Poesía de Francia
Poemas de Rosemonde Gérard
Rosemonde Gérard (5 de abril de 1871 – 8 de julio de 1953), fue una poeta y dramaturga francesa. Reconocida por su obra Les Pepiaux (1892) de cuyos versos Emmanuel Chabrier se inspiró para escribir “Villanelle des petits canards”.
La ternura
En la primavera milagrosa
donde el otoño es tan triste,
el sentimiento más bello nunca es el amor;
ese amor loco, frágil,
el amor ciego y sordo
que pone en su frente una corona de espinas
Tampoco es la admiración por el anillo de amatista;
ni ese añorado sueño, que nos envuelve
con sus hilos infinitos;
no es la amistad,
atada siempre al deseo de lo recíproco,
ni el afecto que sacrifica la fuerza por alcance
El sentimiento más bello eres tú, Ternura
Tú que nada arruinas.
Tú que ofreces a todos la flor sin las espinas,
y en las noches el amor te otorga un alma
y la amistad
sinceras lágrimas
Tú, Ternura, congelas el instante y lo vuelves infinito
y, en ese instante, el corazón entonces tiembla
y ríe
y llora
y muere
al mismo tiempo.
La tendresse
Miraculeux printemps dont l’automne est si triste,
Le plus beau sentiment, non, ce n’est pas l’amour;
Pas l’amour faible et fou, l’amour aveugle et sourd,
Fermant autour de lui sa guirlande égoïste.
Ce n’est pas le respect aux bagues d’améthyste;
Ni le rêve, laissant ses longs cheveux flotter;
Ni l’amitié, qui veut la réciprocité,
Ni l’estime, tenant son implacable liste.
Mais Tendresse, c’est toi! toi, que rien ne ternit.
C’est toi. Tu prends à tous le bouquet de tes charmes;
L’amour te donne une âme et l’amitié des larmes;
Tu rajeunis l’instant pour qu’il soit infini…
Et, dans cet instant-là, le cœur, à ce point tremble,
Qu’il sait rire et pleurer et mourir tout ensemble!
El ramo
Corazón, llévame flores.
Pero no como esa joyería costosa
ni como esos ramos de flores espléndidas,
sino uno sacado desde la armonía de una arboleda,
impregnado del dulce canto de un gorrión o un mirlo;
Un ramo de espino o quizás de jacinto fresco
cuyo perfume te haga querer volver
después de haberte ido;
un verdadero ramo de flores
que hayas recogido tú mismx
y que traerías tú mismx
palideciendo tiernamente
Corazón, no te angusties
y llévame ese ramo
de naturaleza tan extraña,
porque debes saber, amor,
que el ramo más hermoso
que uno puede dar
es aquel cuyas flores se caen
en el camino;
Y que llevamos, maltratado,
al cementerio,
dejándolo, disperso,
sobre la lápida fría
mientras las manos tiemblan y el corazón solloza.
Le bouquet
Et vous m’apporterez des fleurs… oh! pas en perle
Et pas de gerbe riche au feuillage important!
Mais, imprégné d’un chant de fauvette ou de merle,
Un vrai bouquet cueilli dans un buisson chantant;
Un bouquet d’aubépine ou de jacinthe blême
Dont le parfum vous fit retourner en passant;
Un vrai bouquet que vous aurez cueilli vous-même,
Et que vous porterez vous-même en pâlissant.
Oui, je veux ce bouquet de cette étrange sorte…
Car le plus beau bouquet qu’il se peut que l’on porte,
C’est celui dont on perd des fleurs sur le chemin,
Et qu’on apporte, un peu défait, au cimetière,
Et qu’on dépose, éparpillé, sur une pierre,
Parce qu’on le portait d’une tremblante main.
Traducción de David Pichardo
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