Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Paul Morand

Paul Morand (13 de marzo de 1888, París – 24 de julio de 1976) fue un diplomático, novelista, dramaturgo y poeta francés, considerado un temprano modernista. Fue miembro de la Academia francesa.

Oda a Marcel Proust

Sombra
nacida del humo de vuestras fumigaciones,
el rostro y la voz
roídos
por el roce de la noche,
Celeste,
con su rigor, suave, me empapa en el jugo negro
de vuestro cuarto
que huele a corcho tibio y a chimenea apagada.

Tras la pantalla de los cuadernos,
bajo la lámpara rubia y untuosa como un postre,
vuestro rostro yace sobre una almohada de tiza.
Me tendéis las manos enguantadas de filadiz;
silenciosamente vuestra barba repunta
en el fondo de vuestras mejillas.
Digo:
—Tenéis aspecto de seguir muy bien.
Respondéis:
—Querido amigo, he estado a punto de morir tres veces durante el día.
Vuestras ventanas cerradas para siempre
os rehusan al boulevard Haussmann
repleto hasta los bordes,
como un mortero brillante,
del estrépito de palastro de los tranvías.
¿Acaso nunca habéis visto el sol?
Pero lo habéis reconstruido, como Lemoine, tan verídico,
que vuestros árboles frutales en la noche
han dado flores.
Vuestra noche no es nuestra noche:
Está llena de los resplandores blancos
de las catleyas y de los trajes de Odette,
cristales de las flautas, de los candelabros suspendidos
y de las chorreras encordonadas del general de Froberville.
Vuestra voz, también blanca, traza una frase tan larga
que parece plegarse cuando, como un enfermo,
somnoliento que se queja,
decís: que se os ha causado una pena enorme.

Proust, ¿a qué saraos vais pues por la noche
para volver con los ojos tan fatigados y tan lúcidos?
¿Qué terrores a nosotros vedados habéis conocido
para volver tan indulgente y tan bueno?
¿Y sabiendo la tortura de las almas
y lo que ocurre en las casas
y que el amor daña tanto?

¿Eran veladas tan terribles que dejasteis en ellas
esa rosada frescura
del retrato de Jacques-Émile Blanche ?
¿Y que aquí estáis, esta noche,
amasado en la palidez dócil de las ceras
pero contento de que se crea en vuestra agonía suave
de dandy gris-perla y negro?

Traducción de ÁNGEL JOSÉ BATTISTESSA

El canto de Charing Cross

Inglaterra,
joya de hulla engastada de tiza,
cubierta de hierba, recortada de setos,
de ríos lentos que mueve el pulso de la marea en los estuarios en forma de concha,
que vierten su trabajo manufacturado en el mar,
de arroyos intrincados donde saltan salmones,
ciudades visitadas por gaviotas estridentes, esparcidas
como cartas arrojadas al viento,
patria del hierro exacto y del acero cultivado y de las hilanderías,
país de los humos espesos, carbones empapados en nieblas, residuos de fundición, escorias,
perspectivas de ladrillos lívidos,
inútiles jardines agobiados de impuestos,
domingos lluviosos dorados por el Génesis,
noches sin estrellas cuyas negras cosechas caen bajo la hoz de los faros,
nosotros conocíamos todo esto;
nos contentábamos con tu sonido mate,
nos alimentábamos en tus grandes periódicos como en artesas rebosantes de hechos,
sabíamos que tu amistad nos daría el mar,
urdimbre movediza tramada por las hélices,
los banknotes sedosos,
los fuertes flotantes,
los cables dóciles, sensibles, oxidados,
en fin la victoria de sabor salino
que tus hombres llevan sobre su rostro de mentón decidido,
pero ignorábamos tu ejército arrancado de tu carne de marinos,
los soldados nuevos que tienen el movimiento de las olas:
las culatas de los fusiles son rosadas
los arneses claros no han servido
y en los jardines públicos
los veteranos de Afghanistán explican el cañón.
La refriega será magnífica:
Ya los maoríes tuestan el maíz a la sombra de las Pirámides,
los hindúes se liberan de una noche de asechanzas en el Flandes rubio,
los canadienses cazadores de osos
y las cornamusas caledonias despiertan a los guerreros de Troya.
Suenen los fuertes acordes de la artillería pesada,
cante el obús armonioso,
vosotros no conoceréis nada mejor,
oh moribundos que aferráis las cantimploras.
Caed contentos:
ved llegar el instante grandioso,
y es un poema de sangre
el que entona el viento en las liras de los alambres de púas:

Órganos de los motores,
decid un Requiem ardiente
por esta hecatombe de comerciantes.

Traducción de ÁNGEL JOSÉ BATTISTESSA

GALWAY

Irlanda hace muecas de granito,
se enfrenta con la empalizada de todos sus basaltos,
al espacio atlántico.
Permanece ante el cielo nulo
como la idea ante la página en blanco.
Dando la cara a un viento que no viene de ninguna parte,
afrontando un vacío más nacarado que el de las caracolas,
si la isla permite al sol terminar a solas su curso,
es porque ya no hay esperanza al otro lado del mar occidental.
Fuera de Europa no hay más que espejismos, vapores,
muerte, nubes, humores.
Fuera de Europa, nada se decide, nada se condensa.
Sumisa en la interrogación del agua,
la Irlanda de los ojos de ostra llora
todas las lágrimas de su cuerpo de ahogada;
exportadora de lamentaciones,
llora su vida de náyade proscrita y de gran derrotada profesional.
Ella no es sino un agujero en una túnica de ángel,
Un desgarrón en un vestido de hada mendicante.
En vano dispara a la neblina del oeste guiños de faros,
ondas en círculo,
gotitas de aviones, comas de gaviotas,
gritos miserables,
preguntas húmedas o mensajes mojados.
Y nada responde sino el agua que salpica y que lustra.
Irlanda como su pan color de turba
su centeno color piel de cura,
su pan de poesía, de tumba.
Recula ante un infierno frío,
de verdes condenados, como el buceador, recubierto de burbujas,
un infierno de llamas verdes.
Irlanda lava el umbral desgastado de Europa
hablando a solas, como las locas.
Paul Morand. Editorial Renacimiento.
Traducción de Marie-Christine del Castillo.

Besos

Un beso
abrevia la vida humana en 3 minutos,
afirma el Departamento de Psicología
del Western State Collage,
Gunnison (Col.).
El beso provoca tales palpitaciones
que el corazón trabaja en 4 segundos
más que en 3 minutos.
Las estadísticas demuestran
que 480 besos
acortan la vida en un día,
que 2.360 besos
os privan de una semana
y que 148.071 besos,
son sencillamente un año perdido.