Poesía de México
Poemas de Amparo Dávila
Amparo Dávila. Escritora mexicana, fue muy conocida por sus cuentos y poesía, publicando a lo largo de su carrera antologías como Árboles petrificados o Perfil de soledades. En 1977 resultó ganadora del Premio Xavier Villaurrutia.
POLICROMÍA DEL TIEMPO
Tiempo blanco
vacío sin ti
contigo en la memoria
memoria que te inventa
y te recrea
Tiempo azul
el sueño en que te sueño
la clara certeza
de hallar en ti
la tierra prometida
Tiempo verde
más allá de la esperanza
aguardo
la certeza de tu cuerpo
Tiempo rojo
presiento tu cuerpo
y se derrama
un río de lava
entre la sombra
Tiempo gris
nostalgia de tu voz
y tu mirada
ausente de tu ser
cae la tarde
Tiempo negro
lenta muerte
un viento de puñales
se desata
al no saberte cierto
Brindis
Recordemos el ayer y bebamos por lo que fue; por lo que ya no es!
Levanta la copa y brinda por lo que fue vida y fue muerte;
por lo que un día fue presente y ahora es pasado.
Recordemos el ayer y los amores color de flama; flama esencial
que incendiaba el alma.
Yo sólo tengo vino color de llama; la hoguera de sus amores
se quedó atrás en el pasado.
Llena la copa y bebe; bebamos por el pasado que no puedo
olvidar!
Acuática
Iré por la noche hasta el río musical, cuajado de estrellas;
iré a bañarme en sus aguas color de turquesa.
Escucharé los lamentos de las ramas inquietas; creeré piedras
movibles, los sapos grises.
Correré por la orilla de arenas dormidas, persiguiendo
luceros; en la arena quedarán las huellas de mis infantiles
goces.
Navegaré por el río con mis brazos por remo; el río cruzaré
con remos alados, y brotarán de mis manos las flores
del agua.
Desafiaré los peligros de las aguas profundas; sumergida
en su seno, me pensarán acuática.
Interrumpiré el sueño de los pececillos leves; a los peces
de mil colores les robaré sus sueños de perla.
Liberaré los cabellos con ansias de redes; pescarán estrellas
de coral y de nácar.
Cansada de juegos, descansaré a mi antojo sobre el regazo
del río; el río adornará mi cuerpo con encajes de espuma.
Gimen las flautas
Gimen las flautas
en las manos del aire
y en vano las brisas
azotan los cristales.
¡Es tan duro el corazón de la piedra!
Arcilla desolada,
el peso de los astros
lacera tu frágil epidermis
y hace trizas, cenizas y sollozos
la rosa de la luz.
Dejadme gritar y ensordecer
con mi propio grito
hasta escuchar la esquina
más sola de mis venas.
Quiero pensar, creer
y, sin embargo…
están ausentes de ternura
los ojos de la tarde
y lloran solos
las fieras en el monte.
Si lo sabéis, decidme:
¿en dónde está el secreto manantial,
el agua virgen?
Busco bajo la niebla cuajada de horizontes…
Y ni siquiera lo sabía:
¡soy muda y ciega!
El cuerpo es una estrella fugaz
una llama encendida
que se apaga
La noche es una ala negra
que se extiende
y envuelve en su negrura
La noche hunde
su prestigio de tigre
muerde al sueño
y al cuerpo
el tigre de la noche
en el agua
Este cuerpo que grita
y no se escucha
que se abisma
para salir huyendo
cuerpo sin luz
en sí cerrado
Ni un solo pájaro
en la noche
ni nada que nos retoñe
el cuerpo olvidó su rostro
su sombra
su recuerdo
Noche sin alba
profunda
eterna
el cuerpo cae en ti
como fruto maduro
y consumado
Como pregunta sin respuesta
el cuerpo va cayendo
de silencio en silencio
en la noche embozada
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