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Leopoldo Díaz Vélez

Poesía. Foto por Glenn Carstens-Peters en Unsplash

Foto por Glenn Carstens-Peters en Unsplash

Poemas:

Amor sin adiós

Ya se ha quedado lejos, muy lejos,
Como apartado de mí,
El tiempo del adiós, que nos dejó a los dos
Distanciados…
Separados…

Amor,
Es mejor, regresar
Sin temor, ni maldad,
Al lugar
De aquel adiós.
Y allí
Sin rencor, perdonar,
Y repetir
Que es mejor olvidar.
Amor,
Volverá tu canción,
Más allá del perdón.
Yo sé
Que retornarás.
Amor,
Sin adiós, ni pesar,
Ni dolor,
Será,
Ya verás
Nuestro amor.

Con un tango así

Melodía tan mía
Que me envuelve y desenvuelve,
Es la misma que vive de cien recuerdos
Es la música querida de mi pueblo.
Es la misma que en mis años de muchacho
Se prendía a mi emoción oyendo a Pacho,
Tango mío, mi amigo,
¡Te llevo en el corazón!

Con un tango así
La vida es alegría.
Con un tango así
Se van las penas mías.
Cuando el corazón
Con este solo, esté sonriendo,
Quién me va negar
Que a su compás va reviviendo.
Con gusto muchachos
Lo canto y lo bailo,
Y entre tango y tango
Yo vivo feliz.
Qué emoción tiene
Su singular motivo,
Por eso revivo
Por un tango así.

El poema perdido

Yo sé que pudo más, que un poema de amor
De todo lo que ansié sólo por vos,
Yo lo iré a buscar, de firme y sin control
Te lo puedo jurar, sólo por vos.
Por vos, mi corazón cantó feliz,
Feliz de oír tu voz y tu reír,
Qué bueno repetir como hago yo
Que todo, todo di por este amor.

Yo quise camuflar la realidad,
Mostrar que no era el mundo falso y ruin,
Intrigas nos destrozaron
La más dulce rima que logramos.
Fue un ansia permanente de los dos
Hacer de nuestras horas un cantar,
Poemas que al fin perdimos
Porque pretendimos, sólo amar.

Se nos cambió, ya ves, por un tema otoñal
Lo que febril soñé primaveral,
Buscando el tono azul en un vivir feliz
Hagamos un telón de fondo gris.
Poetas del amor y la ilusión
Lloramos el fracaso de los dos,
Por un camino yo, por otro vos
Iremos a buscar la salvación.

Me lo dirás un día

No, no es el momento de escuchar tu confesión
De volver los pasos a un ayer de confusión,
Quedará en suspenso lo que pienso
Y a un costado tu pasado, vivamos hoy.
Nuestro amor pretende solamente la verdad
Y un andar con fe buscando la felicidad,
Sueños y esperanzas, pesarán en la balanza
Siempre fiel de la ilusión, que amamos más.

Yo sé que al fin, me lo dirás un día
Con esa voz que hoy me gritó: ¡Te quiero!,
Y llorarás por lo que fue tu desencanto
Y acaso yo, tenga que ahogar también un llanto.
Vivamos hoy, el hondo amor soñado
No sólo vos, tuviste cruel pasado,
Por eso unidos por el brazo del olvido
Te pido que brindemos, los dos por nuestro amor.

Pronto, pronto el parque lucirá un nuevo color
Magia de septiembre, primavera del amor,
Trinos mañaneros, de jilgueros volverán
Aunque se fueron con nuestro adiós.
Cambiará el paisaje del invierno frío y cruel
Y este gris, un rosa será siempre, yo lo sé,
Cosas que pasaron y te hirieron y golpearon
Es mejor callarlas hoy y tener fe.

Mientras vuelve el amor

No preguntemos el porqué de nuestro adiós
Si esa condena la sufrimos tú y yo,
Lo más querido, resultó prohibido
Y nos alejamos y nos olvidamos.

Fatal ausencia, sin clemencia ni piedad
Y la tortura de una oscura soledad,
No preguntemos el porqué
De castigarnos sin razón,
Callemos, que habla el corazón.

Hoy…
Se desangra mi amor por ti.
Hoy…
Que otra vez siento aquí tu voz.
Hoy…
Apretando mi desazón.
Hoy…
Que a tu lado, charlando estoy.

La ciudad nos va envolviendo
En la bruma de un sopor, letal.
Sal, de un pasado con gusto a sal,
Mal, que nos viene golpeando mal,
No, no es el whisky ni el son del tango
Ni el estar junto a ti, charlando
Que se vuelve, lo sé, el amor.

