Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Liliana Ancalao

Liliana Ancalao (Diadema Argentina, Comodoro Rivadavia, 1961) es una poetisa, escritora y docente argentina considerada una de las voces más reconocidas de la poesía mapuche contemporánea.

Renü

Había unas cuevas de los brujos, allí les enseñaban el secreto para hacer daño a la gente o para ser el mejor en los oficios… Vaya a saber dónde estaban esas cuevas. Igual si alguno la encontraba después no recordaba. De chiquitos nos decían, no va a andar pasando por ahí…

Testimonio oral reciente

como aparecida llegué
hasta ese cruce:
un camino a Diadema
el otro, al mundo

cargaba un dolor que se aliviaba
con gritarle extravíos a la noche
así fue que me solté en palabras
y en una de esas
se sacudió la tierra

una puerta se abrió
una voz de guitarra
me convidó a pasar
y entré
sin atenuantes.

éramos tantos ahí
algunos conocidos
pero olvidé sus nombres

en un mostrador se ofertaban
los oficios de la fama
vocalista en la banda de rock
ser una del coro y moverse con un cuerpo de humo
tocar la cumbia que haga bailar a todos

clavar la taba
hacer la suerte de billetes arrugados
desafinar la sexta cuerda
cantar a la sombra de los sauces
sobre la tierra regada

tener un territorio con pasto
leña y río

amansar potros
hacerlos galopar sin riendas
que vengan a comer el pasto de tus manos
ponerte a dormir a la orilla de sus cascos

y ahí me entregué
dejé escapar el deseo
que andaba coagulado por mi sangre

quiero llorar palabras
condensarlas a punto de estallar
que sus aromas me broten como en celo
juntar los pedazos de mí
que siguen sueltos

curar esta dura cicatriz
que se atraviesa en el andar
de las palabras

no supe más

aprendí el miedo
los ojos congelados
unas garras aferrándose del aire
y un aullido de perros rebotando por el cráneo

***

“te amamos
nuestra mamá”
que me gritaran así
les enseñé a mis hijas
por si anduviera alguna vez
perdida

así me hallaron

en el medio de un charco

Las chicas de Cushamen

a la memoria de las Meli: mi abuela Peti, mi mamá Eugenia y mis tías Cecilia y Segunda

voy a honrar a esta memoria
que me avisa
que ya viene
en las ancas de mi sueño

debo tener preparado el corazón
y lo amaso en una mesa de cuatro patas
traigo una matra
la doblo y cubro el banco
-asiento asiento-
y mi corazón se pone laboreado

soplo en las cenizas
el aliento mi newen partido
-Anciano Fuego Anciana
despierten
vengan a mirar
a las chicas
que vinieron de visita-

chiñoras parecen
con cabello enrulado
con pintura en los labios
-chiñoras- les digo
para escuchar su risa
en el tiempo que regresa

allá
el día comienza
a la misma hora siempre

el marido se pone el mameluco los botines
y se trepa a un camión, el de la empresa
y una se pone las zapatillas y el pañuelo
de sirvienta por hora
y camina hasta la casa central
de la patrona

y cada lunes tiene que estar almidonado el guardapolvo de los hijos
y su poesía de memoria y las tablas

el tiempo es un filo que cae sobre una
y te corta lo que sobra:
las palabras
el llanto
el mirar largo a tus crías
para que salgas
puntual y rendidora
hacia el trabajo

ahora se miran en la cara de mi abuela Peti
y el tiempo es un caballo que descansa en el potrero

y yo que nunca pude manejar el tiempo
estudié para dar clases de cuarenta minutos
y me sobraban diez

o me faltaban cinco

ahora escribo
eso se ve en mis manos
sin paspaduras y sin callos
no aprendí a carnear un capón
ni cuidé un cordero guacho en el invierno

en las vacaciones de la escuela
nos estaba permitido el viaje
un trecho hasta la hilera de los álamos
un infinito hasta el puente del río cakel
hasta ver el azul que me volvía adentro
donde la malasangre
se aquietaba

