Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de María Cristina Ramos

María Cristina Ramos (San Rafael, Mendoza, 5 de mayo de 1952) es una escritora y editora argentina, dedicada a la literatura infantil. Lo que hizo de su vida desde 1978 que vive en Neuquén, Argentina. Es Profesora de Literatura y capacitadora docente.

Todos los días

Péiname
cuando me peines
con peinecitos de escarcha,
porque los peines de luna
me despeinan las pestañas.

Lávame
cuando me laves
con jaboncitos de trébol,
pues los jabones sin suerte
se escurren entre los dedos.

Sécame
cuando me seques
con un toallón sin puntillas
pues los hilitos finitos
se pegan en mis cosquillas.

Préstame
todos los días
un sombrero para el sol,
un sol para mi sombrero
y una sombrita de amor.

Gato que duerme

En la cuna había un gato,
en el gato un cascabel…
Y en cascabel del gato,
otro gato como el…
Un poema de nunca acabar…

El silencio

Con patas de lana
y guantes de nieve
el silencio viene.

Llega despacito
como un viento loco
que se mueve poco.

Si pasa y se queda
saca de repente
bolsas transparentes.

Y guarda en su vuelo
algunas palabras
que piensa el abuelo.

Y guarda en atados
las cosas que callan
los enamorados.

Busca con empeño
palabras que inventan
los monstruos pequeños

(para su dulcera
que también contiene
sol de primavera).

Para sus almohadas
busca palabrejas
que fueron soñadas.

Para sus orejas
rescata murmullos
que no tengan quejas.

Para sus barullos
guarda griteríos
muy como los tuyos,

y para sus sueños
palabras viajantes
que no tengan dueño.

Se va haciendo ruido
como un viento loco
que se mete al río.

¿LO VES?

En esta pecera,
uno, dos y tres,
desfilan dos peces
y otro, no se ve.
¿Será pez de luna
o pez de papel?
Sabanita de agua
déjamelo ver.
Dos peces saludan:
-¿Cómo le va a usted?
Pero yo saludo
al que no se ve.
En esta pecera,
uno, dos y tres.

CARAMELO

Este papel que te di
envolvía un caramelo.
Ahora envuelve aire de cielo
con una gaviota en vuelo
y el beso que no te di.

DE SOL

Lavó y enjuagó la alfombra
la abuela hormiga;
agua y espuma en el pelo
y en la barriga.
La puso que se secara
en el cordel;
goterones de agua mansa
caían de él.
Bien seca y asoleada
cuando la entró,
como pétalos caían
gotas de sol.