Relatos

Cocodrilo: Un evento extraordinario

Fiódor Dostoyevski

Eran las doce y media del trece de enero del presente año de mil ochocientos sesenta y cinco cuando Elena Ivánovna, esposa de Iván Matvéich, erudito amigo mío, colega y algo pariente, aunque lejano, manifestó el deseo de ir a ver el cocodrilo exhibido en el Pasaje por un módico precio de entrada...

El árbol del orgullo

G. K. Chesterton

Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros...

Un nuevo Cuento de Navidad

Arthur Machen

Sin lugar a dudas, la vida de Scrooge se había encendido. Diez años habían pasado desde que el espíritu del viejo Jacob Marley le había visitado, y que los Fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras le habían demostrado el error de su forma de vida mezquina, ruin y grosera, convirtiéndole en el anciano más feliz del pueblo y siendo apodado “el Viejo Entrometido” por los viejos amargos que nunca reverenciaron a nada ni a nadie...

Bâtard

Jack London

Bâtard (“bastardo” en francés) era un demonio. Esto era algo que se sabía por todas las tierras del Norte. Muchos hombres lo llamaban «Hijo del Infierno», pero su dueño, Black Leclère, eligió para él el ofensivo nombre de Bâtard...

En una ciudad llamada San Juan

René Marqués

Las campanas de San Agustín sonaron nítidas bajo la noche adormecida de estrellas: las tres de la madrugada. Le dio un tirón a los faldones de la chaqueta, respiró hondo y miró al cielo. A sus espaldas languidecía el cornetín del combo en el Palladium...

En la muralla

Rudyard Kipling

La joven Lalun pertenece a la más antigua de las profesiones. Su verdadera abuela fue Lilith, aquella que, como lo sabe todo el mundo, vivió antes que Eva. Los occidentales dicen cosas muy rudas acerca de la profesión de Lalun, y dan conferencias, y escriben folletos, y distribuyen esos folletos entre los jóvenes para que la santa moral quede incólume...

Adriana en el Adriático

Carlos Martínez Moreno

Don Guido piensa que han pasado tantos años que ya puedo escribirlo. Hace más de cuarenta que él vino al país, se casó aquí dos veces y del segundo matrimonio tiene una hija que adora y a quien puso, precisamente, el nombre de Adriana...

Henri Simon Leprince

Roberto Bolaño

Esta historia sucedió en Francia poco antes, durante y poco después de la Segunda Guerra Mundial. El protagonista se llama Leprince (el nombre, sin que se sepa por qué, le cuadra aunque él es todo lo contrario de un príncipe...

El turpial que vivió dos veces

Salvador Garmendia

Hubo una vez un turpial muy viejo. Esto se dice fácil; pero ¿cómo podemos saber la edad de un pájaro? A ellos no se les ponen blancas las plumas, no cargan bastón para andar, ni el canto se les vuelve ronco en la garganta. Entonces, ¿cómo sabemos que está viejo?...

Fard

Aldous Huxley

Llevaban discutiendo y peleando casi tres cuartos de hora. El rumor inarticulado de las voces llegaba flotando por el pasillo desde el otro extremo del piso. Encorvada sobre su costura, Sophie se preguntaba, sin especial curiosidad, acerca de qué sería esta pelea...

Eróstrato

Jean-Paul Sartre

A los hombres hay que mirarlos desde arriba. Yo apagaba la luz y me ponía a la ventana: ni siquiera sospechaban que se les pudiera observar por encima. Cuidan la fachada, algunas veces la espalda, pero todos sus efectos están calculados para espectadores de un metro setenta...

El castillo de la Bella Durmiente

Pierre Loti

Con frecuencia he lanzado una llamada de auxilio a mis amigos desconocidos para que me ayudaran a socorrer las penurias humanas, y siempre han escuchado mi voz. Hoy se trata de socorrer árboles, nuestros viejos robles de Francia que la barbarie industrial se empeña en destruir por todas partes...

La mujer de otro

Abelardo Castillo

Supongo que siempre lo supe; un día yo iba a terminar llamando a esa puerta. Ese día fue esta noche. La casa es más o menos como la imaginaba, una casa de barrio, en Floresta, con un jardín al frente, si es que se le puede llamar jardín a un pequeño rectángulo enrejado en el que apenas caben una rosa china y dos o tres canteros, cubiertos ahora de maleza...

La montaña Kachi-kachi

Osamu Dazai

El conejo de la historia de La montaña Kachi-kachi es una jovencita, y el tanuki que saborea la miserable derrota, un tipo feo enamorado de ella. Creo que esta es una verdad imponente sobre la que no cabe la más mínima duda...

Ante la puesta de sol

Fernando Pessoa

Ayer por la tarde, un hombre de ciudad hablaba ante la puerta de la posada. También hablaba conmigo. Hablaba de la justicia y de la lucha por la justicia, y de los obreros que sufren, y del trabajo constante, y de los que pasan hambre, y de los ricos, que tienen anchas las espaldas por eso...

Cristales

Leopoldo Alas (Clarín)

Mi amigo Cristóbal siempre estaba triste… no, no es esa la palabra; era aquello una frialdad, una indiferencia, una abstinencia de toda emoción fuerte, confiada, entusiástica… No sé cómo explicarlo…

Los Hartley

John Cheever

El señor Hartley, su mujer y su hija Anne llegaron al hostal Pemaquoddy un atardecer de invierno, después de la cena, y en el preciso momento en que empezaban las partidas de bridge. Hartley cruzó con las bolsas el amplio porche y entró en el vestíbulo seguido por su mujer y por su hija...

El libro talonario

Pedro Antonio de Alarcón

La acción comienza en Rota. Rota es la menor de aquellas encantadoras poblaciones hermanas que forman el amplio semicírculo de la bahía de Cádiz; pero con ser la menor no ha faltado quien ponga los ojos en ella. El duque de Osuna, a título de duque de Arcos, la ostenta entre las perlas de su corona hace muchísimo tiempo, y tiene allí su correspondiente castillo señorial, que yo pudiera describir piedra por piedra…

El elegante de La Puerta

Bret Harte

También era minero. Durante el invierno de 1851 le encontró un grupito de exploradores que franqueó las nieves desembocando en un pequeño valle, que más adelante tomó el nombre de La Puerta. Era su único habitante...

La estatua de sal

Leopoldo Lugones

-Quién no ha pasado alguna vez por el monasterio de San Sabas, diga que no conoce la desolación. Imaginaos un antiquísimo edificio situado sobre el Jordán, cuyas aguas saturadas de arena amarillenta, se deslizan ya casi agotadas hacia el Mar Muerto, por entre bosquecillos de terebintos y manzanos de Sodoma...