Psiquis de la palabra
es hoy la mugre atesorada
en las palmas del hambriento
Según brilla el diamante
en el dedo del avaro
así es Rey
quien coloca una fruta
en la mesa de su hijo
Psiquis de la palabra
con su índice violento
acusa acusa
Que la nada
Todo está sabiamente concebido
todo está en su lugar
Hay luces indicadoras para los peatones
no he perdido nada
nada debo hallar
La ciudad se ofrece
mas no siento hambre por sus fecundos
portalones frescos
Nada trastorna el paso
no padezco
Se abrió clara esta mañana de sábado
dejándome un silencio aterrador
donde gesto la próxima batalla
EPÍSTOLA SIN FECHA
Hace cuarenta y ocho horas no amanece
Atados los cabellos coloreada
espero
mientras bebes con tu boina de invierno
y escribes en las servilletas
maldiciones de amor
Hazlo convénceme
de que adoro tus uñas mordidas por mi desamor
tu pelo enredándose en días
de ausencia
Dibújame sin labios
y sonríeme abrazado a tu guitarra
¿Por qué me empecino en voltear el espejo
y enceguecida huyo a la ciudad
si lo idéntico no existe
y tu frente cae sobre mi espalda?
Eres un susto feroz
que te abandona intacto en la madrugada
Haz un último acto de amor
y olvídame
WITHOUT LAW
Dos cuerpos de tinta y cabellera
se extirpan ira y soledad
contra un muro del parque
Sacuden un reloj verificante
y desaparecen contrarios por decreto
Según dicen no les costó nada
Con ojos turbios siguen al amor
vestido de muchachos
él ella ella él
ahora palomas de la noche
jugándose los labios el delirio
en músculos y semen
Venga mi lástima a quien cierra
ventanas y puertas con estrépito
y oculta entre su pelvis
una florcita de tinta
pugnando por salir
FLASH
Esa mujer
que se levanta con una pregunta
contempla la sombra de su perro
el paso de su hijo
Esa mujer que nada sabe de creyón de labios
que se confunde al elegir su ramo de uvas
y ríe a solas de su tamaño
Esa tonta mujer a la entrada del mar
buscando su pañuelo su caracol moteado
regando las arecas alimentando a un pez
ahumando su arroz mientras se lee a Whitman
Esa mujer que se acostumbra
a cerrar bien la puerta
esa infeliz mujer que ya no ama
LA SENTENCIA
A Sor Juana Inés de la Cruz
Le impusieron el fraude
la imagen que debía cargar sobre la imagen
Retiraron sus ojos de la luz
y le fueron negados los ciervos
que alargan tiernamente el agua con su lengua
Blandas praderas rosa tenían bajo su blusa
Vio
los niños envejecidos frente al mar
los jóvenes palpando como ciegos sus cometas
regresando en sus distantes velas de papel
mas nada profetizó nunca maldijo
criaturas de toda su esperanza
LOS DÍAS DEL RELOJ
Las cosas comienzan a observarme
lo sé por el ojo de la aguja
los pasos sigilosos
de este invierno de fuego
Al fondo hay un vestido donde soy
la mujer más desnuda de la Isla
palparlo es saber mi nombre
el tono del útero materno
Sobre el techo escucho el galope
de un caballo que no existe
Mi sexo está por inventarse
Quieren verme salir
Soy un reloj de Cuco