé nada más."
El cruzado
Alejo Carpentier
"A lo lejos se oyeron toques de trompeta y repiques de címbalos, y la multitud amontonada en los muros de la ciudad pudo ver en la lontananza un punto negro que avanzaba en la llanura y que, al acercarse, crecía, extendiéndose por el horizonte como un vasto batallón de hormigas. Los cruzados estaban allí."
El escudo de hojas secas
Antonio Benítez Rojo
"Cuando entraron en la casa del santero, la vieja de la puerta dijo que no podrían ver a Fernandino hasta la noche porque había mucha gente por delante. Isolina, sofocada, se abrió sitio en el sofá abanicándose con un periódico que alguien había dejado en la mesa del centro: luego, abriendo la boca y quejándose de que le faltaba el aire, se tiró encima de una negra y empezó a gritar con los ojos en blanco y agarrándose el vientre"
Jardines de Kew
Virginia Woolf
"Las figuras de esos hombres y mujeres caminaban lentamente detrás del cantero con un curioso movimiento irregular, no muy diferente del de las mariposas blancas y azules, que atravesaban el césped volando en zigzag de cantero en cantero."
El aventurero húngaro
Anaïs Nin
"Cuando se metió entre bastidores para verla, ella estaba vistiéndose, rodeada de gran profusión de flores, y, para deleite de sus admiradores, que se sentaban a su alrededor, se daba carmín en el sexo con su lápiz labial, sin permitir que ningún hombre hiciera el menor gesto en dirección a ella."
¡A nadar, peces!
Ricardo Palma
"Posible es que algunos de mis lectores hayan olvidado que el área en que hoy está situada la estación del ferrocarril de Lima al Callao constituyó en días no remotos la iglesia, convento y hospital de las padres juandedianos."
El pequeño fotógrafo
Daphne du Maurier
"Luego bajó la voz y se calló estúpidamente, pues el rostro que la miraba desde la abierta ventana era tan inesperado y tan dulce que podía haber sido el de un santo bajado de las vidrieras de una catedral. Aquel rostro aparecía enmarcado en una masa de negros y rizados cabellos. Tenía la nariz recta y fina, la boca firmemente moldeada, y los ojos, oscuros, solemnes y tiernos, eran como los de una gacela."
El mapa del amor
Dylan Thomas
"Beth Rib y Reuben señalaron el mar verde que rodeaba la isla. Este corría por entre las quebrazas como niño por sus primeras grutas. Marcaron los canales bajo el mar, dibujados esquemáticamente, que engarzaban la isla de las primeras bestias con las tierras palustres. Avergonzados de las plantas semilíquidas que brotaban del pantano, los venenos trazados a pluma que se cocían en las matas y la copulación en el barro secundario, los niños se ruborizaron."
Boletos, por favor
D. H. Lawrence
Descubre el cuento “Boletos, por favor” de D. H. Lawrence, un relato que te llevará por los pueblos mineros de los Midlands en Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial. Vive las emociones, los riesgos y los romances que se suceden en un tranvía lleno de personajes inolvidables. Un cuento de aventuras que también es una crítica social y una reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad.