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Mark Strand

Poeta Mark Strand

Poeta Mark Strand

Poemas:

COMIENDO POESÍA

La tinta corre desde las comisuras de mi boca.
No hay felicidad como la mía.
He estado comiendo poesía.

La bibliotecaria no cree lo que ve.
Ella tiene los ojos tristes
y camina con las manos adheridas a su vestido.

Los poemas se han ido.
La luz es turbia.
Los perros están en las escaleras del sótano y suben.

Sus globos oculares dan vueltas,
sus piernas rubias arden como maleza.
La pobre bibliotecaria comienza a patalear y llorar.

Ella no entiende.
Cuando me pongo de rodillas y lamo su mano,
grita.

Soy un hombre nuevo.
Yo le gruño y le ladro.
Correteo con alegría en la libresca oscuridad.

EL TÚNEL

Un hombre se ha parado
delante de mi casa
durante días. Lo miro
desde la ventana del
living y en la noche,
incapaz de dormir,
dirijo mi linterna
abajo sobre el césped.
Él está siempre ahí.

Después de un tiempo
abro la puerta principal
sólo una grieta y le ordeno
que se vaya de mi patio.
Él estrecha sus ojos
y gime. Doy un
portazo y retrocedo
hasta la cocina, luego subo
al dormitorio, luego bajo.

Lloro como una colegiala
y hago gestos obscenos
a través de la ventana. Escribo
extensas notas suicidas
y las coloco para que él
pueda leerlas fácilmente.
Destruyo los muebles
del living para demostrar
que no tengo nada de valor.

Cuando él parece impasible
decido cavar un túnel
hacia un patio vecino.
Sello el sótano
desde las escaleras con
un muro de ladrillos. Cavo duro
y en poco tiempo el túnel
está hecho. Dejando la piqueta
y la pala abajo,

Salgo delante de una casa
y me quedo ahí tan cansado para
moverme e incluso hablar, esperando
que alguien me ayude.
Siento que estoy siendo vigilado
y a veces escucho
la voz de un hombre,
pero nada se hace
y he estado esperando durante días.

EL MATRIMONIO

El viento viene de polos opuestos,
desplazándose lentamente.

Ella se gira hacia el aire profundo.
Él anda en las nubes.

Ella se prepara,
sacude su cabello,

maquilla sus ojos,
sonríe.

El sol calienta sus dientes,
la punta de su lengua los humedece.

Él saca el polvo de su traje
y endereza su corbata.

Él fuma.
Pronto se encontrarán.

El viento los lleva más cerca.
Se hacen señas.

Cerca, más cerca.
Se abrazan.

Ella prepara una cama.
Él se quita los pantalones.

Se casan
y tienen un hijo.

El viento se los lleva
en diferentes direcciones.

El viento es fuerte, piensa él
mientras endereza su corbata.

Me gusta el viento, dice ella
y se pone su vestido.

El viento se despliega.
El viento lo es todo para ellos.

ALUNADO

para Donald Justice

El azulado, pálido
rostro de la casa
se levanta sobre mí
como un muro de hielo

y el lejano,
solitario
ulular de un búho
flota hacia mí.

Entrecierro los ojos.
Sobre la oscuridad
húmeda del jardín
las flores se balancean
de aquí para allá
como globos pequeños.

Los árboles solemnes,
cada uno enterrado
en una nube de hojas,
parecen perdidos en el sueño.

Es tarde.
Me acuesto en la hierba,
fumo,
me siento a gusto,
fingiendo que el fin
será así.

La luz de la luna
cae sobre mi carne.
Una brisa
rodea mi muñeca.

Deambulo.
Tirito.
Sé que pronto
el día llegará
para quitar la mancha
blanca de la luna,

que caminaré
en el sol de la mañana
invisible
como cualquiera.

LA PUERTA

La puerta está delante de ti de nuevo y los chillidos
Comienzan y la voz demente está diciendo aquí aquí
El mito de la comodidad muere y el sofá de ella
Convierte al cuerpo en polvo. Las nubes entran tus ojos.

Es otoño. La gente se está lanzando desde los aviones;
Sus parientes saltan en el aire para unirse con ellos.
De eso se trata el chillido. Nadie quiere
Irse, nadie quiere quedarse atrás.

La puerta está delante de ti y no puedes hablar.
Tu respiración es lenta y miras a través de
La ventana. Tu doctor usa un delantal de carnicero
Y lleva un cuchillo. Lo apruebas.

Y recuerdas la primera vez que viniste. Las hojas
Caían desde los arces mientras corrías a la casa.
Corriste como siempre imaginaste que lo harías.
Tu mano está en la puerta. Aquí es donde entraste.

LOS MUERTOS

Las tumbas crecen hacia lo hondo.
Los muertos están más muertos cada noche.

Bajo los olmos y la lluvia de hojas,
Las tumbas crecen hacia lo hondo.

Los pliegues oscuros del viento
Cubren el suelo. La noche es fría.

Las hojas son barridas contra las piedras.
Los muertos están más muertos cada noche.

Una oscuridad sin estrellas los abraza.
Sus rostros se oscurecen.

No podemos recordarlos
Con la claridad suficiente. Nunca lo haremos.

DEJAR LAS COSAS INTACTAS

En un campo
yo soy la ausencia
de campo.
Esto siempre
es así.
Dondequiera que esté
soy lo que falta.

Cuando camino
parto el aire
y siempre
el aire viene
a llenar los espacios
donde ha estado mi cuerpo.

Todos tenemos razones
para movernos.
Yo me muevo
para dejar las cosas intactas.

Biografía:

Mark Strand (Summerside, Isla del Príncipe Eduardo; 11 de abril de 1934 – Nueva York, 29 de noviembre de 2014) fue un poeta, ensayista y traductor estadounidense nacido en Canadá, poeta laureado por la Biblioteca del Congreso en 1990.

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