Poemas:
LAS CASAS DE LOS SUEÑOS
Tomaste vacíos mis sueños
y los llenaste uno a uno
con ternura y nobleza,
con abriles y el verano.
Los viejos sueños vacíos
donde mis pensamientos se agolpaban
están demasiado llenos de alegría
para contener una canción.
Oh, los sueños vacíos era ligeros
y los sueños vacíos eran amplios,
eran casas dulces y umbrosas
donde mis pensamientos se ocultaban.
Mas me quitaste mis sueños
y los hiciste todos realidad:
no tienen pensamientos ya dónde jugar,
no tienen ya nada que hacer.
Amor enterrado
He venido a enterrar al amor
debajo de un árbol,
en el bosque negro y alto,
donde nadie pueda verlo.
No pondré flores en su cabeza,
ni una lápida a sus pies,
pues esos labios que tanto amaba
fueron amargos, nada.
No volveré al sepulcro,
pues el bosque es frío.
Reuniré toda la alegría
que mis manos puedan abarcar.
Estaré todo el día bajo el sol,
donde los salvajes vientos soplan,
pero lloraré por las noches,
cuando no haya nadie para escuchar.
Llegarán suaves lluvias
Llegarán suaves lluvias y el olor de la tierra,
Y golondrinas dando vueltas con sus débiles sonidos;
Y ranas en los estanques cantarán por la noche,
Y ciruelos silvestres de trémulo blanco.
Los petirrojos vestirán su emplumado fuego,
Silbando sus caprichos sobre una baja alambrada.
Y nadie sabrá de la guerra, nadie
Se preocupará al final cuando haya concluido.
A nadie le importaría, ni a pájaro ni a árbol,
Si la humanidad pereció completamente;
Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer
Apenas se daría cuenta que nos hemos ido.
Después de la muerte
Ahora, mientras mis labios viven
Sus palabras eternamente deben callar,
¿Pues mi alma habrá de recordar
Su voz cuando esté muerta?
Sin embargo, si mi alma lo recuerda
Tu atención ya no será mía, querido;
Pues ya nunca entenderás el latido
De aquello que no puede oírse.
Después del Amor
Ya no existe la magia,
Nos conocimos como otras personas,
Tus ojos ya no obran milagros,
Tampoco mis besos en tus manos.
Tu has sido el viento y yo el mar,
-¿Esplendores? Nunca más-
He crecido apática como el lago
Que duerme junto a la orilla.
Y aunque el lago esté a salvo de la tormenta,
Y del caprichoso baile de la marea,
Aquello que todos ven en mi como Paz,
Es tan amargo como la oscuridad del mar.
Habrá estrellas
Habrá estrellas sobre el lugar por siempre;
Aunque la casa que amamos y la calle que nos encantó se pierdan,
Cada vez que la tierra circula su órbita
En la noche en que se atraviesa el equinoccio de otoño,
Dos estrellas que sabíamos, posadas en el pico de la medianoche
Llegarán a su cenit; profunda será la quietud;
Habrá estrellas sobre el lugar por siempre,
Habrá estrellas por siempre, mientras nosotros dormimos.
Sola
Estoy sola: a pesar del amor,
A pesar de lo que tomo y lo que doy,
A pesar de toda tu ternura,
A veces me pesa vivir.
Estoy sola, como si estuviera de pie
Sobre el pico más alto del mundo,
Acompañada por remolinos de nieve,
Y sobre mí: un infinito espacio desplegado;
Con la tierra oculta y cielo escondido,
Y sólo el orgullo de mi propio espíritu
Cuidándome de la paz de aquellos
Que no están solos, habiendo muerto.
Si la muerte es amable
Tal vez, si la muerte es amable, y pueda que haya un retorno,
volveremos a la tierra alguna noche fragante,
y tomaremos estos caminos para encontrar el mar, y girando
respirar la misma azalea, baja y blanca.
Bajaremos de noche a esas playas resonantes,
y al extenso, delicado trueno del océano,
aqui por una sola hora en la amplia luz de las estrellas
seremos felices, pues los muertos son libres.
Biografía:
Sara Teasdale (San Luis, 8 de agosto de 1884 – Nueva York, 29 de enero de 1933) fue una poetisa lírica estadounidense. Nació como Sara Trevor Teasdale y después de su matrimonio pasó a llamarse Sara Teasdale Filsinger.