Poetas

Poesía de Uruguay

Poemas de Martha L. Canfield

Martha L. Canfield, nacida en Montevideo el 28 de mayo de 1949, es una destacada poeta y escritora uruguaya, naturalizada italiana, cuya vida y obra están marcadas por el cruce cultural y lingüístico entre América Latina y Europa. Hija de un oficial de la marina uruguaya de ascendencia irlandesa y de una madre de raíces italianas, Canfield creció entre el español, el inglés y el italiano, lo que sin duda enriqueció su obra literaria con una notable diversidad de voces y matices.

Formada en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República y en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, su trayectoria está profundamente marcada por el exilio y el compromiso político. Perseguida durante la dictadura militar en Uruguay, Canfield se trasladó a Colombia y luego a Italia, donde desarrolló una intensa labor académica y literaria, siendo una de las primeras mujeres en obtener un encargo docente en la Universidad del Rosario en Bogotá.

Su obra poética, que se inicia con la publicación de Anunciaciones en 1976, ha evolucionado desde una fuerte conexión con el contexto latinoamericano hasta una voz más universal y espiritual. El mundo del hermetismo florentino influyó en su desarrollo creativo, colaborando con figuras como Mario Luzi y Piero Bigongiari. A lo largo de los años, su poesía ha explorado temas tan vastos como el amor místico, la nostalgia, el deseo, y el contraste entre lo onírico y lo tangible, entrelazando lo erótico y lo religioso en una búsqueda constante de lo sublime.

La poesía de Martha Canfield destaca por su lenguaje pulcro y transparente, cargado de metáforas que nunca se exceden en ornamentos, sino que buscan profundidad y claridad. En sus versos, el paisaje no es solo una evocación geográfica, sino un reflejo íntimo de su viaje interior, un modo de explorar la memoria y los espacios emocionales que marcan su vida de exilio. Desde los paisajes uruguayos y colombianos hasta los toscanos, la poesía de Canfield es un mapa de la sensibilidad, donde lo físico y lo espiritual se entrelazan en una danza poética de gran belleza.

En su vasta carrera, Canfield ha publicado numerosos poemarios, en español e italiano, y ha sido galardonada con múltiples premios literarios. Su obra ha sido traducida a varios idiomas, y su participación en antologías internacionales consolida su lugar como una de las voces más destacadas de la poesía contemporánea en ambos continentes.

AGUAVIVA

Con un tiempo madurado por diversos cielos
vuelvo los ojos hacia atrás y dejo
al alma sola andar
hacerse su camino entre recuerdos
casi igual al cachorro que ha venido a endulzar
mi soledad en estos días
husmeando aquí y allá la imagen
de los amigos que están lejos
halando a mordiscones los fantasmas
tantos de múltiples ayeres
girar dar vueltas en redondo para por fin
echarse en un lugar cualquiera
que sin embargo fue muy elegido
donde tu cara me sonríe veinte años atrás
y a lo mejor también a vos te queda este recuerdo
te llevo de la mano por la playa
porque queremos ver las aguavivas
son muchas y forman un montón cerca del agua
vieja fotografía de familia
esta figura ha perdido un poco los colores
pero yo puedo ver tu cara que sonríe
y tus dos trenzas rubias que a vos no convencían
tu sorpresa ante el mundo
que entre las dos gozosamente hurgábamos
y con ligera vehemencia descubríamos
lleno de azoramientos y de risas

Susana la lejana

si ahora en este cuarto gris de día
en medio de Florencia ya desencantada
sobre mi corazón enfermo de dolores
viene a volcarse en mil figuras
el mundo que perdimos
que a un pueblo entero le fuera arrebatado
has de saber así muy llanamente
que tu rostro sonriendo con veinte años menos
es la estación dulcísima adonde me detengo
porque en la calle llueve y mi cachorro duerme
porque me pesa el aire y quiero detenerme
porque me niego a revisar los días de la furia
a resentir la humillación las penas o el fracaso
me niego a los adioses
quiero sólo tu risa una mañana el mar
y cuarenta aguavivas
casi todas respiran
te llevo de la mano
desvelo un continente
te hago pisar prodigios en lo nuevo
fresquísima orgullosa ayer nacida
te enseño aquello que conozco apenas
y me detengo aquí

Susana
hermana
lejana

y me detengo aquí
husmeo el sol y el agua que rompe en esta arena
husmeo el aire cálido de enero que comienza
giro un poco y me echo
cansada de este viaje que dura veinte años
sobre la playa ingrávida
de una imagen pasada que viene a consolarme.

