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Poesía de Chile

Poemas de Ronald Kay

Ronald Kay, fue un poeta, teórico y artista visual chileno. Fue un personaje fascinante y multifacético, cuya vida se caracterizó por una serie de experiencias memorables. Desde su bautismo por Neptuno a los seis años mientras cruzaba el ecuador atlántico, hasta su práctica de artes marciales en Japón y China, Kay parecía estar siempre en busca de nuevas aventuras y conocimientos.

Entre sus logros se encuentran la traducción del libro “El origen de la obra de arte”, su amistad con Raúl Bruna, el ser catalogado por Piero Montebruno como el eslabón perdido de la poesía chilena y su participación en La Carpa de La Reina bailando cueca con Clarisa Sandoval. También se obsesionó con el concepto de Body & Soul, una idea que exploró a través de su obra poética y visual.

Una de las acciones más destacadas de su vida fue la devolución de una cadena que acreditaba a Hubert Fichte ante la Corte de Dahomey en 1992, que Kay llevó a cabo como un gesto simbólico hacia la cultura afrobrasileña. Por último, cabe mencionar que según el calendario maya, Kay era “mono azul magnético”, lo que refleja la complejidad y energía que caracterizó su vida y obra.

A título de ejemplo

La página carcomida por su propia escritura
Propaga la última palabra del progreso:
La muerte del autor en el número fantasma
De las bellas letras. La ilusión óptica
De que el bosque a cada paso ofrece
Admirables temas de pintura,
Traerá consigo el olvido total.
Más allá de los poderes de falsificación,
La honestidad es la ortografía
El último cuadro, inconcluso.

Arco de triunfo del siglo Veinte

Cuando después de poco se retoca la palabra
la parte invisible de cada hecho
configura un panorama lleno de amenaza:
basta con un solo cuerpo extraño
en la quietud del mundo inorgánico
para crear un mundo de opinión
en favor de las actividades sexuales.
No siempre los gobiernos hicieron
uso inobjetable de las poderosas armas.
Para no atribuirle a la situación
más importancia de la que tiene en realidad,
los documentos oficiales
están a disposición de todos.

Clarity is not enough

Quienes tienen a su cargo
Tan delicada como responsable misión
Parten a los alrededores
A escrutar los rostros
A remozar los monumentos sumergidos
En los años, a sospechar de todo
Y de cada uno
El placer de vivir en un espectáculo
Reproduciendo
La incertidumbre
de un hecho inconcluso.

Bajo una especie de incógnito

Por su inclinación por las apoteósis
Antes de llegar al horizonte real que los envolvía
Entraron a un campo desenfocado:
La rapidez de nuestra respiración y la intensidad
De la mirada nos hacía parecer más evitable
El intervalo que nos separaba de las cosas sacrosantas.
Más allá de la línea de demarcación
En el cuadro habitual del cielo inmenso, una parte
Verdadera de la Naturaleza misma se embellece
Y beneficia por el reflejo de los colores extraños
De una lágrima involuntaria.

Apátrida

Al verse acosado y sin escapatoria
obedeció los misteriosos
llamados de la sangre y
para dar lugar a / y que venga
cualquiera
la concordancia siempre
ha estado borrada
(el sol
a través de sus ojos
sin dejar huellas –ver
significa tiempo transcurrido)
ocupó
su cuerpo
mientras se reducía el espacio de nadie.

No encontró su imagen en el espejo

Originalmente la heroína del poema
se podía ver admirando la acción de una máquina de lavar.
Se prefirió que ella figurara
como sujeto tácito de una oración negativa simple,
para demostrar que los representantes del sexo femenino
pueden cumplir con otro orden de funciones.
En una escala mayor, en traje sastre de un tweed
sal y pimienta, en la actitud de dar la espalda
al cadáver del hombre que acaba de matar,
hubiera sido todavía el foco de atención
de las generaciones futuras. Rasgos distintivos
de este discurso son la reiterada referencia
a procedimientos fotográficos y el uso único
de la palabra carne: ambos implican
una conexión con el mundo fuera del poema.