Poesía de Uruguay
Poemas de Vicente Basso Maglio
Vicente Basso Maglio, nacido en Montevideo el 22 de diciembre de 1889, es una de las figuras más fascinantes y menos difundidas de la poesía uruguaya del siglo XX. Poeta y periodista, su vida y obra se entrelazan con el pulso de una época marcada por la transición entre el modernismo y las nuevas corrientes literarias que comenzaban a florecer en el país. Su poesía, impregnada de simbolismo y complejidad, nos revela un artista profundamente comprometido con la exploración del lenguaje y la estética de su tiempo.
Basso Maglio no solo fue un poeta en el sentido más lírico de la palabra, sino también un cronista de su época. Como redactor de los periódicos La Reforma y La Razón, y fundador de la emisora El Espectador, contribuyó significativamente al desarrollo del periodismo en Uruguay. Bajo el seudónimo de Pocas Plumas, sus editoriales y comentarios en la radio se convirtieron en una referencia crítica y mordaz, combinando aguda observación social con un estilo inconfundible. Su capacidad para abordar temas de actualidad con un tono que oscilaba entre la ironía y la reflexión lo consolidó como una voz única en el panorama periodístico de su tiempo.
A pesar de su prolífica actividad como periodista, fue su poesía la que dejó una huella imborrable en el ámbito literario. Su obra Canción de los pequeños círculos y de los grandes horizontes representa el punto culminante de su trayectoria poética. En este texto, se percibe una búsqueda constante de equilibrio entre lo íntimo y lo universal, donde las imágenes se entrelazan con la profunda sensibilidad de un poeta que nunca dejó de observar el mundo desde la distancia crítica y simbólica que solo el modernismo más depurado podía ofrecer.
La obra de Basso Maglio es una de las más representativas de la fase más simbólica y hermética del modernismo en Uruguay. Publicada en revistas como Bohemia, Alfar y La Cruz del Sur, su poesía se caracteriza por una constante experimentación con el lenguaje, donde la imagen y la metáfora se elevan como vehículos de significados múltiples. Su antología El Diván y el Espejo (1910), y otras obras como La expresión heroica (1928) y Tragedia de la imagen (1929), son ejemplos de su capacidad para transitar por territorios poéticos cargados de simbolismo y una profunda reflexión sobre la naturaleza de la realidad y el arte.
Vicente Basso Maglio falleció en Montevideo el 14 de septiembre de 1961, dejando tras de sí un legado que, aunque no tan conocido como el de otros poetas de su generación, merece ser revisitado y valorado. Su vida y obra son testimonio de una época en la que el lenguaje poético buscaba nuevas formas de expresión, y él, con su pluma aguda y su profunda sensibilidad, logró captar la esencia de su tiempo de manera inigualable.
Para aquel que es mi abeja
Aquel que tiene dentro de su garganta, días;
Lleva bajo del párpado, el grano de las noches.
Aquel a quien perfila
Clarín de recio brote,
Luego se hace arpa fina,
Miel resonante y lluvia de otoño.
Yo, estrella sin almohada, descanso en la ceniza!
Él duerme sobre marfiles
Y su sueño es el trigo de la luna.
Su nuez es mi tormenta;
Mi rencor, su guijarro que ahoga en la marea…
Y tú, hora profunda,
Vienes de sus grandes colmenas.
Aptitud constante
Morir todas las veces que nos sea posible…
Hasta agotar tus tonos, claridad desenvuelta!
Y madurar como la fruta, hacia una muerte,
Entre esmaltes lejanos, sobre viejos matices.
Acérquense mis días…! Sus riberas serenas
Pulirán bordes duros y guerreros perfiles
Como endulza el guijarro de las playas inmensas
El eterno cantor de las conchas marinas!
Y porque voy perdiendo todo el rudo contorno,
Oh muerte, y ya comprendo a mi estrella finísima
El color de mi sangre es tapiz de los ojos;
Costumbre de esperarte, esta profunda herida.
Y no salto del lecho con la misma viveza
Del que salta del barco a la orilla, de pronto;
Y no saco a través de la vaga pereza,
Los cuernos delicados, caracol de la noche…
Morir todas las veces que nos sea posible…
Hasta agotar tus tonos, claridad desenvuelta!
Hasta hacer de la muerte, una aptitud constante
Y llevarla lo mismo que el hábito tranquilo.
Llegada a la hierba
Con garganta de nieblas, cantaremos aún
Sobre el árido cauce,
Antes de trasponer el suelo erguido
De los gajos sin siega;
Y antes de atravesar enrojecido
Campo de resonante estrella…
Pero, sangriento pie del abierto sendero,
Al fin, sobre la fresca verdad fina,
-Hierba plateada-,
Te posaré!
- Plácido
- Miguel de Cervantes Saavedra
- John Hollander
- Aurora de Albornoz
- Juan de Dios Peza
- Edda Piaggio
- Carlos Vega
- Severo Sarduy
- Clímaco Soto Borda
- Evaristo Ribera Chevremont
- Soledad Fariña
- Eloy Jáuregui
- Alfredo R. Bufano
- Félix Huamán Cabrera
- Alcides Spelucín Vega
- Gonzalo Arango
- Guillermo Saraví
- Javier Naranjo
- Rita Dove
- Francisco Antonio Gamboa