Poemas:
El mar contiene al mundo
No nos deja olvidar
pues cada ola
es un recordatorio
bramando
nuestra muerte
hacia la orilla.
El niño amaestrado
Miraba sus piececitos tapiados
como tallados litorales.
Huir de la tiranía de sus pasos
le haría bien.
Palabras
Descalzándose
Sin tiempo.
En alas del aire
Aprendo a concederme la hermosura del aire
entre lo humano.
Las páginas oscuras del secreto rosal
adelantan los labios.
Entiende amor,
que llamarán a tu puerta de muy lejos,
En alas del aire llamarán
y conjurando
Esos amargos ataúdes,
silenciarán tu soledad de cáñamo dormido.
Yacerás entre malezas contrarias a la vida.
Estarás desnudo, perseguido por tus propias palabras.
Ellas,
sabrán cómo habitar la cercanía del mundo.
Alcanzarán la estirpe perdida para siempre,
Asomarán los muros,
y en el contacto,
Silábicas palomas dominarán los cielos consonánticos,
cautivando la espina de los rosales trágicos .
Saldrás de todo esto,
y cuando mire,
será para desearte entre mis labios:
Que tengas un buen viaje,
un hermoso regreso tras tus pasos.
Y entonces,
-ya ves cómo no tiemblo-,
para amarte habrá que ir descalzando algún poema.
Cuando el alma sea tan sólo tiempo
que recorre fragmentos de la sangre,
alejados arroyos en balcones de pájaro,
En el oído de todos girarán planetas
y blancos desolados.
Golpea el mar y rompe las maderas encarnadas
como en delgadas muertes.
Y sobre el cauce oculto
-como un lento navío-
va ese pulso de sangre entrecortado.
Permitidme caer bajo la mica de sus labios,
lentitud de brillantes que adelantan
la palabra a la ceguera.
Tras la erosión de la mirada
sólo encuentro sus labios
-ese destino-,
Y la palabra cae con brusquedad de muerte
sobre las últimas criaturas pensativas del mundo.
En el fondo el olvido
En el fondo el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas
Mario Benedetti
Como un cuadro que ha sido
descolgado a destiempo
y deja una marca gris en la pared vacía,
mi cuerpo se desprende
más allá del olvido,
ocupa su lugar.
Lejos del paraíso,
donde ya no es posible
enmascarar el sueño desencajado
del desaparecido,
ni blanquear la mano atormentada del delito,
ni difamar los labios en mitad de la piedra.
Como el escalador
que apoya todo el cuerpo
en los resquicios del vacío,
paso sin ser notada
abriendo las compuertas
borrando los caminos,
con la boca nodriza y los ojos ausentes.
Rehén de la memoria,
rememoro el olvido,
ese gran simulacro repleto de fantasmas
que arrastran
su silencio
hacia el abismo.
Como el ilusionista
que dibuja pañuelos en la seda del aire,
me guardo inútilmente una paloma
quebrada en las trincheras de la noche.
Máquina temeraria
Máquina temeraria.
Yo soy la que comienza a no existir.
Mientras ella
se preña
se atraganta
con mis escritos de la tarde.
Desordena
quiebra
despedaza
se adueña
sabe
que yo la escucho desde dentro.
Niño sin sombra
Para Andrés Romero, cuando sea mayor
Niño sin sombra, Andrés,
desmigada sonrisa,
cuerpo de junco tierno todavía.
Que la vida te lleve por caminos agrestes
no por sendas baldías.
Que un pájaro de arena
aleje la ceniza,
el vaivén de columpios monocordes.
Niño sin sombra, Andrés,
¿dónde duerme la noche?
una niña Marina te acunará en los parques,
mientras otra Lucía te posará en silencio
sus párpados de cobre.
Y es ahora y no nunca…
Y es ahora y no nunca
precisamente siempre,
cuando el náufrago desciende sin memoria
preguntando preguntándose
refrescando el olvido
de esa herida reciente
que no sangra ni alumbra.
Manantiales de humo.
Pactemos la mentira amenazante
que mana del recuerdo.
La verdad será siempre
una eterna mentira.
Aprendamos a ser más allá de nosotros.
Biografía:
Rosana Acquaroni Muñoz, una destacada poetisa española nacida el 18 de febrero de 1964 en la bulliciosa ciudad de Madrid, es una figura literaria cuyo legado ha dejado una huella indeleble en el mundo de la poesía contemporánea. Su fascinante trayectoria literaria, arraigada en una sólida formación académica, nos introduce en un universo de versos y metáforas que capturan la esencia de la vida, el amor y el tiempo.
Graduada en Filosofía Hispánica, Rosana Acquaroni lleva más de dos décadas compartiendo su pasión por la lengua y la literatura como profesora de castellano para inmigrantes en la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid. Su compromiso con la enseñanza y su profundo conocimiento del idioma español son pilares fundamentales que enriquecen su poesía y le permiten tejer palabras con una maestría sin igual.
El ascenso de Acquaroni en el mundo de la poesía fue meteórico. En 1987, obtuvo un accésit al codiciado Premio Adonais gracias a su destacado poemario “Del Mar bajo los puentes”, un trabajo que anunciaba el surgimiento de una voz lírica genuina. Al año siguiente, el gobierno reconoció su talento con una subvención para la creación de su segunda obra poética, “El Jardín Navegable”, consolidando su posición en el panorama literario español.
Sin embargo, Rosana Acquaroni no se limita únicamente a la poesía. A lo largo de su carrera, incursionó en el arte del dibujo y el grabado, demostrando su versatilidad y su pasión por la expresión artística en todas sus formas.
En la década de los 90, su excepcional habilidad para conjurar emociones y paisajes a través de las palabras fue recompensada con el Premio de Poesía Cáceres Patrimonio Mundial, un reconocimiento que subraya su relevancia en el ámbito de la creación literaria.
La poesía de Rosana Acquaroni Muñoz trasciende las fronteras lingüísticas, siendo traducida a idiomas como el árabe y el francés. Su obra ha encontrado su hogar en numerosas antologías, siendo “Ellas tienen la palabra” una de las más destacadas. Sus versos, imbuidos de un lirismo profundo y una sensibilidad única, nos invitan a explorar el alma humana y a contemplar la fugacidad del tiempo.
Para aquellos que desean sumergirse en la poesía de Rosana Acquaroni, recomendamos la lectura de obras emblemáticas como “Has visto a cada hombre”, “Huida hacia el amor” y “Las palabras desmienten la existencia del tiempo”. A través de sus versos, esta poetisa nos guía por un viaje literario que trasciende las palabras y nos sumerge en la esencia misma de la existencia humana.