El enamorado portugués
Miguel de Cervantes Saavedra
"¡Ay de mí, que no es posible que me detenga en estas circunstancias, porque a las puertas de mi vida está llamando la muerte, y temo que no me ha de dar espacio para contar mis desventuras; que, si así fuese, no las tendría yo por tales!..."
Dos soldados
William Faulkner
"Frío no hacía, pero la noche estaba más negra que nunca, y aquella carretera se extendía delante de mí como si al no usarla nadie se fuese a estirar hasta ser el doble de larga, como se estira uno al tumbarse, así que durante un buen rato pareció que cuando saliera el sol a mi espalda me iba a pillar mucho antes de haber recorrido las veintidós millas que me quedaban hasta Jefferson..."
Solo se ahorca una vez
Dashiell Hammett
"Era una mujer morena, alta, de ojos azules, de veinticuatro o veinticinco años, con buenos hombros y un cuerpo fuerte y esbelto. La calidez de sus facciones compensaba su falta de armonía. Vestía un pijama de raso azul de perneras anchas."
El difunto
José Maria Eça de Queirós
"Esperó con impaciencia a la puerta, entre los mendigos, secando los claveles con el ardor de sus manos trémulas, pensando lo demorado que era el rosario que ella rezaba. Todavía doña Leonor bajaba la nave y ya él sentía dentro del alma el dulce rugir de las sedas fuertes que arrastraba sobre las losas..."
El pequeño vigía lombardo
Edmundo de Amicis
"El oficial se quedó un poco pensativo, después se apeó del caballo, y dejando a los soldados allí vueltos hacia el enemigo, entró en la casa y subió hasta el tejado: no se veía más que un pedazo de campo. “Es menester subir sobre los árboles”, pensó el oficial; y bajó. Precisamente delante de la era se alzaba un fresno altísimo y flexible, cuya cumbre casi se mecía en las nubes. El oficial estuvo por momentos indeciso, mirando primero el árbol y luego a los soldados; de pronto preguntó al muchacho..."
La alfombra de rosas
Maeve Brennan
"Era muy agradable notar los músculos recolocándose e intentando encontrar su propia forma de nuevo, y ella prestó atención a sus quejas y los compadeció vagamente. Lo que necesitaba era un buen estiramiento. Le habría gustado estirarse toda, los brazos hacia arriba, quitarse así el cansancio del cuerpo, pero apenas podía empezar siquiera allí en el jardín..."
La tía pobre
Haruki Murakami
"No tengo la menor idea de por qué un domingo como aquél una tía pobre, precisamente, tuvo que robarme el corazón. A mi alrededor no había ninguna tía pobre, ni siquiera había nada que me sugiriera su existencia. Pero, a pesar de ello, la tía pobre llegó y se marchó. Fue sólo durante unas centésimas de segundo, pero estuvo en mi corazón...."
Dinamarquero
José Donoso
"De pronto una mancha obscura en el horizonte. Divisarla a lo lejos como si estuviera cayéndose al borde del planeta, y luego agrandarse, nos volvía a colocar dentro del tiempo y de las distancias mensurables. Luego, al verla acusarse como el pequeño cubo de fierro acanalado del Puesto, abrupto en medio de la pampa calva..."
Ahí está ella, bañándose
Sherwood Anderson
"Ella está en casa bañándose y yo me he pasado todo el día sentado en mi despacho pensando en todo eso. Bajo tales circunstancias yo nunca tendría el valor de ir y bañarme tranquilamente. Admiro a mi esposa. Ja, ja..."
El experimento del doctor Heidegger
Nathaniel Hawthorne
"Cuando los invitados del doctor oyeron las palabras de éste sobre el proyectado experimento, no pensaron sino en la asistencia al asesinato de un pobre ratón bajo la cámara de la máquina pneumática, el examen al microscopio de una tela de araña o algún otro de los experimentos con que el doctor Heidegger acostumbraba importunar a sus invitados..."
El retrato
Nikolái Gógol
"Pero el pintor llevaba un rato inmóvil, contemplando un retrato con un marco grande que había sido excelente y en el que solo quedaban restos de la pintura dorada. Era un anciano de cara broncínea, angulosa y flaca; sus rasgos parecían captados en un instante de desasosiego y evidenciaban una energía no norteña..."
Aloha Oe
Jack London
"Hawai goza de un clima sazonador, y Dorotea Sambrooke había sido expuesta a sus influencias en excepcionales y propicias circunstancias. Un mes antes era una niña delicada, delgadita, pálida; sus azules ojos parecían fatigados a fuerza de posarse sobre las áridas páginas de los libros, y diríase que en su mirada turbia y apagada fulgía una añoranza misteriosa por comprender el significado de la vida..."
Diálogo del espejo
Gabriel García Márquez
"Con la bata puesta, ya frente al lavabo, un rostro somnoliento, desgreñado y sin afeitar, le echó una mirada aburrida desde el espejo. Un ligero sobresalto le subió, como un hilillo frío, al descubrir en aquella imagen a su propio hermano muerto cuando acababa de levantarse. El mismo rostro cansado, la misma mirada que no terminaba aún de despertar..."
Sí me tocaras el corazón
Isabel Allende
"Cuarenta y siete años más tarde, cuando Hortensia fue rescatada del foso donde había permanecido sepultada y los periodistas viajaron de todas partes del país para fotografiarla, ni ella misma sabía ya su nombre ni cómo llegó hasta allí..."
Acerca de los besos
Hermann Hesse
"Entonces me invadió una cierta fiebre y sentí una violenta envidia hacia aquel primo mayor que yo, a quien veía coger frutos inaccesibles para mí. En la cena clave mis ojos en los suyos, porque creía que por su mirada o sus labios se sabría de alguna forma que había besado y disfrutado del amor..."
Una noche de canto
Isaac Asimov
"La cuestión es que estaba perdidamente enamorado de una mujer, una mujer determinada. Era un ángel, decía. No podía vivir sin ella. Era la única en todo el universo, y sin ella el mundo era una loncha de jamón empapada de grasa para lubricar motores. Ya sabes cómo hablan los enamorados..."
Prisa
Octavio Paz
"Tengo prisa por estar. Corro tras de mí, tras de mi sitio, tras de mi hueco. ¿Quién me ha reservado ese sitio? ¿Cómo se llama mi fatalidad? ¿Quién es y qué es lo que me mueve y quién y qué es lo que aguarda mi advenimiento para cumplirse y para cumplirme? No sé, tengo prisa. Aunque no me mueva de mi silla, ni me levante de la cama..."
Cartas a los muertos
Felisberto Hernández
"Y ahora lo ataco de frente. De esa vanidad tiene Ud. que cuidarse. En caso contrario, andará Ud. como un viejo que pretende tener una aventura. Si sigue Ud. con la pretensión de querer hacer nuevos poemas será el peor plagiario de sí mismo, arrojará una luz falsa sobre su poesía anterior y la desprestigiará..."
A la vera del brasero
Teresa Wilms Montt
"Yo, la más soñadora y fantástica de todas, provocaba la risa de mis hermanas con mis salidas románticas, en medio de una vulgar reyerta sobre la propiedad de una fruta o de cualquier baratija de nuestros juguetes. Esto me valió apodo de loca” que me prodigaban en coro..."
Después
Edith Wharton
"De entre la gran cantidad de cosas rematadamente extrañas que sucedieron al día siguiente, lo que ella acabaría recordando como lo más desconcertante fue la repentina y total recuperación de su sentido de la seguridad. Estaba ya en el aire cuando despertó en la oscura habitación de techo bajo..."