Poesía de Uruguay
Poemas de Santos Inzaurralde
Santos Inzaurralde Rodrigo nació en Minas el 5 de junio de 1925 y dejó su huella en la literatura y la vida política del Uruguay. Su voz poética, enraizada en la tierra y la memoria, lo convirtió en un referente del acervo cultural del país. Fue un creador de imágenes nítidas y sentidas, un cantor de la esencia criolla que supo transformar la cotidianidad en verso y la nostalgia en un eco duradero.
Su legado se entrelaza con la figura de Santiago Chalar, con quien compartió la pasión por la poesía y la música. Juntos dieron vida al Festival Minas y Abril, un evento que trascendió las décadas y se convirtió en un emblema de la identidad nacional. Su pluma, interpretada en canciones como Minas y abril y Pida Patrón, vibró en la voz del pueblo, convirtiéndose en parte de su memoria colectiva.
Además de poeta, Inzaurralde tuvo una destacada trayectoria política. Representó a Lavalleja como edil y diputado por el Partido Nacional, llevando consigo la convicción de que la cultura es un pilar de la sociedad. En 1999, asumió la dirección de la Casa de la Cultura de Lavalleja, desde donde promovió el arte y las tradiciones con la misma entrega con la que escribía sus versos.
Falleció el 1 de marzo de 2013, dejando tras de sí una obra que sigue resonando en las guitarras y en las voces que evocan el paisaje y la historia de su gente. Santos Inzaurralde no solo escribió poesía, la vivió, la encarnó y la sembró en la memoria de un país que aún canta sus palabras.
ORACIÓN ESCOLAR
Qué edad inolvidable;
qué perdurable huella!
Han pasado los años, y no olvido
mi primera Maestra!
Nuestra segunda Madre
de sílabas viajeras;
la sílaba del ala
para volar con ella.
Y era el Salón de Clase
un mundo de inocencia;
Taller de arcilla virgen
poblado de carteras.
Y una Luz que era Artigas
presidiendo las fiestas
con el poncho en el hombro,
deshechas las cadenas!
Y un lucero en lo alto
preparando conciencias,
donde sembró alfabetos
José Pedro Varela!
Sembró en el surco vivo
que aún late en las arterias
de aquella infancia pura,
feliz y compañera.
Qué tiempo irrepetible
nos regaló la Escuela;
con cuanta gratitud
miramos hacia Ella.
Sin pobres y sin ricos;
sin crueles diferencias.
Dios bendiga los bancos
sencillos de la Escuela.
LA MOÑA AZUL
Llama la campanilla de la Escuela;
que difícil adiós, el de esta tarde;
se han abierto sus puertas, como siempre,
y hoy, por primera vez, quiero quedarme.
Adiós Escuela, he de decir, y no hallo
la forma ni la voz para expresarme;
todo está igual como la tarde aquella,
cuando de moña, me vistió mi madre.
Que inmensa escuela pareciste entonces;
que severos los patios y la clase,
y niños, mis pensamientos de esas horas
volaban a mi casa y a mis padres.
Después, poco después, te vi más mía,
y han corrido los años, incesantes,
desde aquella niñez de jardinera
a este botón de adolescencia que abre.
Siento que el corazón va a mis maestros;
cuenta hasta diez, repasa las vocales,
conjuga un verbo, multiplica adioses,
y suma todo en la emoción más grande.
Y la puerta está abierta, y puerta afuera,
donde hasta ayer me ilusionó escaparme,
creció mi mundo y me quitó de pronto,
la moña azul, y la prendió en el aire.
ESCUELA RURAL
En las verdes soledades
de la Campaña Oriental,
como potente fanal
que de luces se derrama,
Vive, Forma, Enseña y Ama
nuestra Escuelita Rural.
Donde la Penca infantil
vuela en alas del cariño;
donde el Petizo es un niño,
por más que corra achacoso,
detrás del inmenso gozo
de una Túnica de armiño.
Donde se forma el mañana
de la niñez campesina;
donde la Ignorancia inclina
derrotada, su cabeza,
donde el Saber su tibieza
sobre los bancos reclina.
Donde el ancestral instinto
deja paso a la Razón;
donde la noble función
de la Escuela se agiganta,
y es Evangelio que canta
sobre un viejo Pizarrón.
Donde resuenan a un tiempo
el Yunque y la Campanilla;
donde el acero que brilla,
del arado, está en la pluma;
donde los Libros perfuman
el lomo de la Cuchillas.
Donde la Escuelita alcanza
su sentido Misional;
donde el chispazo alboral
en claridades culmina;
donde el Campo le ilumina
su escenario natural.
Santuario Laico y Rural
que canta en la tierra arada;
cuando ya pronta y rastreada
le bendigas su Tesoro,
florecerán letras de Oro
sobre la Patria sembrada.
Y ha de ser Padre, su niño;
Madre, la niña de ahora,
y en la nostalgia que aflora
levantará el corazón,
su Escuelita de terrón
con arterias de totora!
MINAS Y ABRIL
Soy fruto de los cerros
mi cuna fue de piedra
y mi tumba sera también sin dudas
algún rincón soleado de la sierra.
Nací, crecí como el clavel del aire
prendido entre las grietas
de esas piedras pizarras de mi pago
de aquel bravo y arisco Lavalleja….
Minuano donde tu vayas
no te canses de decir
que si Dios baja a la tierra
por el altar de la sierra
baja en minas y en abril.
Negra tierra labrantía
naranja nubes de abril
verde luz de los sauzales
y en las cañadas añil
Por las calles oro viejo
los cerros pizarra y gris
si te gustan los colores
mira el prisma de esas flores
cuando las florece abril.
Nunca mas limpios los aires
atardecer de jazmín
ven que la luna creciente
con aguas del Penitente
llena su copa en abril
Me adormecí con cantos de chicharras
volé en las tijeretas
y le corté a la noche de mi pago,
para el recuerdo, su mejor estrella
Bajé y trepé los espinazos duros
de las quebradas nuestras
y entre las medias luces de la tarde
recorte de horizonte mi silueta.
Nunca mas limpios los aires
nunca mas claro el perfil
y ese temblor de horizontes
y amarillo de esos montes
cuando los madura abril
De enviaría en el otoño
no te vas a arrepentir
la hizo novia el Arequipa
Minas por siempre bonita
pero más linda en abril.
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