Poesía de España
Poemas de María Rosal
María Rosal. Poeta española nacida en Fernán-Núñez, Córdoba en 1961. Pertenece a la nueva generación de la poesía española cuyas representantes manejan con igual soltura los temas de la vida cotidiana y la poesía amorosa o erótica.
A mano armada
Supón que me presento
cualquier día en tu casa.
Que digo: “Hasta aquí hemos llegado”
que cierro las ventanas,
apago las cortinas,
los libros, los periódicos.
Supón que me presento
cuando menos lo esperas.
Ya puedo disfrutar
tu mirada de asombro,
el lecho abandonado,
los sentidos alerta.
Supón que te desnudo
con besos y sonrisas,
conjuro tus fantasmas,
asalto tu desvelo,
amanezco en tu sombra,
y me marcho,
y me juras
-dentro de un orden, claro-
fidelidad eterna.
Brindis
Mala bestia el amor
Mariano Roldán
Pongamos por ejemplo
que hoy es jueves.
Que un sol de plomo
cae tras los cristales
y recuerdo
tu mano en día de lluvia.
Digamos que estoy sola
y te deseo.
Que no hallo el escenario
donde acoplar tu imagen
con mi aliento.
Bebamos y brindemos
por la triste ironía
de estar vivos
y no poder amarnos.
Casandra
Desmedida en tu huella,
eres hija inocente
del desierto y las olas.
Azul incandescencia.
Remota en tus senderos,
en la cumbre perfecta
del racimo y los labios,
cíngulo de tu aliento,
dormido en las adelfas.
¿Eres diosa o camino?
Mujer acaso. Y basta.
Mi amor no tiene rostro.
Sólo tiene palabras luminosas.
Mi amor es puntual
y cada noche
recojo en mi buzón
su mensaje cifrado.
Enciendo el aparato, parpadea…
Escribe con mayúsculas los besos
y acaricia su cuerpo en letras de colores.
No hay temor al contagio.
Tan sólo su locura me estremece
y yo se la devuelvo
en megabytes desordenados,
-ebria de amor,
ya libre-, acariciando
mi sistema binario desbocado,
mis ventanas al viento con el alba,
el CD Rom tan terso, la memoria…
Tantas noches de amor son un regalo.
Carpe diem
Rendida por tu luz, por tu grandeza,
brazo crepuscular, espacio enhiesto,
cuerpo de la memoria manifiesto
en las lides de amor: arte y nobleza,
cóncava identidad a tu belleza
se te ofrece y reclama, bien dispuesto.
Debes hendir gallardo, tierno, apuesto
para velar tus armas con destreza.
Armado caballero en la colina
del monte donde fue reina y señora
digna Venus triunfal, dale contento
con sabio gesto a la oquedad divina.
No dudes sumergirte sin demora
en tan filosofal conocimiento.
Poema de amor para otra primavera
Porque a esta hora tu cuerpo me parece
aquel oscuro túnel sin demora
que inventaron un día
los dedos poderosos del deseo.
Porque he desmantelado el corazón,
ese músculo antiguo de cajones dorados
y ya nada es tan cierto
como saberte altivo
tras la lluvia de junio,
sonámbulo y hermoso.
Y sin embargo hay noches en que crezco,
de puntillas,
al filo de la aurora,
hasta alcanzarte íntegro,
tan detrás de ti mismo,
en tu alada distancia.
Con las primeras luces me retiro.
Llevo calor ajeno
que me desviste el hombro.
Tan esquiva
Pues, oh hermosa Lesbia,
si sabes que te espero,
si sabes que tu imagen
certera me persigue
desde el preciso instante
en que, pétalos dulces,
tus pechos distraídos
convocaron mi espera
en el vértice oculto
de tu delta purísimo
¿Por qué extingues remota
tu afán y mi deseo?
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