Poesía de México
Poemas de Mario Bojórquez
Mario Bojórquez (Los Mochis, Sinaloa; el 24 de marzo de 1968) es un poeta mexicano. Es autor de libros de poesía, ensayo y traducción. Su obra ha obtenido diversos reconocimientos, como el Premio Estatal de Literatura de Baja California (1991), el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura (1995), el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa (1996), el Premio de Poesía Abigael Bohórquez (1996), el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (2007), y el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas (2010). Recientemente recibió el Premio Alhambra de Poesía Americana (2012), otorgado por el Patronato de la Alhambra y Generalife y el Festival Internacional de Poesía de Granada, España y la Distinción Príncipe Tecayehuatzin de Huexotzinco. Ha recibido las becas para jóvenes creadores del Instituto Nacional de Bellas Artes, del FONCA y de creador con trayectoria de DIFOCUR, y los Fondos Estatales para la Cultura y las Artes de Sinaloa y Baja California. Ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte en 2007.
Memorial de Ayotzinapa
I
—Le dije a mi nahual—
Todas las formas están vacías
apenas un relámpago atraviesa
la piedra de moler
y el río
que corre abajo
hacia la tierra honda
es apenas el murmullo del agua.
Todo está vacío.
II
Mi nahual respondió—
Todo el tiempo rehuimos
la visión de las cosas vacías.
Todo el tiempo creemos
que asimos la realidad
intocada.
Ve allá y recoge los huesos preciosos
para que los hombres vivan de nuevo,
la vida está vacía como el pellejo de una fiera
Junta los huesos y en un barreño
muele los huesos
para que los hombres puedan vivir.
III
Me dijo mi nahual—
Ahora tendríamos que ir a buscar
los huesos preciosos
Están a flor de tierra
casi insepultos
Basta remover un poco
el polvo
y encontraremos
los huesos calcinados
400 fosas hemos de escarbar
hasta encontrarlos
en Cerro viejo, en Cocula, en Huitzuco
Con las uñas partiremos la tierra
con las uñas y un poco de saliva
VI
Debo tomar ahora
camino hacia el Mictlán
lugar temible
a donde van a dar
las inocentes almas
Ahí el Señor y la Señora del oscuro recinto
me negarán los huesos
Trampas para mi muerte me darán
me darán la muerte como un regalo muy ansiado
VII
Me dijo mi nahual—
No te aflijas con eso
toma a 43 surianos
del «río de las calabacitas»
y condúcelos a «donde serena la noche»
Ahí morirás para que todos vivan
Sólo si mueres los dioses te darán un lugar
para que nadie olvide
un lugar para que la muerte sea memoria
alegre
ahí donde la muerte ondea como una bandera de justicia
Que no te aflija eso
XV
Éramos —le dije a mi nahual—
43 los del «río de las calabacitas»
y yo, pero yo no cuento ni tú tampoco
éramos, entonces, 43
los que cruzamos la noche
XVII
Me dijo mi nahual—
Debes soplar tres veces
el caracol sin agujeros
invita a los gusanos y a las abejas
y a los Avispones
para que hagan hoyos
por donde soplar
sopla fuerte
antes de que te arranquen la cara
XXXII
Después
ya no me acuerdo bien
si yo iba en el piso de la camioneta
empapado en mi propio rojo o en el de algún suriano
El que estaba a mi lado, el paisa, el comité
ya no respiraba ni latía
Pensé —es mi nahual—
y sí era pero también era el que me estaba pateando las costillas
lo miré sin ojos
ni cara
Se asustó al verme
Yo también era el desollado
pero me dio más fuerte
CANCIÓN
En la calle la lluvia no se atreve a empaparte
como un rugido amargo de burbujas que bailan.
Una sonrisa azul más líquida que el agua
una gota de piel resbalando en tu espalda.
Hormigas bebiéndose la noche más negra
en la oscuridad de un lunar de tu cara.
Ese rumor de olas que en tus ojos
invita a bañarse desnudo en tu mirada.
DUELO DE AMOR EN SONETO INVERTIDO
De alegre me duele tu sonrisa
y de sencilla tu voz y de sencilla
la mar en que te bañas y la brisa.
Me duele hasta tu cuerpo y tu ceniza,
los pliegues sudorosos, tu rodilla,
la piel que por mis dedos se desliza.
En tu cielo la luna se precisa
con el rigor del verso, blanca brilla.
Alimento con fuego la semilla
del duelo por tu amor, que es mi divisa.
De alegre me duele tu sonrisa
y de sencilla tu voz, y de sencilla
esta larga y amorosa pesadilla;
que es beberse el dolor, y tan de prisa.
SIMILICADENCIA
Pero cómo decirme, decirte, decirles,
que tengo, tienes, tienen, los ojos entornados,
si al final de los ojos, guardo, guardas, guardan,
la almendra de los días y los rotos veranos.
Pero cómo callarme, callarte, callarles,
estos silencios suyos, tuyos, míos,
si en mis, tus, sus, ojos, hay palomas abiertas
sobre campos de sangre, que yo, tú, ellos,
miran,
miras,
miro,
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