Poesía de Perú
Poemas de Rodolfo Hinostroza
Rodolfo Hinostroza Clausen, nacido el 27 de octubre de 1941 en Lima, Perú, fue un polifacético escritor que dejó una huella imborrable en la literatura contemporánea. Su infancia en Huaraz, entre los imponentes picos andinos, influyó profundamente en su sensibilidad poética. Abandonó los estudios de Medicina en San Marcos para entregarse por completo a la literatura, encontrando su voz en medio de los tumultuosos años 60.
En La Habana, Hinostroza vivió la ebullición de la Crisis de los Cohetes, donde gestó su primer libro de poemas, “Consejero del Lobo“, una obra que anticipaba la vastedad y la maestría que caracterizarían su carrera. Regresó a Lima para sumergirse en el periodismo y luego partió hacia París, donde desplegó sus habilidades como traductor y periodista, mientras consolidaba su voz poética.
De regreso a Lima en 1984, Hinostroza se convirtió en un ferviente defensor de la gastronomía peruana, una pasión que complementaba su labor literaria. Ganador de prestigiosos premios como el “Juan Rulfo” y el “Arte Nuevo“, su versatilidad artística quedó patente en cada una de sus obras, desde poesía hasta teatro y novela.
Con una obra que abarca desde la melancolía de “Memorial de Casa Grande” hasta la exuberancia de “Primicias de Cocina Peruana“, Hinostroza demostró una capacidad única para capturar la esencia de su país y del ser humano en su complejidad. Su poesía, reunida en volúmenes como “Poesía completa“, trasciende fronteras y continúa inspirando a generaciones de lectores.
El legado de Rodolfo Hinostroza, quien falleció el 1 de noviembre de 2016, perdura como un faro de la creatividad y la pasión por la vida, recordándonos que la literatura es un puente entre mundos, un vínculo eterno entre el pasado, el presente y el futuro.
Adolescente que despierta
Una deliberación del ala y la tormenta es lo que cae cuando
la agria balandronada de los sueños se pega al paladar
y el muchacho despierta en la mañana
penetrando el espejo con un grito. La estridencia que acecha
en la materia de los violoncellos, el enemigo bosque
turgente como una curva embreada, someten bruscamente
su furor y su régimen.
Y el muchacho despierta en el silencio
tatuado por el vuelo de un mosquito
y el terror se evapora con el sol
que empuja levemente al aire perezoso.
No ha crujido la rama ni se ha partido el
trueno
y el burro blanco rumia bajo el sol de noviembre. No habrá noche
esta vez,
ni el sol tirará de sus redes llevándose este suave calor a las
sentinas.
Y el zumbido infinito de la queresa, indica
que el tiempo no transcurre.
(Esta misma mañana podría suceder
toda una historia de gorriones y de bárbaros, un confuso ajedrez
de mil mundos guerreando sobre la palma de una mano, un mismo
verbo
gimiendo y levantándose como un licor amargo
en los zócalos de las ciudades. Aquí
sólo el silencio es música; y las leyes del cielo tiran inasibles
plomadas
de inmensas catedrales. El tiempo avanza y vuelve
a retroceder como una pulsación, y hay algo de paz y levedad en el
conejo,
y ese musgo que crece sobre los yesos apagados y húmedos.)
No habrá más noche ni lloverá de noche,
y toda el agua cabe en una espumadera, y el muchacho
ha de lavar su cuerpo con ese jabón áspero, bajo esa luna
transparente,
comida por el sol, casi
un trapecio de niebla.
Huele a escorzonera y la piel de conejo. Crecen
y caen reyes en las aguas del tiempo detenido.
No volverá a dejarnos
la luz del sol en ese frágil burladero del sueño, que convoca
las furias y las penas.
Aria verde (I)
Así avanzamos a bayona bajo el domo de luz
el cayado era agua y el sol líquido
tres golpes de violoncello y en la laguna el cisne grazna
un último gemido y un nuevo nacimiento
ojos de amor líquidos & alguien cantó bajo las leves aguas:
Be not afeard. The Isle is full of noises.
Sounds, and sweet airs, that give delight and hurt not
Yah, la misma fuerza
que lleva hacia su centro un corazón de palo y el mío
propio
Then I see
otros bosques, la prehistoria del carbón y la greda
bestias móviles / la hormiga y la azucena /
otra Ley más verde y numerosa
entretejida con la ley animal ocupando el planeta
& ese relámpago verde y amarillo: A
simple fórmula de vida que subyace
A
no evidente a los ojos oculta en la evidencia
A igualada a misterio a sagesse
indica a sí misma
presenciando la barbarie y la muerte entre los hombres.
