La isla de la Muerte

¿En qué país de Ensueño, en qué fúnebre país de Ensueño está la isla Somoria? Es en un lejano lugar donde reina el silencio. El agua no tiene una sola voz en su cristal ni el viento en sus leves soplos, ni los negros árboles mortuorios, que semejan, agrupados y silenciosos, monjes fantasmas.
Cavadas en las volcánicas rocas, mordidas y rajadas por el tiempo, se ven, a modo de nichos obscuros, las bocas de las criptas, en donde bajo el misterioso y taciturno cielo duermen los muertos. La lámina especular de abajo refleja los muros de ese solitario palacio de lo desconocido.
Se acerca en su barca de duelo un mudo enterrador, como en el poema de Tennyson. ¿Qué pálida Princesa difunta es conducida a la isla de la Muerte? ¿Qué Elena, qué Ofelia, qué adorada Yolanda? ¡Cuánto suave en tono menor, cuánto de vaga melodía y de desolación profunda! Acaso el silencio fuese interrumpido por un errante sollozo, por un suspiro, acaso una visión envuelta en un velo como de nieve ….
Allí es donde comienza la posesión de Psiquis; en esa negrura en donde verás quizá brotar, pobre soñador, de la obscura larva las alas esplendorosas de Hipsila. ¡Oh Boeklin! Va la reina Betsabé, pálida. Va también con un manto de duelo la esposa de Mausoleo, que pone cenizas en el vino. Va Venus, sobre su concha tirada por blancas palomas, por ver si vaga gimiendo la sombra de Adonis. Va la tropa imperial de las soberbias porfirogénitas que amaron el Amor al mismo tiempo que la muerte. Y va en un esquife divino, con un arcángel por timonel, la Virgen María, herido el pecho por siete puñales.
FIN
Rubén Darío. Nacido como Félix Rubén García Sarmiento el 18 de enero de 1867 en Metapa, Nicaragua, y fallecido el 6 de febrero de 1916 en León, Nicaragua, es considerado el máximo exponente del modernismo literario en lengua española. Conocido como el "príncipe de las letras castellanas", Darío revolucionó la poesía con su estilo innovador, lleno de musicalidad, simbolismo y una riqueza métrica sin precedentes.
Desde joven, Rubén Darío mostró un talento innato para la poesía. Su precocidad literaria lo llevó a ser conocido como el "niño poeta" y, a los catorce años, ya había publicado sus primeros poemas. A lo largo de su vida, viajó extensamente por América Latina y Europa, desarrollando una carrera periodística y diplomática que le permitió interactuar con importantes figuras literarias de su tiempo.
En 1888 publicó su obra más emblemática, Azul..., que marcó el inicio del modernismo literario hispanoamericano. Su poesía, caracterizada por la búsqueda de la perfección formal, la incorporación de elementos exóticos y el uso de temas universales, reflejaba una profunda sensibilidad y un deseo constante de renovar la expresión poética. Obras como Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905) consolidaron su fama y su influencia.
La vida de Darío no estuvo exenta de dificultades. Sus luchas personales con el alcoholismo, la inestabilidad económica y los conflictos amorosos marcaron su existencia y se reflejaron en su obra, impregnada de melancolía y un anhelo de trascendencia. A pesar de estos desafíos, su legado literario es incuestionable, y su influencia se extiende a generaciones de poetas y escritores.
Rubén Darío murió en 1916, dejando un legado que redefinió la poesía en lengua española y un estandarte de modernidad y renovación literaria. Su voz poética, con su inconfundible cadencia y riqueza simbólica, sigue resonando como una de las más grandes de la literatura universal.