pasar el tramo de los teros y las avutardas
llegar a los abrojos y al neneo
a la huella seca
al ladrido de los perros

para verlos y verme

ahora somos mapuche
indígena argentina nos dijeron
también paisanas
pobladores
araucanas nos dijeron
pero yo sé que somos mapuche manzanera

salimos juntas a mirar la quinta
acá el murmullo de los árboles
habla el mapuzungun
y hay que pedir permiso al dueño de la vertiente
para andar por esta sombra
acá Juan Meli se bañaba en el wiñoy tripantu

estas semillas del Manshana Mapu
llegaron caminando
después del Füta Malón del winka perro
después de escapar a la montaña
después del arreo
como animales nos llevaron
en Chichinales estaban aún despiertas
cuando las subimos
a las ancas de un caballo
bien arisco era

pequeñas
verdes
y fragantes
van y vienen las palabras
con mareo de alfalfas y manzanas

regresamos al adentro
agua del ojo de agua tomamos las mujeres
en el mate que rueda
-está lavado el mate

cambio la yerba?
o lo ensillo nomás-

ahora
el tiempo es un peón
que churrasquea un silencio
en la cocina.

las mujeres y el frío

yo al frío lo aprendí de niña en guardapolvo
estaba oscuro
el rambler clasic de mi viejo no arrancaba
había que irse caminando hasta la escuela
cruzábamos el tiempo
los colmillos atravesándonos
la poca carne
yo era unas rodillas que dolían
decíamos qué frío
para mirar el vapor de las palabras
y estar acompañados

las mamás
todas
han pasado frío
mi mamá fue una niña que en cushamen
andaba en alpargatas por la nieve
campeando chivas
yo nací con la memoria de sus pies entumecidos
y un mal concepto de las chivas
esas tontas que se van y se pierden
y encima hay que salir a buscarlas
a la nada

mi mamá nos abrigaba
ella es como un adentro
hay que abrigar a los hijos
el pecho
la espalda
los pies y las orejas
dicen así
y les crecen las ramas y las hojas
y defienden a los chicos del invierno
y a veces sale el sol y ellas tapando
porque los brazos se les van en vicio
y hay que sacarles
despacio
con palabras
esos gajos

pero el frío no siempre
lo sé porque esa noche en aldea epulef
dormíamos apenas
alrededor de nuestro corazón al descampado
eufemia descansaba el purrún del camaruco
y la noche confundió su pelo corto con el pasto

era la madrugada y eufemia despertó
con la helada en el pelo
y el frío esa vez tenía boca
y se reía con nosotras
se está poniendo viejo el frío nos decían

las mujeres aprendemos
tarde
que hay un tiempo en la vida
en que hasta sin intención
vamos dejando una huella de incendio
por el barrio
ni sé por qué la perdemos
y esa tarde yo precisaba
medias de lana cruda para cruzar las calles

en las ciudades el frío
nos raspa las escamas
punza en la nuca
se vuelve más prolijo
en eso andaba y a la noche
había un hombre en mi cama
o era un niño o un muchacho
yo no quería respirar muy fuerte

tiene las manos abrigadas este hombre
entonces por qué me fui
para ver si salía a buscarme o me dejaba
a que los esqueletos de pájaros
se incrusten en mi cara

como el eco del silencio seré
si no me encuentra

por hacerme la linda

encima me da abismo
este frío
sangre azul

las mujeres y el viento

él siempre va a volver
me previno la griega
traduciendo la borra del café
y me hablaba de un hombre
yo pensaba en el viento

el viento siempre vuelve
pero esta ciudad no se acostumbra
anda
cada vez
desaforado por las calles
a brochazos de tierra
borrándonos los pasos

se nos vuelan los pájaros
los olores
la ropa
se desafina la casa
la memoria se astilla
y hay que poner la pava
preparar unos mates
y esperar
a que se vaya
en unos días
unas semanas
vaya a saber
con el cambio de luna