Aria verde (II)
& el hombre en algún tiempo fue recolector y nómade
/ grandes simios herbívoros
ah recuerdo arquetípico /los sucesivos paraísos derrumbados
pero en lo nuevo habita el germen de lo viejo & viceversa
& la historia carnal y la historia espacial
confluyen en un punto
again
Donna m´aparve sotto verde manto
vestita di color di fiamma viva
canto /
Y vimos:
la nostalgia
del viaje aniquila a la nostalgia de la tierra y somos nómades
confiados a la Rosa de los Vientos / N S E & O
rota la posesión
no casa / no animal / no objeto /no persona
& nada pertenece a nadie
recolectores de los Super Markets y las viñas
trabajo = juego
las incesantes migraciones / por amor
intercambios de continentes y de razas
no padre único / no única madre:
hijos hijos de todos
el amor finalmente el medio humano / So:
Qué es el dinero? me dijo un niño
mostrándome ambas manos llenas
Qué podía yo responderle al niño?
yo no sé, como él, qué es el dinero
& la armonía se alimenta a sí misma
incesantemente.
Aria verde (III)
Canta amor mío desnúdate bajo la lluvia
no más guardias en la Ciudad
pero un mundo hecho a imagen y semejanza de los niños
no Ciudad no Campo
/ En el principio era el deleite entre los hombres /
& tendida en la hierba
mirando millones de estrellas te miran
morderás una manzana
again
& saldremos del domo cristalino hacia las estrellas.
Morada del Hombre
Idea que se encarna en amor & viceversa, / no más / el
tiempo impone un límite
la energía sensible que emana de la naturaleza & de los
astros
Del infante difunto
La llamada de mi padre, alta como un penacho de plumas
y al tacto como la pringamosa de aquellos baños. ¿Recuerdas?
Las aguas ferrosas que calentaban tu cuerpo tenían colores,
de serpiente plana, y la tierra se había descosido en sus
espacios, y llevábamos nuestra infancia como un estandarte
sin sombras, entre paraísos de yeso, y ángeles larvados
y la tía apócrifa. De ella digo, ¿qué digo?, que en sus ojos
ardían mis espadas de estaño y que se había fugado
cuando las hogueras carcomían la noche de San Juan.
Se me había advertido, se me había repetido: ctavio, Octavio,
una gran ola salió del río cuando tú nacías. Nos salvamos
porque las campanas sonaron a muerto y la familia
había cavilado toda esa madrugada. Trepamos a los cerros
y durante todo un día vimos morir al pueblo. El Huascarán
nos miraba y entonces fue que sentimos esa blancura
imperdonable.
(Nosotros tres habíamos enterrado ceremoniosamente,
en un rincón del patio, bajo la gotera, al canario muerto entre
las trenzas de mi hermana. Las campanas del ángelus nos
doblaban las rodillas
y de la muerte sabíamos que era una bella palabra.
Sí, porque mirábamos a los púlpitos de arcilla achacosa
en donde dormitaban ángeles bonachones, y nosotros sabíamos
llevar el domingo en los hombros, como una prenda nueva.)
No volverás a aquello, ni hallarás ese patio cuadrado
con una fecha dibujada en piedras negras. Los países se encogen
como esa tía abuela que olía a alcanfor,
y los hierros de las capitales inundan esos claros espacios
donde tu corazón anclaba, como un canto rodado. No sentirás
los pasos de tu padre midiendo las estancias donde los retratos
negreaban, como párpados muertos. No volverás
recuerdas ahora?
ahora recuerdas? rame que no dirás
a nadie que esa lechecita
que tienen los grandes entra
al estómago, y después dicen que
nace el hijo. Como a la Asunción,
te acuerdas de su barriga. No lo digas
a nadie. nosotros espiábamos, porque en el pórtico de esa
casa
que olía a jazmines, las hermanas Cárdenas besaban,
y se hacían besar por los soldados.
Entonces los sudores repentinos desleían las sábanas de lino,
y yo había creído en los cuentos de la india desdentada
que vendía yerbas contra el mal de ojos, y cuando vi
esa mano huesuda en el terrado, bajo ese cielo rojo,
ella rió y lloró, cubriéndome de besos.
