Poesía de Perú
Poemas de Manuel Moreno Jimeno
Manuel Moreno Jimeno, nacido el 7 de abril de 1912 en Lima, Perú, y fallecido el 5 de abril de 1993 en la misma ciudad, es un nombre insigne en la poesía peruana. Poeta, escritor y profesor, Moreno Jimeno se distinguió por su compromiso social y su dedicación a la educación.
Hijo de Ignacio Moreno Montes y Agripina Jimeno Romero, Manuel cursó sus estudios iniciales en el Colegio Anglo-Americano y luego en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe. En 1931 ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos, donde estudió Letras y Educación. Durante sus años universitarios, colaboró con su padre en trabajos de construcción y se orientó políticamente hacia el socialismo, lo que marcó su obra poética y su vida personal.
Su primera obra, “Así bajaron los perros” (1934), es una contundente proclama social que denuncia las injusticias de su tiempo. Esta obra, cargada de amargura y fervor revolucionario, refleja su compromiso con las causas populares. Su activismo le costó dos encarcelamientos: uno entre mayo y junio de 1935 y otro entre 1937 y 1939.
En su segundo libro, “Los malditos” (1937), Moreno Jimeno continuó explorando temas políticos y sociales, buscando una poesía que abordara los problemas del hombre contemporáneo con una retórica vanguardista. Su obra se caracteriza por una evolución constante, tanto en contenido como en forma.
Tras finalizar sus estudios, Moreno Jimeno se dedicó a la enseñanza, impartiendo Gramática Castellana y Literatura en varias instituciones educativas de prestigio. Fue profesor en el Colegio Dalton, el Gimnasio Peruano, el Colegio Nacional Alfonso Ugarte, el Instituto Pedagógico Nacional de Varones y la Escuela Normal Superior. Además, ejerció como catedrático en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle La Cantuta.
Durante un periodo de su vida, Manuel Moreno Jimeno se trasladó a Venezuela, donde trabajó en el Instituto Pedagógico Experimental de Barquisimeto. A su regreso a Perú, participó como asesor en la Dirección de Educación Básica Regular, contribuyendo a la reforma educativa. Posteriormente, impartió clases en la Universidad Nacional Agraria La Molina.
La poesía de Moreno Jimeno abarca desde la denuncia social hasta la introspección más profunda. Su obra incluye títulos destacados como “La noche ciega” (1947), “Hermoso fuego” (1954), “El corazón ardiendo” (1960) y “Las llamas de la sangre” (1974). Su capacidad para capturar la esencia de la condición humana le ganó reconocimiento tanto en su país como en el extranjero, incluyendo una edición francesa de sus poemas selectos, “Poémes choisis” (1965), traducida por Marcel Hennart.
Moreno Jimeno no solo dejó un legado literario impresionante sino también una huella profunda en la educación peruana. Casado con Hilda Leonor Rodríguez Ángeles y padre de Manuel Aliosha Moreno Rodríguez, su vida y obra continúan inspirando a nuevas generaciones de poetas y educadores. Su voz, poderosa y resonante, sigue viva en cada uno de sus versos, recordándonos la fuerza de la palabra y el compromiso con la justicia.
HOY EL TIEMPO
Hoy el tempo no cambia
ya no passa más
tiene un solo color
el color violento de la sangre.
Su boca
sus ojos crueles
sus manos duras
aún se abren
para arrojar del espacio
de la noche crispada
todo su cieno.
Hoy el tiempo arde
y detenido muere
deshaciéndose.
CAE LA HORA
Cae la hora
de confundir nuestros rayos
con la noche que se abate.
Con el grito esplendoroso de los hombres
acaba su oro macabro
vierte interminable el líquido infando
doquiera remonta a los ojos
vulnera la simiente.
Nada escapa al loco ocaso
de la noche sangrienta.
Tras la hora que cae
abren brecha nuestras llamas.
En los vacíos abiertos
toda la muerte violada.
En los vacíos abiertos
levanta el día
lucientes fuegos.
ESTA INMOLACIÓN ES LA TUYA
Llega hasta ti frenética
la voz del día,
su persistente látigo inflamado.
Torna tenaz el ódio enlouquecido,
su relámpago negro.
No hay noche virgen que no treme;
sombra alada.
Esta inmolación es la tuya.
Te encaminas tras el cortejo del día desierto.
A la sombra tras el cortejo del día desierto.
A sombra traviesa
te envuelve la ráfaga hiriente de la tempestad.
Se abate allí a ciegas
tu cabeza errante.
EN LOS DÍAS ABIERTOS
Al fondo de tus ojos
todos los fuegos de la tierra.
El aire la luz el agua
la misma piedra dura
se enardecen con tu sangre.
Bajo las albas
en la ardiente tempestade
tus desvelados ojos
con su hermosura
de rayos y de llamas.
ES EL AMOR
1
Es el amor
Son tus pupilas incandescentes
Clavadas en las mías
Es tu luz que llega y me socava
Es tu fuego enemigo que me destruye
Ahora no hay piedad para mi olvido
No hay refugio para mi sombra
No hay soledad que me devore
En la entraña del corazón
Estoy perdido en tus cielos fulgurantes
No sé qué camino tomar
Cuál es la ruta de mi alma
Al fuego persistente de la tempestad que abres
Todo mi ser se conmuta
Vulneras mis vigilias y mis sueños
y estoy como el delirio
cegado por la tiniebla ardiente.
2
Es el amor
Es el amor
La garra potente del amor
El pico arrebatado del amor
Nadie sabe de dónde surten tus relámpagos
Qué amenaza descubre tu presencia despierta tu furor
Quién propaga tus llamaradas impetuosas.
TU LUZ LLEGA
Tu luz llega,
Irresistible
Única
Levanta mi tenaz tristeza,
Cava mis oscuros silencios,
Hiere implacable mis sombras
Caigo vencido
Al borde de tus triunfales resplandores.
Me cubren ya
Los cielos que desde ti descienden.
Tu luz penetra
Inexorable
Honda
Tras la enardecida aurora
Despierta el día en mi corazón
ERA EL HOMBRE TODAVÍA
Era la luz, el sol, el hombre todavía
aunque el ojo ensangrentado no lo viera,
aunque la boca triturada no lo hablara.
Era el hombre todavía!
Abierta la cabeza y los brazos,
abierta la garganta,
devorada…
Era el hombre todavía!
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