Poetas

Poesía de Uruguay

Poemas de Víctor Cunha

Víctor Cunha Melo, nacido en Tacuarembó el 11 de junio de 1951, es uno de los nombres más versátiles y prolíficos de la literatura y la cultura uruguaya. Poeta, periodista y profesor de literatura, Cunha ha construido una carrera multifacética que refleja su inagotable curiosidad y compromiso con las letras y el arte. Formado como profesor en el Instituto de Profesores Artigas, continuó su educación en la Universidad de Barcelona, donde obtuvo un posgrado en Cooperación Cultural Iberoamericana. Desde entonces, su vida ha sido un constante cruce de caminos entre la docencia, la poesía y la gestión cultural.

La obra de Víctor Cunha trasciende los géneros y medios. En el ámbito periodístico, sus textos han dejado huella en publicaciones como La Plaza, Sincesura y el suplemento cultural del diario La Hora. Su prosa, marcada por una claridad incisiva, revela su capacidad para interpelar al lector desde la crónica musical hasta la crítica literaria. Ha sido también letrista y productor musical, y sus versos han cobrado vida en la interpretación de varios autores, consolidando su vínculo con la música y ampliando los horizontes de su poética.

La poesía de Cunha es un juego constante entre el amor, el desencanto y la búsqueda de identidad, temas que resuenan en cada verso y lo consolidan como una voz única en la literatura hispanoamericana. Como gestor cultural, ha dejado una huella indeleble en instituciones icónicas de Montevideo, desde la dirección de la Sala Zitarrosa hasta el Museo de las Migraciones. A su paso por la Intendencia de Montevideo, Cunha integró el Comité Ejecutivo que celebró a la ciudad como Capital Cultural de Iberoamérica en 2013, destacando su liderazgo y visión para posicionar a la cultura uruguaya en la escena internacional.

Entre la pluma y la palabra hablada, entre la docencia y la cultura, Víctor Cunha sigue siendo una figura esencial del panorama cultural uruguayo, un poeta cuyo trabajo invita a cuestionar y redescubrir el mundo desde el poder de las palabras.

Papel imaginado

La foto que quedó entrampada en la memoria
no es la misma que tuve ayer ante los ojos

El gesto no es el mismo
ni la muchacha mira como yo pensaba
y su belleza es otra diferente de la que yo creía

Los detalles de la ropa no coinciden
y aunque las cordonaduras de las botas sí
los ojos de la muchacha no apuntan hacia mi corazón
y hasta el espacio se distribuye de una manera
que ni la emoción o mi indulgencia
podrían dar por bueno

Pero allí está la imagen detenida
la muchacha imaginada
aquí ella la misma
ensimismada
haciendo añicos el recuerdo
volcando los cajones
dando vuelta mis bolsillos
y tirando todo fuera

Pero en su existencia está la mía
esa foto me hace real
aunque sus piernas en cruz
rediman para siempre la mañana de ese invierno
y yo apenas siga siendo la pupila imperfecta
tras el leve recorrido de su luz

Una interrogación

En la leve pátina de plata
de esa imagen que le robé a la luz
exististe a las buenas tanto tiempo
que no entiendo cómo fue que te ganaste
palabrita, adentro de mi corazón.

No creo que estuvieras (desde dónde
desde cuál rubor adolescencia llanto que no fuimos)
esperando un lugar en mis poemas

así que quién te dio permiso
para entrar de esta manera
a herir las noches de mis días
a dibujar la bordelínea de mi vida
como si el mundo fuera un río de relojes rotos
donde la historia es la misma pero otra
y mañana se inventa lo que está pasando hoy

Amiga mía

Oigo decir que Charles Darwin fue prohibido en Italia.
Que ahora el hombre será contado de acuerdo a la Biblia.
Que la selección natural y la supervivencia del más fuerte
se atrasa como noticia hasta que se tenga 15 años.
Me horrorizo y enseguida me desdigo:
en el fondo no es tan malo.

