El niño al que se le murió el amigo

Foto de shayan ramesht en Unsplash

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Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo, al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre:

-El amigo se murió. Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar.

El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. «Él volverá», pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar.

-Entra, niño, que llega el frío -dijo la madre.

Pero, en lugar de entrar, el niño se levantó del quicio y se fue en busca del amigo, con las canicas, el camión, la pistola de hojalata y el reloj que no andaba. Al llegar a la cerca, la voz del amigo no le llamó, ni le oyó en el árbol, ni en el pozo. Pasó buscándole toda la noche. Y fue una larga noche casi blanca, que le llenó de polvo el traje y los zapatos. Cuando llegó el sol, el niño, que tenía sueño y sed, estiró los brazos y pensó: «Qué tontos y pequeños son esos juguetes. Y ese reloj que no anda, no sirve para nada». Lo tiró todo al pozo, y volvió a la casa, con mucha hambre. La madre le abrió la puerta, y dijo: «Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido». Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.

FIN

Ana María Matute. Escritora española, fue una de las autoras españolas más importantes de la literatura contemporánea, galardonada con los premios más importantes del panorama literario como el Cervantes, el Nacional de las Letras, el Planeta o el Nadal. Académica de la RAE, Matute destacó en dos apartados. Por un lado tenemos su narrativa en la que trata la posguerra española con un estilo muy personal con el que logra acercarnos a la realidad política y social de la época, pero con recursos propios de la literatura maravillosa. A este periodo corresponde la trilogía de Los Mercaderes o Pequeño teatro, escrito con 17 años y con el que ganaría, años después, el Premio Planeta.

Por otro hay que hacer hincapié en su labor dentro de la literatura infantil y juvenil, campo en el que desarrolló alguna de sus mejores obras, como El polizón de Ulises, Olvidado Rey Gudú o Aranmanoth, siendo reconocida con el Premio Lazarillo o el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

Matute comenzó su carrera literaria muy joven, llegando a ser finalista del Nadal con solo 24 años. Su producción ha sido irregular en el tiempo con grandes paréntesis de inactividad. No fue especialmente prolífica pero su obra se alargó por más de cincuenta años tanto en novela como en relato, donde también brilló especialmente.

Traducida a más de 23 idiomas, Ana María Matute fue una de las escritoras en español más internacional y resultó ser una conferenciante habitual en universidades e instituciones educativas, tanto en Europa como en América Latina y Estados Unidos.