Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Reynaldo Naranjo

Reynaldo Naranjo García, nacido en Lima el 6 de abril de 1936, y fallecido en Miraflores el 7 de julio de 2020, fue una figura emblemática de la poesía y el periodismo peruano. Su trayectoria literaria y periodística lo coloca entre los grandes nombres de la generación del sesenta, junto a figuras como César Calvo, Javier Heraud, Arturo Corcuera y Mario Razzeto. Junto a Calvo y el poeta uruguayo Alfredo Zitarrosa, Naranjo fundó la Casa de la Poesía en el distrito de Barranco, un espacio de encuentro y creatividad para poetas.

Naranjo no solo se destacó por su poesía, sino también por su labor como periodista y editor. Fue uno de los fundadores de importantes medios de comunicación en Perú, como los diarios La República y Hoy, así como la revista Múltiple Cultura peruana, en colaboración con Germán Carnero Roqué. También dirigió la revista Talleres de Comunicación, especializada en periodismo y cultura general. En 2004, rindió homenaje al historiador Jorge Basadre con la edición de «100 Años de Jorge Basadre».

En 1965, su libro «Júbilos» le valió el Premio Nacional de Poesía, consolidando su reputación como un poeta de renombre. Naranjo también incursionó en la música, grabando el disco «Poemas y Canciones» junto a César Calvo y el músico Carlos Hayre. En 2007, publicó «El círculo invisible«, una recopilación de manuscritos poéticos peruanos guardados por Magda Figuerola, acompañada de fotografías de Carlos «Chino» Domínguez. Este libro, según Naranjo, era el resultado de cuarenta años de vivencias compartidas por diez personajes, creando un círculo poético único.

Su obra literaria abarca diversos géneros y temáticas, con títulos destacados como «Junto al amor«, «Violín desconocido«, «Las manos en el fuego«, «Los encuentros«, «Cuentopoesía» y «Historia de la noche«. Además, publicó «El Garabato Exacto«, un conjunto de relatos que refleja su talento narrativo.

Reynaldo Naranjo también fue comisionado por la Unesco para reconstruir los quince años de la vida de César Vallejo en Europa, un proyecto que resalta su compromiso con la cultura y la literatura peruana.

Sin embargo, su vida no estuvo exenta de polémicas. En 2018, sus hijas Roxana Naranjo y Nadia Paredes lo acusaron de abuso sexual durante su adolescencia en París en 1978. Estas acusaciones llevaron al Ministerio de Cultura de Perú a retirarle el Premio Nacional de Poesía que había recibido en 1965.

Reynaldo Naranjo dejó un legado literario significativo, con obras que continúan resonando en la poesía peruana. Su vida y obra reflejan tanto la brillantez creativa como las complejidades personales, dejando una huella imborrable en la cultura literaria del Perú.

LA NOCHE ESTÁ SERVIDA…

LA NOCHE está servida.
Os invito la luz de los faroles
y esta calle que se abre
en mis palabras.

Para este día
mi corazón como una luna roja
rodando por la hierba, mi pie
de solitario silbador
en este cuerpo que anda
hacia vosotros.

Para este día
yo he vivido años.
Bebed de estos lugares
de mi vida.

La enterrada vasija del estío
derrame su licor y esta dicha
de compartir la tierra.

Alzad la copa del amor.
Canciones, sueños, hombres.

ESTE AIRE VACÍO…

A Juan Gargurevich

ESTE AIRE vacío.
Este gorrión inútil
que sobre mi hombro posa y acaricia
con silencioso pico, mi alma.

Ay hasta cuándo.
Hasta qué.
Al fin hasta que pájaro
ha de seguir soñando
con rama preferida.

Un forado en el aire
era mi aliento herido.
Oh prisionero.
Fiel prisionero mío.

CANTO A LOS FARDOS FUNERARIOS

Desenvolvamos
el cuerpo de los padres.
Sentados en el fondo
de la tierra
esperaron.

Para nosotros
fueron envueltas sus miradas.
Para nosotros
fueron guardadas
vasijas y cosechas.
Para nosotros
fueron edificados
y derruidos
los hogares.

Descubramos el rostro
en que hemos de reconocernos.
La poderosa mano
donde descansa
la línea de la vida.
El pie detenido, la voz
que idéntica a la nuestra calla.
Toquemos la misma piel
que viste
a los humanos cuerpos.
Emocionémonos
con nuestro propio antiguo corazón.

Oh parientes de arcilla:
reunidos estamos
en la gran ceremonia.

El cántaro de la Luna
y el cántaro del Sol
mezclan el sagrado licor
en nuestras sangres.

A un edificio en construcción

Obreros y cemento
curiosos e ingenieros
ingresan a la gran mezcladora.
Mientras el ruido gira
va naciendo el gigante
hijo robusto
que ha de crecer
hasta el veintavo piso.
Danza de músculos
de cerebros y días.
Nos pararemos
en el piso más alto
tal los conquistadores
de las altas montañas.
Alzaremos los brazos
para tocar el cielo
y el flamante ascensor,
como nave dorada,
nos dejará en la tierra
con las manos vacías.
Vendrá la burocracia.
Gerentes, policías,
padrinos y ahijados.
Contratarán porteros
y nos serán cerradas
las puertas que pusimos.

JUBILO PRIMERO

He heredado los frutos
de los primero árboles
La voz de los primeros pájaros.
La primera tristeza

Mis parientes no me han abandonado.

Mi cuerpo viene
de mano en mano
con el agua
de la primera sed.
YO entrego el cántaro de mi cuerpo
a la mano siguiente.
Bebed del hombre que camina
desde las cavernas
hasta las avenidas,
que pasa de los arboles al cosmos.

Siglos, siglos
en espiral, redondos.
La comarca se enciende todavía
al roce de su piedras:
Qué mi cuerpo se encienda
al roce de los cuerpos.

POEMA PRIMERO

Crece la hija
en cuyo pie prosiguen
los pasos más antiguos.
Los parientes descubren
urgente parecidos.

¡La misma boca!
¡Los mismos ojos!
¡El mismo corazón!
¡La misma sangre!

Y ella,
tan sólo a ella parecida, avanza.