Porque quizás vuelvan a recobrar vigencia
el pecado original, la serpiente, el edén,
la intensa tersura de los muslos,
la profunda humedad del sublime escondrijo,
la oscuridad nívea de tus pechos.

Aprovechemos que la ciencia está en demora
y demos por vigente y por perverso
la grácil curva de un vientre Boticelli
o el donaire lascivo de Rubens.

Marilyn en almanaque y sobre raso rojo
volvería a estar de moda en las secretas ceremonias púberes
y yo a quedar mudo demudado desnudado
de todo color que rubor no fuera
si te desnudaras otra vez como la primera vez.

Y cuando digo Marilyn, digo Anita, digo Claudia y Sofía
Romy, Catherine, Brigitte, digo Jane, y hasta Kim y Sharon.

Oh mi dios, agradece a ese primer ministro
que nos ha devuelto al pecado,
y tu súbete la falda, aflójate la blusa,
mira el sol de frente, deja que yo quede
diez pasos tras de ti mientras te alejas
y vea ese trasluz que arde en tu entrepierna.

Janis Joplin Little Talking Blues

para Hugo Fontana

Lloviendo sobre mojado te diré
que Janis Joplin está cantando para mi.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.

dice el poeta
Desgarra ronca carraspea
Mujer motor de lo que sea

Me llamo Víctor te diría si fuera Horacio
Mercedes Benz un poco más despacio

Dobla aquí, deja de llorar
dame de una vez ese blues para olvidar

¿Quieres tú que Janis cante para ti?
Lo siento no es posible ahora está cantando para mi.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.

dice el poeta
Probará en mi su amor
Porque sabe que sé lo que cuenta su dolor

Si me pide que le pague una noche en la ciudad
No es una pregunta es la verdad

Le ofreceré esa última ronda
La de la muerte, suave, honda.

¡Eh Señor! no la dejes sola arder
Dale esa botella de beber

¿Crees tú que es posible que Janis cante para ti?
No lo creas, hace años que solo canta para mi.
Palabra de Dios
Te envidiamos Señor.

Deuda interna

Para Nancy Bacelo

Antes de que se nos vaya el tiempo
quería escribirte un poema
que dijera y no dijera
la palabra sol
la palabra río
la palabra madre

En vez de soles
alcanzaría la lucecita esa
que tuviste prendida
en toda oscuridad

De donde venimos no hay ríos grandes
pero sabemos que hasta el arroyo más pequeño
trae agua para cualquier sed

Madre es complicado
y no sé bien cómo esconderla.
Quizás en sombra, fronda, honda, ronda…
o en cualquier otra palabra que sepa decir
te quiero mucho.

Morir furioso

Si me muero de repente y sin porqué, es brujería.
Si los ojos se me ponen quietos nada más, prueben a despertarme.
Si de un tajo solo el pulso se me corta, saluden con un trago.
Si me muero dura y trabajosamente, pensad en mi, distantes.
Si el viento enredara mi pelo y se viera una calle empedrada,
es que morí joven y hace tiempo.
Si un cangrejo de hierro me muerde la garganta, estoy buscando a Nibia.
Si a cientoicuarenta la ruta se me escapa, qué torpeza.
Si se me cae un piano encima, maten de mi parte al músico opositor.
Si caigo lentamente, mientras las balas dibujan géisers rojos en mi pecho,
es un film de Sam Peckimpak.
Si el avión explota, seguro que no cantaré mejor.
Si me muero urbanamente que sea en un callejón del Village
Si muero contento, más vale que hagan lugar en el infierno.
Si me muero mojado y en París, es una copia.
Si me fusilaron al amanecer, ¿habré tenido voz para decir viva la patria?.
Si me muero carraspeando, que no se acuse a nadie de mi muerte.
Si me muero ahogado en un charquito, es ancestral destino de familia.
Si muero solo, tal vez recuerde sus voces cuando niños.
Si muero sabio y viejo, es muy difícil.
Si muero viejo y tonto, es más probable por lo segundo.
Si muero de melancolía, fue en Barcelona.
Si muero tranquilo, es que escribí aquel poema.
Si me muero furioso, no me muero nada.