Caníbal

Yo quisiera envolverte y protegerte
de las miradas de todos los demás
como adentro de un capullo secreto
en el que tú pudieras
seguir creciendo y palpitando
tu ingenuo corazón
pequeño y niño
seguiría latiendo
setenta veces por minuto
y mi mano sería para él
pantalla escudo estuche
yo quisiera guardarte en un calor seguro
quisiera acariciarte y devorarte
sentirte descender en la tiniebla visceral
y percibir tu movimiento rítmico
adentro de mi estómago oculto
ya despedazado por mis dientes
de un amor de la índole del fuego
a nada semejante
transformado en la esencia de ti
y ya sin forma
pura sustancia concentrada y libre
de todo posible movimiento autónomo
que la esencia lo es muy simplemente
en el tiempo sin tiempo
no se mueve no trata de cambiar
dentro de mí cuidada y protegida
incluso de ti mismo
tú me comprendes, ¿cierto?
incluso de tu falta de amor
de tu insensata pretensión
de encontrar el placer en otra parte
quién sabe dónde, luego,
¡habráse visto!

Como una planta

Quita la hierba que me crece en torno
no ves que me sofoca
devuélveme aire y viento
la luz que ya no encuentro
aunque sea secreta y tenebrosa
me es indispensable
riégame con el agua impetuosa
del río que conoces
recórtame las ramas sin forma y voluptuosas
quita las hojas secas
cava poda despalma
déjame ser esbelta y bien segura
como antes lo era
en la pura belleza del principio
cuando el instante era más que el absoluto
y luego sin piedad
te pido por favor
córtame las raíces
arráncame del suelo
déjame volar en el aire anhelado
un día una hora un minuto feliz
déjame soñar
que no me importa nada
si la respiración me alcanza apenas
para entender la insidia
el vértigo el error
y luego desplomarme
en el sueño sin sueños
de lo oscuro inasible
del vacío sin ti.

Tiempo serpiente

¿Cuántos minutos tienen
las horas de un amable conversar?
Estábamos seguros
que algunos eventos del pasado
formaban la raíz
de ciertas situaciones actuales.
Así, guiados por nuestro razonar
ante los ojos nuestros
los tiempos sucesivos
adquirieron la forma de serpiente
y el aire seguro acogedor
de nuestro cuarto
nos sostenía como si eso fuera
el interregno cálido
de un sueño a ojos abiertos.
Pero de pronto las disquisiciones
encontraron un orden imprevisto
y yo te iba diciendo
y tú me ibas diciendo
y el brazo circular
del tiempo de serpiente
sin fin fue dando vueltas
con amor acunándonos
como madre abrigándonos
dejando abierto solamente un paso
una breve salida ascensional
por donde tu corazón y el mío
en la ebriedad de lo que al mismo tiempo
es nuevo y es antiguo
subían y gozaban
cantaban y volvían
al ingrávido centro
del instante sublime
del tiempo atemporal.

Jardín de invierno

Para Oreste Macrí
maestro venerado

Como un jardín botánico
de invierno
donde cada arbolito
cada planta tuviera
una etiqueta
limpia y ordenada
clavada en la tierra
declarando
su familia su especie
su historia y su destino
dejando en claro
que no queda nada en manos del azar
solamente tal vez
la gran melancolía
de una tarde más gris que cualquier otra
donde las nubes no alcanzarán la forma
prevista ni soñada…
El aire se condensa en una gran burbuja
y sopla y se derrama
y toda la tristeza de la tarde
se acumula al pie del arbolito
que tiene que crecer según su especie
y solo desafía
la gris melancolía
de este jardín de invierno.

Aves de mar

Para Márgara Russotto

Del verde al azul
y del oscuro al claro
en beata ineptitud se balancea
el ánade pequeño
llamado guanaguanare.
Sobre las ondas deja
su blancura intacta
suspende su apetito
y calla su graznido
y ni siquiera el vuelo
de ese pelícano a su lado
puede arrancarlo
de su sueño.
Si es sueño su olvido
si es olvido su comunión marina
si es callado el silencio musical
del apretado pico
y de su ojo abierto
al reflejo de espejo
de la luz moviendo
un solo corazón
dentro de tanta espera.