Que no muera este amor

Me preguntas por qué es el destino
Tan cruel con nosotros,
Que la gente nos ronda y comenta
Señalándonos,
Que gustando los sueños más lindos
Me dices de pronto,
Que es mejor separarnos hoy mismo
Y decir adiós.

¡Que no muera este amor!
Tan puro y mío,
Que no hay dicha mayor
Que tu cariño.
¡Que no muera este amor!
¡Que nunca muera!
Los dos sin cadenas, en malas o buenas
Y siempre los dos.

Yo sé bien que hay un mundo de cosas
Que siguen golpeando,
En tu casa te están torturando
Sin piedad ni amor.
Pero tanto cariño no puede
Caer derrotado,
Por aquellos que nunca se amaron
Como tú y yo.

¿Quién tiene tu amor?

He recibido una cartita tuya
Donde me dices: “Adiós” sin alma,
Yo me pregunto ¿Cómo puedo ahora
seguir viviendo, si tú no me amas?

¿Quién tiene tu amor?
Ahora que yo no lo tengo.
¿Dime de quién es?
Y quién se ha llevado tus besos.
¿Dónde reinará
el dulce mirar que no siento ya?
¡Yo no sé
por qué te perdí sin quererlo!…
Hoy tengo ante mis ojos
Una foto donde estás
Sonriéndome,
Última limosna que me das.
¿Quién tiene tu amor?
Ahora que yo no lo tengo,
¿Dime de quién es
tu vida que ayer mía fue?

Entre las cosas de tu “Adiós” insistes
En recordarme tu amor lejano,
Yo me pregunto: ¿Si esto ya no existe
por qué te empeñas, en tanto daño?…

Tango a Gardel

Gardel, Mireya te está buscando
Por el camino del ancho cielo,
Mientras, seguro, estás cantando
Para Contursi, para Carriego…
La francesita boulevardera
Te está escuchando con ansiedad,
Mientras Villoldo y “El Cacha” sueñan
Oyendo un tango sentimental.

Aquí en Buenos Aires, desde que te fuiste,
El tango está triste como el arrabal,
Tu voz bien porteña, jamás está ausente
Y parece siempre, más sentimental.
Aquí en Buenos Aires, no cambian detalles
Esas viejas calles donde como entonces,
Tu pinta florida del Abasto aquel
Es siempre querida, Carlitos Gardel.

Quién sabe, ahora, mientras te evoco
Qué barra brava se está formando,
Rocatagliata y Ernesto Ponzio
Berto, Brignolo y el griego Paulos…
Quién sabe, ahora, con qué donaires
Tu voz se adueña de la canción,
Mientras Arolas, dulce y compadre,
Se manda un solo de bandoneón.

Biografía:

Leopoldo Díaz Vélez, poeta, cantor y recitador argentino, se consagró en el género del tango, dejando un legado de más de cuatrocientas obras registradas. Nació en Buenos Aires el 1 de septiembre de 1917 y partió el 4 de julio de 2007. Su existencia estuvo impregnada de amor hacia el tango y las mujeres, fuente de inspiración para sus versos.

Desde temprana edad, Díaz Vélez se familiarizó con el tango gracias a su padre, quien lo llevaba a escuchar a Carlos Gardel en el teatro Olimpo y tenía amistad con músicos y poetas como Alfredo Bevilacqua y Gerónimo Gradito. A los 20 años, escribió su primer tango, “Hoy quiero vivir”, aunque no lo llegó a registrar. Siguiendo el consejo del bandoneonista Juan Spósito, se inscribió en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), donde presentó cinco temas, incluyendo “1910”, más tarde grabado por Ángel Vargas.

Su carrera artística se inició como cantor y recitador, actuando en festivales barriales, clubes, radios y cines. También tuvo la oportunidad de cantar en reconocidas orquestas como las de Emilio Balcarce, Francisco Rotundo y Armando Pontier. Su poesía, al principio dramática y fatalista, evolucionó hacia lo romántico y delicado, reflejando sus desengaños amorosos. Siempre buscaba músicos que le dieran vida a sus letras, incluso les tarareaba la melodía que imaginaba.

Su primer gran éxito fue “Muchachos comienza la ronda”, originalmente titulado “Muchachos se armó la milonga”, pero debió cambiarlo debido a las restricciones impuestas por el gobierno militar, que prohibía el uso del lunfardo. Otras de sus obras destacadas son “La noche que te fuiste”, “Canción desesperada”, “No me pregunten por qué”, “La última cita” y “Tú… el cielo y tú”.

Díaz Vélez fue un caballero elegante y ameno, un eterno galán, un devoto del amor, un recitador, un cantor y un poeta. Representó el espíritu porteño en su máxima expresión, utilizando su arte para transmitir el sentimiento del tango.

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