Sí me tocaras el corazón
Isabel Allende
"Cuarenta y siete años más tarde, cuando Hortensia fue rescatada del foso donde había permanecido sepultada y los periodistas viajaron de todas partes del país para fotografiarla, ni ella misma sabía ya su nombre ni cómo llegó hasta allí..."
Acerca de los besos
Hermann Hesse
"Entonces me invadió una cierta fiebre y sentí una violenta envidia hacia aquel primo mayor que yo, a quien veía coger frutos inaccesibles para mí. En la cena clave mis ojos en los suyos, porque creía que por su mirada o sus labios se sabría de alguna forma que había besado y disfrutado del amor..."
Una noche de canto
Isaac Asimov
"La cuestión es que estaba perdidamente enamorado de una mujer, una mujer determinada. Era un ángel, decía. No podía vivir sin ella. Era la única en todo el universo, y sin ella el mundo era una loncha de jamón empapada de grasa para lubricar motores. Ya sabes cómo hablan los enamorados..."
Prisa
Octavio Paz
"Tengo prisa por estar. Corro tras de mí, tras de mi sitio, tras de mi hueco. ¿Quién me ha reservado ese sitio? ¿Cómo se llama mi fatalidad? ¿Quién es y qué es lo que me mueve y quién y qué es lo que aguarda mi advenimiento para cumplirse y para cumplirme? No sé, tengo prisa. Aunque no me mueva de mi silla, ni me levante de la cama..."
Cartas a los muertos
Felisberto Hernández
"Y ahora lo ataco de frente. De esa vanidad tiene Ud. que cuidarse. En caso contrario, andará Ud. como un viejo que pretende tener una aventura. Si sigue Ud. con la pretensión de querer hacer nuevos poemas será el peor plagiario de sí mismo, arrojará una luz falsa sobre su poesía anterior y la desprestigiará..."
A la vera del brasero
Teresa Wilms Montt
"Yo, la más soñadora y fantástica de todas, provocaba la risa de mis hermanas con mis salidas románticas, en medio de una vulgar reyerta sobre la propiedad de una fruta o de cualquier baratija de nuestros juguetes. Esto me valió apodo de loca” que me prodigaban en coro..."
Después
Edith Wharton
"De entre la gran cantidad de cosas rematadamente extrañas que sucedieron al día siguiente, lo que ella acabaría recordando como lo más desconcertante fue la repentina y total recuperación de su sentido de la seguridad. Estaba ya en el aire cuando despertó en la oscura habitación de techo bajo..."
El cono
H. G. Wells
"A medida que se alejaban de los montones de carbón, ladrillos y minerales, los ruidos del molino resonaban sobre ellos, fuertes, cercanos y distintos. Tres trabajadores pasaron y se llevaron la mano a la gorra al ver a Harrocks. Sus rostros no se distinguían en la oscuridad..."
La voz de El-Lil
Robert E. Howard
"Nos ataron a Conrad y a mí de pies y manos y dieron muerte a Selim allí mismo: le abrieron la garganta como si fuera un cerdo mientras daba patadas y aullaba. Una visión espantosa; Conrad casi se desmayó y yo me atrevo a decir que empalidecí un poco..."
El buey de barro
José Echegaray
"Andaba por donde quería: por las que llamaremos calles de la aldea, jugando con otros chicos; por el campo, robando patatas, o berzas, o frutas, o lo que la estación daba de sí. Por el monte, trepando a los árboles para coger nidos, o durmiendo a su sombra. En cambio, por la noche nunca tenía donde dormir a cubierto..."
El demonio de dos centímetros
Isaac Asimov
"—Oh, Azazel…, se llama así. Es un demonio amistoso. Sospecho que no está muy bien considerado en sus antros nativos, pues se le nota extraordinariamente ansioso por impresionarme con sus poderes, salvo que no quiere utilizarlos para enriquecerme, como debería hacer, tratándose de una honorable amistad. Dice que sus poderes deben ser utilizados tan sólo para hacer el bien a otros..."
La fría mano del misterio
Wenceslao Fernández Flórez
"Y Osvina me lo había dicho todo. Habían evocado una vez el espíritu de su primer novio, aquel que murió una noche de tempestad, en las aguas alborotadas de la ría, cuando se obstinó en cruzar él solo de margen a margen para ver a la amada. Los marineros no quisieron partir y marchó él en la dorna, jurando por Dios que habría de llegar junto a Osvina. Murió.."
La despedida
Ignacio Aldecoa
"Cuando fue disminuyendo la velocidad del tren, la joven sentada junto a la ventanilla, en el sentido de la marcha, se levantó y alisó su falda y ajustó su faja con un rápido movimiento de las manos, balanceándose, y después se atusó el pelo de recién despertada, alborotado, mate y espartoso."
Calixto Garmendia
Ciro Alegría
"Sucedió que vino una epidemia de tifo, y el panteón se llenó con los muertos del propio pueblo y los que traían del campo. Entonces las autoridades echaron mano de nuestro terrenito para panteón. Mi padre protestó diciendo que tomaran tierra de los ricos, cuyas haciendas llegaban hasta la propia salida del pueblo..."
El auge del capitalismo
Donald Barthelme
"El capitalismo coloca a cada hombre en competencia con sus compañeros por una parte de la riqueza disponible. Unas pocas personas acumulan grandes montones, pero la mayoría no. El sentido de comunidad cae víctima de esta lucha. El aumento de la abundancia y la prosperidad está atado a la “productividad” creciente..."
Al fin se paga todo
María de Zayas y Sotomayor
"Era al parecer de hasta veinte y cuatro años, y tan hermosa que, sin ser parte el guardarla, le robó el alma con la belleza de sus ojos, tanto que si no se le pusiera por delante la fe que debía guardar a quien se había fiado de él, casi se atreviera a ser Tarquino de tan divina Lucrecia..."
En el minuto exacto
Pedro Juan Gutiérrez
"Nos quedamos en silencio. Me da la impresión de que se distancia. Fuma y mira por la ventana que tiene al frente. Se ve un pedazo de cielo azul con nubes pequeñas y blancas. También se ven algunos edificios del Vedado y de Centro Habana. Parece que se queda flotando en el vacío y gana distancia y frialdad. Sin mirarme directamente me dice:"
Alma caníbal
Rosa Montero
"La noche fue muy larga y al final me quedé a dormir con él. Al apagar la luz descubrí junto a su cama un cuchillo de monte antiguo y grande, encerrado en una funda de cuero y semioculto tras una pila de libros; y fue como recibir la confirmación de una sentencia."
El asistente
Pedro Antonio de Alarcón
"Todos cuentan algo: hasta el más taciturno y desconfiado descubre el fondo de su alma. Los criados o mozos (según que sea en casa o en fonda) han abandonado el comedor. Ya no se habla de música, de política, de literatura, de religiones…"
Dejando la casa amarilla
Saul Bellow
"Salió corriendo colina arriba. La cadena, la pala y la palanca chocaron a los lados del camión. Ella estaba asustada, se agarraba el brazo y se quejaba. Los perros de Rolfe saltaron para lamerla cuando atravesó la verja. Ella se echó un poco hacia atrás llorando: «Abajo, abajo»."