Oh, los sueños, los sueños que tomaban la forma de cestos de
mimbre
donde un niño dios nadaba entre dos aguas! Yo no conocía el
mar
y todo era sólido al tacto, como aquella familia
que se había procreado entre cerros y estrellas, en tiempos tan
lejanos
como la lengua que hablaban los sirvientes. Pedro Granados
me cargaba conmovido. Sus más jóvenes hijos eran muertos
en un aluvión de piedra y lodo, y yo había oído
que en ciertos días perdía la memoria. Oh, y la hermosa
caligrafía
de tu madre, y sus manos que dibujaban catedrales de barro
cocido,
y los prohibidos baúles de cuero, donde los libros se agitaban
como peces asustados!
De qué se llora, dí de qué se llora
cuando se tiene padres sólidos, y la saliva invade la boca,
y se ha recibido una vieja cuchara de plata,
y se pasea, a la luz de la luna, por un bosque de cedros
conteniendo las ganas de orinar. De qué se llora entonces
cuando en las tardes de yodo hemos prendido velas
a los santos patronos, cuando nada ha caído, salvo, tal vez,
el nido de ese pájaro en un charco. De qué se llora
cuando los días se cierran como un aro y el mundo
es una palabra que salta y produce escozor en nuestras lenguas?…
Recuerdas, exiliado por tu brutal sonambulismo, recuerdas
las alcantarillas de tu ciudad que nutrieron al río de oro,
recuerdas el abrevadero, junto a la alameda de los muertos
marcada con enormes piedras blancas como el llanto de un dios,
donde se encontraban los talismanes y los palos torcidos
que inundaban de majestad tu frente?
(Seres, nombres de seres.
Deslumbramiento de monos habladores bajo el cielo feriado./
Tambores
de piel de chivo alejando cosas y cosas de bronce
hacia las capitales escarlata, mientras mi madre, partícipe de mi
sueño, aguardaba por unas bellas frutas que yo había visto
en el mercado, al fondo, junto a las ollas pintadas.)
De este destino diré hoy que lo ví crecer
como el arco de yeso de la casa, cuando mi sombra huía
como una llama muerta. Y del llanto que pendió
de los dedos monótonos, digo que puede ser ternísimo
cuando se tiene una espada de lata
y las estrellas llegan a abrevar sus distancias
en la mirada parda.
Porque yo recuerdo
que tuve todo eso, y que vi reposar a un burro blanco
en el sol de Enero y que oí comentar a los mayores
las noticias de cierta lejana guerra. Y el movimiento del caballo
y ese rey perezoso me retuvieron horas y horas
en el perfume de la media mañana, bajo el sol de Enero,
esperando la brillante jugada de mi padre.
Escena prima
La cadenza
en el fondo del jardín
caballeros laberínticos
la mano que deja caer la mierda se llena de rocío
has escuchado este mismo canto en tu infancia
llamados en los largos corredores
I love you I hate you
la avidez de la boca me ahoga
Quiero Quiero Quiero
morder despedazar devorar
apoderarse del cuepo de un dios
Ser un Dios
& el flipping down sobre el diseño de la alfombra
Quién soy yo Qué es lo que he comido
Hay un vómito que se prepara hace milenios
debo escupir algo que tal vez soy yo mismo
remontando los ríos con la boca
tocando a fuente del desprecio
Eres una mierda
te niego / te arrojo
No existes más
Has existido en sueños
los velos de muselina acariciaron tu rostro
viviste contemplando un abrazo perfecto
deforme como tú
y te irás sin saber sin entender
que ese sonido metálico clang
en las entrañas
limitando minuciosamente tu cuerpo / con odio
My Heart my heart my heart
Why have you left me alone
bajo LSD 25
Pánico
la conciencia del abismo (v. Pascal)
y la espalda de un hombre que se aleja
Tanto penar para morirse uno
He sufrido por mi padre he sufrido por mi madre he
sufrido por mí
y quieren que siga sufriendo
He comido algo malo
debo expulsarlo de mi cuerpo
Lo que es malo para mí es tal vez bueno para ti
Lo que es malo adentro tal vez es bueno afuera
Tal vez arrojar mi mierda sea bueno
y al contacto del aire
Qué hay afuera
Guerrino Meschino
El Caballero de la Rosa
El que atraviesa 7 mares 40 desiertos
El que pierde la flor
El niño que persigue a su madre en el
patio cuadrado con un vaso de noche en la mano
Dime dime que es la más bella
Dime que es la más grande
Dime que soy bueno
Dime que me amas
Ne me quittes pas
Has expuesto tu cuerpo tembloroso a miradas
y caricias que no han llegado jamás
Tu cuerpo no es un jardín
Todo lo que está herido hiede
Todo lo incompleto hiede
El hedor es terror
I hate you
Tu memoria deja trazos incandescentes en las letras
Vuelve a mirar lo que has visto
Padre
Lima arde
Madre
Qué has visto a 12° Sur
cuando el perezoso sol atravesaba
el Equinoccio de Primavera?
