Poesía de España
Poemas de Luis Felipe Comendador
Luis Felipe Comendador es un poeta y editor, nacido en Béjar (Salamanca) en 1957. Es miembro del Centro de Estudios Bejaranos.
Amante fiel
Si fueras el pecado y su tragedia,
quien aplica tortura
o simplemente firma los papeles,
si te fueras con otro
o compartieras cama
conmigo y otros hombres,
si fueras de una secta,
monjita de clausura o esclava del Diablo,
si huyeras de mis ojos
y arropases los tuyos
con una causa injusta,
si asesinases a tus padres
o incluso a nuestros hijos,
si mintieses en todo
o fueses tan sincera
que tu palabra hiriese
como daga o venablo.
Si levantases cada minuto
un falso testimonio
sobre mí…
te seguiría amando.
Esta tarde tengo el corazón mal
Hace tiempo que sólo hablo en pasado,
que apenas soy capaz de atisbar un ahora
triste,
tristísimo…
y, solo, me refugio en los recuerdos
como queriendo encontrarme
en un calor de antes
que ya es frío.
Lloro a veces
y no sé por qué lloro,
quizás para intentar
buscarme en la humedad de mis mejillas.
La soledad es dura compañera
en tardes como ésta,
tardes en que la muerte
sería el mejor láudano.
Siento latir mi piel
de cartón piedra.
Que la sonda te entre por la nariz
Ahora que ya no sientes
la furia del ridículo encendiéndote
y me miras llorando,
suplicando mi mano para salir
de donde yo jamás podré sacarte…
Ahora que la certeza del final
se te ha clavado justo en las pupilas
y la vida penetra regalada
por esta sonda fría,
umbilical…
Ahora entiendes mi prisa,
mis ganas de tenerte
antes del dormitorio,
mi insaciable ansiedad
encarnada de piel y de saliva…
Ahora que te penetra el plástico
y no quieres mirarte en el espejo…
Ahora me pides, leve,
sin palabras,
que recupere el tiempo con mis manos.
Y yo tan sólo sé
seguir amándote.
Sólo se ama una vez
Si yo supiera hablar
con las justas palabras,
si pudiera poner los nombres a las cosas
y hacer que así existieran,
si consiguiera hablarte
con la palabra exacta…
sabrías que ni antes
ni después de saberte
puede haber sentimiento
más intenso.
Soñador
Siempre me gustó todo lo que no tuve,
por eso me gustas más ahora
que ya no eres mía.
Y quisiera comerte
desde el vientre a la boca
en el centro del parque
para que nos llamaran indecentes.
¡Cuídate, te lo ruego!
Siento cómo te vas,
cómo se apaga tu voz
mientras me preguntas
que qué he comido,
que si he hecho la cama,
que y los niños, cómo están.
Te pido con mi mano que calles,
que me mires y calles
mientras me dices todo con los ojos.
De vuelta a casa
me siento como un banco mojado
que no quiere la gente
y susurro tu nombre despacito
¡Cuídate, te lo ruego!…
Ya sin ti yo soy nada.
¡Si supieras!
Hoy me he sorprendido
escribiendo de ti en pasado…
Era tan delicadamente cándida,
tan blanca era su piel
y tan suave,
tan hermosa su voz
y su mirada…
Luego he llorado
para hacerte presente
hasta que he comprendido
que te he querido tanto
que no te reconozco así,
desmadejada.
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