Poesía de Cuba
Poemas de Mario Martínez Sobrino
Mario Martínez Sobrino nace en La Habana el 24 de febrero de 1931 y falleció en la misma ciudad el 13 de octubre de 2016.
Graduado de Bachiller en Letras en el Instituto de la Víbora ingresa en la universidad de La Habana en donde obtiene el título de Doctor en Derecho. Además obtiene títulos en los estudios de otros idiomas.
La crítica cubana lo refiere entre los poetas de la llamada ‘Generación del 50’ por el simple hecho de un orden cronológico aunque su primer libro — Poesía de un año treinta y cinco— aparece en 1968 y siendo que para esa fecha ya todos los demás de esa generación habían publicado antes.
Martines Sobrino trabajó como diplomático durante 25 años además de realizar su obra poética.
Desde antes de 1958 viajó varias veces a Estados Unidos. Por sus labores como diplomático y su trabajo en las relaciones internacionales de Cuba viaja con frecuencia a Europa. Es designado en la embajada cubana en París por 3 años. Por su trabajo con la Federación Mundial de Asociaciones pro Naciones Unidas (WFUNA) y del Consejo latinoamericano de Relaciones Internacionales y Estudios para la Paz (CLAIP) realiza viajes a través del Caribe y América Latina.
Dio conferencias en la ONU y otros organismos multilaterales así como en instituciones universitarias cubanas y extranjeras.
Se destacó como profesor adjunto al Instituto Superior de Relaciones Internacionales ‘Raúl Roa García’ (ISRI).
Terminó sus funciones como diplomático en 1997 y se jubila de ese trabajo pero se mantiene realizando lo que más ama y por lo cual es conocido, su obra poético.
Figuras de tormenta
Gestos de brisas
Gestos de hojas
Invitaciones tenues
En la calma del ahora
Aparecen nubes
Acariciando
Fascinando
Con la insinuación
De sus aguas
Relámpagos las palabras
Ademanes en las copas
Cruzan los gestos
La duda
La agonía de la unidad
La anunciación
Los aires los alientos
Vuelan la calma
Avanzan hacia encuentros las figuras —
Intensidades descubiertas
Contra las resistencias de los espacios
En tormenta
De sus tormentas
La fijación en las ráfagas de todos los instantes y las
promesas de instantes
En un instante
Rehaciendo
Todo el estremecer y el confundir
En los bordes de la creación
Removiendo el temblor
Destruyendo límites
Haciendo límites sin fin
Impenetrando
Por dibujos de látigos y de éxtasis
Tajos de eternidad
¿Cuál es el pino quién es el viento?
Anadiómene
Único sismo en la nada
Única presencia que la niega
Límites perfectos que germinan irrumpen
En los espacios del caos
Piel que abre las aguas
El ímpetu de arterias hacia sus bordes
Hacia el brillar de las sustancias transformados
La mirada
La mirada que es mirada
La surgente
Fin de las formas
Ya es la forma
Latiendo
Urgente carne de sed
De oros de bronces de pulsos de puñal
Latiendo ascienden
Su cosmos hacen
La iluminación
La expansión
La densidad
La intensidad
La ascensión
Selva y diáspora de poros
Magma de la realidad
Piel latidos
La forma
La insurgente forma
El cuerpo
El absoluto cuerpo
Color que es vida perfecto mar
Explayada
Desnuda
Majestad tendida
Los muslos de tu esplendor
Entran forman
Destinan
El vacío y sedición de las aguas
Al suelo feraz de tus orbes
Verdascas arenas sargazos
Toda la violencia y depredación de brutales infinitos
Se pliega ordena
Redime
En el perfecto mar de finitud
Del negror e imperios de tu cuerpo
En la cima de una montaña negra
¿En cuál latitud
En qué historia
No hay nadadores descubiertos
En la cima de una montaña negra
¡Apártense suaves palabras
Verbo revela toda tu metáfora
Di el secreto de combinaciones y finales
En el conflicto de tu infinita reproducción —
Había un río
Unas piedras unas ascuas
Había una noche nosotros
No había más
Luego tú un griot algún tambor regio
Sobre animales suntuosos ejercen su miseria
Cánones dirán o enigmas esparcen
Clavados en sus pechos en sus lomos brillantes
La húmeda conmoción de sus entrañas y miembros
Despojada
Sangre votiva
Sangre vacía
Sangre oculta
Evaporada en solo una atmósfera