Nudo borromeo
Un hombre vaga durante numerosos años fuera de
su patria, estrechamente vigilado por Poseidón, y solo.
Aristóteles
Y ahora remontas rue Vavin subiendo a Montparnasse
Hay un río que duerme otro que murmura
Aquí Clayton hablaba de Loutine
Los dorados temblores de Diana en el patio interior
El cuerpo multiplicado en millares de copias
Y un presagio de tormenta en la escalera
Menos grave que en los años siguientes
Y ahora todo resbala hacia Lo Real
Había sido algo menos que una presencia
Definida con tenacidad
Al alba con las últimas luces de la fiesta
La materia de los dioses extraviada en un recuento precipitado
De tantos viajes tantos libros tantas mujeres
La sombra helada de un libro que te acecha
Mientras haces el amor en el bisel del espejo
Las claves sumergidas en un catálogo de signos
Te requiere por una vibración de encajes y deseos
Como el vaho sobre el cristal del automóvil
Londres un taxi palpitante a la puerta
Una confidencia cubierta por el timbre del teléfono
Forma insuficientemente percibida
A través de las celosías de la casa
Lo gris duerme su rapacidad vela
Modo infinito en infinita parodia
Y ahora tratas de recordar un acto significativo
Que te hubiera matado
Para que hacia él converjan las líneas del poema
O el pavor de un sueño
Donde olvidas tus huellas en las cosas
Como si al crepúsculo tornaras la cabeza
Viendo unas rayas difusas en la perspectiva
Así cuando declina el viento de la noche
Hay tal vez una playa con casetas de vidrio
Y estudias el mecanismo de las olas
Sobre la barrera que planta tu memoria
Un dólar de plata por saberlo
El sentido de la experiencia debe encontrarse allí
Y yo debo entonces perseverar en el poema
El Otro que yo he sido el Otro que estoy siendo
Me debe ser designado en el poema
En una de sus líneas (tal vez en ésta misma)
El insolente sol trepa al solsticio
Y se me hace saber que mi sombra se gasta
Y una imagen recurre (la de Marianne)
Como si el erotismo fuera capaz de definirme
Como si buscase definición
Deslizándome hacia el centro del poema
Donde hay silencio y quietas placas de hielo
Calles que no llevan nombre
Miedo de tocarlo y no tocarlo y atravesarlo sin tocarlo
Como una sombra de palabras
Y hay líneas que se encurvan sobre el horizonte
Otras sobre el crepúsculo
Y acodado en las estepas mayores
Buscas la conjunción de los sentidos
En una sola epifanía
La memoria como un espejo parabólico
Descoyuntado por infinitos puntos de fuga
Que recompone ahora una imagen de mujer
De actos presenciados en Mallorca
O en un pueblo belga que se llama Malone
Cuyo sentido (si alguno existe) resistiría a la enumeración
De imágenes dispersas
De una noche en busca de rue Giordano Bruno
Al fondo del distrito XIV y bajo la nieve
O la de un lépero cagando sobre un puente en Comayagüela
O de una noche caliente y desolada en Managua
Un Luna-Park en trozos
O caminando contra el viento a la entrada de Cerbère
Buscando un maldito camión
Y todavía
Atravesando un campo de lavanda en el Luberón
Con un vuelo de cuervos en /> Un último sobresalto de Occidente
Antes del encadenamiento de las guerras
Las heladas estrellas se agrupan del lado de La Osa
Ella ha desaparecido
(Quién es Ella dónde está Ella)
No confundas tu soledad y la suya
Cuando tires las tres monedas por seis veces
SUNG
Esta línea muestra al sujeto vacilante frente a la disputa
Vuélvela estudio de los dictados celestes
Abate sus deseos agresivos
Reposa en la firmeza y corrección
Habrá buena fortuna
Abate tus deseos abátelos te digo
Así podrás acceder a la contemplación
Y el mundo rodará sin ti
Por una vez
Y verás gotear las estaciones
En un cielo Ile-de-France
Tendido en un camastro fascinado
Por una constelación de manchas de humedad
Las nubes dibujan carneros castillos
Una majada de fantasmas desciende el Huascarán
Trisca en torno de un ojo de agua
Pisoteando el diván del analista
Repita eso
(Eso?)
