Poetas

Poesía de Uruguay

Poemas de Julia Galemire

Julia Galemire, nacida en el barrio Sur de Montevideo el 1 de enero de 1923, es una de las voces más distintivas de la poesía uruguaya. Con más de cien años de vida, su trayectoria literaria es el reflejo de un compromiso profundo con la palabra, la cultura y el arte. Aunque se formó como Licenciada en Enfermería, su verdadera vocación siempre fue la escritura, donde encontró el cauce para expresar la complejidad de sus pensamientos y emociones. Galemire, además de poeta, ha sido una gestora cultural infatigable, presidiendo el Grupo Cultural La Tertulia, espacio de intercambio literario que ella misma fundó en 1994.

Su poesía, marcada por una sensibilidad única, mezcla lo etéreo con lo cotidiano, lo espiritual con lo terrenal. Obras como Fabular de la Niebla y La mujer y el Ángel, premiadas por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, son ejemplos de su capacidad para transformar lo más íntimo en una experiencia universal. A lo largo de su carrera, Galemire ha publicado nueve libros, donde la naturaleza, el tiempo y la memoria son constantes temáticas que atraviesan su obra.

Además de su labor poética, Julia Galemire ha sido una figura clave en la difusión de la cultura uruguaya. Durante seis años, dirigió el programa radial «La Tertulia» en CX 38 SODRE, donde entrevistó a personalidades destacadas del ámbito literario y cultural. Su dedicación al fomento de las artes le valió el Premio Morosoli a la trayectoria en 2015. Además, ha sido coordinadora del Proyecto Cultural Sur en Uruguay y ha formado parte de la Casa de Escritores de Uruguay y el Instituto del Libro Argentino y Americano.

Sus poemas no solo han sido leídos, sino también musicalizados por artistas como Antonio Cerviño, Ethel Afamado y Carla Fullana, lo que añade una nueva dimensión a su obra, llevándola más allá de la página y transformándola en un canto.

A lo largo de los años, Julia Galemire ha demostrado que su visión poética sigue tan viva y vigente como el día en que empezó a escribir. Su obra es un testimonio de la perseverancia, la pasión por la palabra y el poder transformador de la poesía.

7

La angustia rodea a la Mujer
en su increíble aventura.
Oye los cánticos,
las plurales voces que se elevan
sobre los vanos pudores,
sobre la incomprensión
que se repite en cada sombra
o en cada vereda
en el país donde todo verdor perecerá.
Allí, donde toda vestimenta preanuncia
la desnudez de las frías estaciones,
o las puertas que se cerrarán
a la esperanza.

13

La Mujer recuerda del amor los donaires
y los desencuentros,
la vida transcurrida en un minuto,
el sentirse por instantes
ajena a su ceguera,
apegada ahora a la ciudad
que recogió todos sus pasos
y el dulcísimo sentimiento en la mirada
en la conquistadora
resurrección de la ceniza.
El Ángel acompañó a la Mujer
en su corazón hecho de lumbre y pan.

5

La Mujer piensa en los arrepentimientos,
en ver cómo se fraguan los diálogos,
en los odios que nacen entre papeles
y corrosivas ideas,
minúsculos enemigos que van y vienen,
en las hiedras solitarias
que se deslizan por muros de miedo,
en misterios y leyendas
que fingen ser historias.
La paz que de a ratos
es una larga espera
donde la libertad apenas se insinúa
es un emisario
que aguarda su memoria
y su marcha hacia la luz.

1

Va a morir en su celaje la tarde,
una tarde incontable
entre todas las tardes del tiempo.
Y aquella Mujer
que camina hacia el olvido
avanza indiferente
a cuanto no sea el prodigio de esperar
-la lógica de los signos-
el goce iluminado de lo apacible.
Es el término de un viaje que inició
en el instante en que el árbol
empezaba a respirar el aire amanecido
y crecía en sílabas
el amor de los seres extraños.

Al sur del aire

Al sur del
Aire
la paloma
se oculta
en su regazo de
pluma y pulso
arrebatado
busca
un reciente cielo
para el ansia de su ala
así el rostro de la
ola enajenada
busca la mañana de
cercados
tallos en un mar
sin brújula ni centro
la paloma y la ola
vaga por una nube virgen
al sur
del aire

Moreau

Descubrió con templanza
Nuevas experiencias
Como si mordiera
Entre las cuerdas del arco iris
Como cifrar el mundo expresivo

Encontró así su inquietud
E impuso con delicadeza
La luminosidad precisa de sus alegorías
La libertad esencial largamente trabajada
La perfección de las formas y el alma

En su audacia compositiva, de
Misterio y sucesos
Palpitaron LAS QUIMERAS
con su poder sugestivo
hacia la edad mítica de oro y plata

así contemplo su creación
desde su sentir sagrado
y abrió en desplegada orilla
místicas gotas
imprevisibles,
desesperadas
misteriosas

Cezanne

Recuerdo el claro oscuro del cuadro
Disuelto en fragmentos
Donde se siente
Lo que nace y se hunde
en la serenidad del corazón
ya fatigado

Descubro los ojos del paisaje,
lleno de hierbas
y orillas baldías
El alma inanimada
Que duerme su luz astral

Ritmo de claro oscuro
(a lo lejos el tiempo)
Alguien se pierde
Sobre el horizonte
De piedra
Y ángeles grises

En el cuadro figuras
Se diluyen
En una revelación
De pretextos y experiencias
En soledades claras
Que no son verdad

Y en ese viaje
de búsquedas
Tal vez de nuevas raíces
Simbolizo una contracción temporal
un tiempo suspendido