De imágenes convertidas
Ciega función
Pero son aspas enjoyadas
Esas liturgias en frente de las ráfagas
No inventes tu ultraje
No confieses en la historia
No admitas latitud
Unos soplos una herida la entrega
El gemido de la encarnación
En la misma carne
Luces totales
Nova en el cosmos travestido
Nadadores desnudos entre negras arenas
Por las aguas cálidas
En constante adiós
Estatus abrazadas
De tierra
De fríos y veranos
De tormentas
Ven con tus ramas confusas de voces
Liberta el canto en esta piel de lluvias
Detén tus pasos
Detén los míos
Nos unirás viniendo
Te reuniré llevándome
Manos que nuestras hambres nunca alcanzan
Ojos en los que no sacia el mirar
Sueños trashumados por los espacios de mármol
Gestos que van y mueven la intemperie del tiempo
Más
Aun reclaman
Entre columnas
Existe un mundo
Donde nos estamos esperando
Un mundo
Iluminado y descubierto
Un mundo
De los seres magníficos que crean
El mar más libre el mar más húmedo
El mar más cierto
Un mundo
Adonde escapan los peregrinos secuestrados
Más lámparas y salmos
De todos nuestros mundos
Un mundo
De pulsos y espacios y palabras
Que nunca han existido
Entre columnas
Siervos
Siervos de paraísos
Siervos de abismos
Y en cualquier estar
Donde el otro vive
Hojas de aire lluvias transfiguradas
Zumos de tormenta
Trasgos de agua íntima y carnes del diluvio
Persecución del claror
Bordes y centro
De un infinito que dura?
Tres instantes
Esos astros
Espasmos incesantes
En medio de noche nunca acabada
En los lados de la noche
Que era la noche que fue luz
Sin música
Sin fuerza para el silencio
Sin estatuas que de pronto destellaran —
Poblaciones de un drama sin nadie
Lo remoto de lo que se acerca vuelve a ser lejano
No busques no yerres
Por esas noches aparentes
Ebrios
Ebrios de tanto y de nada
De un temblor un destello
Nos fuimos de un lugar sin encuentros
Había un astro esperando otra luz
Un fuego claro pendiente del asombro
Estampida de animales ante otras miradas
Debió haber
Por eso
Te llamaré
Entre tanto ser y tanta nada
Entre tanto yo y tanta noche
Entre tanto error y tanta espera
O entre algo y verdad
No encuentro mis manos viéndolas
Y presienten las tuyas
Hay un vértigo de fieras
Mordiendo esas estrellas del absurdo
Te llamaré
Te llamaré
Necesito un claror en las manos
Entre certeza y tiniebla de ese torbellino
Donde viva nuestra calma
En lo que no sé
Si a partir de este momento
Empieza la historia
Y no hay todavía
Estrellas con nombre
Aun te llamaré
Espera mi voz
No hace falta que respondas
Tu voz será la mía
En una sola noche
Una sola noche sin instantes
Te llamaré
En la misma locura de esos astros
En el drama de la noche que nos mira
Te encontraré
Noche real tierra de luz
Mañana plena
Manos ciertas en la noche develada
Intramuros
Velada incierta entre muros abiertos
A las alegorías de otras alegorías
Farándulas percusión de figuras
Espectáculo de litúrgica casi noche
Y llega la desconocida o viene
Transpirando su anhelar de avenidas
Rodeados de insectos de junio
Cruzados por rondas de payasos
Nos besamos hasta no escucharlos
Nos unen guitarras sepultadas
Besarnos otra vez es desunirnos
No seremos de esa noche amurada que resuena
Tú invades y también voy a tus fondos
Hacia esos senos tras los cuerpos que expanden a los cuerpos
Así anónimos sin aquí sin vernos
Unos muros sin límites tenemos en los brazos
Escucha ese canto sin cantos
Qué libre se ha quedado la noche
Qué silencio hechiza los insectos
Qué feroz será el espacio que nos mueva
Cuerpo presente
Aura de sensaciones
Tensiones de espejismos resonancia de brillos
Sílabas en los poros encumbrados
Oraciones que intentan entrar en la sangre
Mis palabras
En tu cuerpo
Jazzean por la piel sin fin
Nombres
Minusnombres ultranombres que desesperan
La fijación de tus mundos
En el árbol de la piel sin fin
Frases
Minusfrases ultrafrases
Espacios rotos alientos exasperados
Nervios que te erigen
Para apagar el cosmos que te condena a sombra
Brotan las palabras de los cuerpos míos.
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