La memoria se posa sobre un campo de trigo
Y los caballos trotan en torno de la era
Encerrados en un domo dorado
Tu padre bebe chicha de jora
Y tú aloja fresca
Y más tarde la luna rondará la Casa-Hacienda
Polvo de leche luz
Tus sábanas se prolongan en nevados
Repita eso
El poema graffiti sobre un largo monólogo
El tema del baúl el tema del poeta atormentado
Por la Sombra del Padre
Un calembour dudoso colgado de la manga
(Nunca tocará fondo porque es forma)
La hora de las visiones ha pasado
Quién sabe lo que sabe quien no sabe
Hay una teoría de círculos concéntricos
Puesta para evitar un encuentro frontal
Que ya tuvo lugar
Que apareció como un azahar en el verano
Calmando mis sentidos crispados en la espera
En el sous-bois las armas
Esparciendo un sonido metálico en el aire transparente
Lustros
Y a la mañana siguiente un trapecio de niebla
Sube al Medio del Cielo
El halcón malherido voltijea sobre el techo del mundo
Suspendido del verbo
Que se balancea como un fruto
Demorando en caer
Y te consumes fuera de la palabra
Que tal vez se alimenta a sí misma
En inflorescencia perpetua
Y así entorpeces la demostración
Empantanado en una noche sin fin
O detenido en un mediodía perfecto
Un bocado de viento en las colinas
Una ventana abierta en la plaza del pueblo
Que designa un imposible deseo
Y el tiempo el viento amargo
Huye entre tu camisa
Como un recuerdo agudo y olvidado
Así un día en el embarcadero de Santiago Atitlán
O cierta ven en Uxmal
Indescifrable tu memoria en ruinas
Fuera de tema borracho como un Lord
Contiguo a una galaxia burlona y superior
Más ebria que la noche bamboleante
Ceñida a tu cintura hincándote las uñas
Mientras circulan retazos de ciudades
Ramalazos de luces en el puerto
El esplendor vacante de tu cuerpo
Animal expulsado de la música
Más acá del Edén donde no hay luz ni noche
Sino incredulidad de cada gesto
Como quien sobrevive sin saberlo
Y hay un valle que cierra el horizonte
Un río que la brisa acerca
Y una mujer desnuda en la terraza
Tomando sol
Nada es real salvo Lo Real
Desdeñoso irascible parpadeante y sumiso
Eternamente anclado
Plantado frente al río que murmura
Que tu vida se despliega y se agota
En la incesante perfección de su diferencia
A causa de Entropía
Obedecida y pronto contradicha
Por una dimensión confusa y vegetal
Y el azar te convoca para jugar un rol figurante
En el chalet de abajo
Y en un delirio de provisiones y de ropa limpia
Olorosa a lavanda
Viajas en tus palabras
Y tus palabras viajan.
ECLIPSE
Un sol negro semejante
a la premonición del desastre. Un sol muerto
robando las plegarias de los campesinos ojerosos.
Un sol ajeno a todo lo que habíamos conocido
hasta entonces,
a todo lo que habíamos sufrido hasta entonces.
Este es el sol que ha descendido
sobre nuestras ciudades. Ha
agotado las doncellas. Ha roto de un hachazo
las gruesas mesas de madera y los toneles
de vino espeso como sangre de gallo. Ha tensado
los mares y los ríos. Ha cortado la leche
de las madres primerizas. Ha revelado
a los bachilleres sudorosos
que hay una espera completamente sobria
de lo inevitable,
fría como el rodar de las esferas celestes.
Todo está ahora detenido. No obstante
hay como el ruido de cubiertos en una larga sobremesa.
Y bufones huidizos, bufones
de orejas puntiagudas
soportando en sus jorobas las secas maldiciones.
- Tulio Mora
- Germán List Arzubide
- John Fitzgerald Torres
- Alfonso Calderón
- Rosamel del Valle
- Carolyn Kizer
- Oswaldo Reynoso
- Gerardo Diego
- Julio Llamazares
- Narcís Comadira
- Raquel Señoret
- Claudia Rankine
- Mario Jursich
- Charles Péguy
- Luis Rius Azcoitia
- Jean Reboul
- Viggo Mortensen
- Leopoldo Díaz
- Enrique Gómez Correa
- Edgar Allan Poe