como un tremendo viento
dicen que fue el malón
un torbellino en contra de los días
y eso que los antiguos eran duros
como rocas
firmes
ahí quedó su sangre
desparramada
me decías abuela
y tu recuerdo es el lago
al que me asomo
para sorber un trago

y aquí hasta la noche se ha opacado
el viento ruge
arrancando hasta las ganas de quedarse
seguro que las lomas quedaron peladitas
por ahí andará el ruego de ignacia quintulaf
porque su hijo no volvía
el humo de la yerba y el azúcar quemadas
subiendo apenas
un poco más que el taill
y es una pausa su voz

el viento siempre vuelve
quiere rendirnos a nosotras
probarnos las raíces
llevarse algunas
arrastradas
o girando
yo prefiero esas matas livianas
a estos huesos espesos
que reventarán contra el cemento

él siempre va a volver
pero no tenga miedo
agregaba
la griega
porque también se irá

el viento amaina
y el planeta se pone transparente

éste es un olmo
y señala mi hermano
un tallo y unas hojas
alzándose del suelo
desafiantes
pienso que el viento nos trajo su semilla
desde el boulevard
y ¿ves? aquí hay otro

quiero decir
ricardo
tus hijos son tan claros
como estos olmos
pero tengo todavía
arena
en las coyunturas
y no hay palabras
quién sabe adónde
las estará sembrando
el viento

oración para esperar el colectivo

señor de los desamparados
que esperan el colectivo
no permitas que se apague esta llamita
defendida a puro sol sobre la escarcha

que el colectivo venga pronto
pues la espera
amontona cenizas en la frente
y tengo que apalearlas y hacer señas
y asomar los ojos a la ruta
aunque las venas duden
tironeando

señor de los desamparados
que no pase de largo
como si yo no fuera capaz de andar descalza
como si yo no fuera propensa a la ternura
como si fuera una chapa
un poste nadie nada

y que no venga lleno señor
porque se salen con la suya
entonces patas y empujones
en un boleto me suicidan la sonrisa
y me resigno animal al matadero

que no demore señor hoy hace frío
y no llegan los sueños hasta el alma
en el filo de este riesgo no me culpes
si abandono un segundo la trinchera
y alcanzo a maldecir
la madrugada

pregunta

habrá que resignarse a ser pregunta
arremangarse los pies
seguir andando
con un golpe de sismo por espalda
sin cimientos
ni contemplaciones

habrá que acostumbrarse sin respuesta
morir en una historia y otra historia
salir de madre pateando las preguntas
por los caños de la piel
hasta los huesos

y andar
humano no más
apuntalando luchas
controlando el pulso de la tierra

mirarse escombro en el mapa de los sueños

dios agarra un día

dios agarra un día de este mundo
y lo estruja como si fuera un papel

el día desflorado
destila semen
agua de cloaca
y marea roja

después amanece
salimos de la hoja
con el alma arrugada
y nos secamos al sol

como flores imposibles

un hombre

el sol al mediodía del desierto

un hombre elige piedras

piedra encastra piedra
apunta al menhir

descansa
apoya la espalda
sobre su obra nunca concluida

dios le toca la frente con el cielo

detrás de los párpados

detrás de los párpados queda la vigilia detenida
en el sueño un haz de luz centellea
y sospecho
que un paso más acá están las respuestas

recuerdo que en sueños
puedo volar
y vuelo
sobre escaleras rotas alturas silenciosas
y hombres que espían

¿qué fui yo?
¿qué delicados pies tenía
que corría sobre el cuerpo de la nocheaire?
¿qué mensaje llevaba?
¿qué vértigo me hundió los ojosmiedo?
¿qué burla corrosiva tocó mi hombro
y me abandonó despierta en la otra orilla?
¿alguien fue enviada en mi lugar?
¿alguien curó mis alas rasgadas por el silencio?


que no supe llegar a destino
y que se desarmó mi vuelo leve y blanco en la neblina
y que estoy condenada en cada sueño
a repetir el intento

hasta que pueda
fervorosa
traspasar en vuelo los párpados de la vigilia
y me gane
amanecer al mundo
con dos cicatrices en la espalda