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Juan Ramírez Ruiz

Foto de Jose Chomali en Unsplash

Poemas:

Paradero

Está lloviendo ahora sobre toda esta ciudad y
son las 12.30 p.m. a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich
y yo he crecido entre gente que es joven y gente que no es joven
entre autos, papeles bond o bulky,
artefactos y escaleras
artefactos y clientes. Y avisos de la desesperación o la locura
He crecido sobre esta ciudad
y hace 24 años esta ciudad sabe mi peso
(Aquí la noche del 14 de mayo me enteré que he tenido un aire puro
porque alguien lo dijo entre botellas de Pisco de Ica
con rabia y para insultarme)
Y yo salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Por las calles de mi país camino con un sonido.
Y soy un lugar con mucha luz,
soy un aullante canto ambulatorio,
mi cuerpo está lleno de poemas y
salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Y he demostrado que soy este cuerpo
estremecido por la rala luz que se confía a mis congéneres,
este cuerpo amargo sobre el que lloro:
Mis brazos han crecido increíblemente
y reconozco que mi semblante me ha traído complicaciones,
reconozco que mi cariño infinito me lastima
ahora que yo se regala incontenible, y cuando la lluvia
en la plaza Manco Cápac no es lluvia en la Plaza Manco Cápac.
Y cuando el individualismo se enreda y me llega a las pelotas
aquí estoy yo, vivo y fogoso
y Latinoamérica devuelve mi cara cuando la miro,
el Día se abre para que este cuerpo pase,
el viento roza mis orejas; y voy fogoso y limpio
a través de estas avenidas silenciosas.
Aquí estoy yo.
Y óyeme tú, amadísimo padre,
oye al que está fatigado de hablar para el viento,
ya es Agosto, llueve hace 24 años esta ciudad sabe mi peso:
Yo entrego mi vehemencia y mi amor
a esta vía que se ensancha hacia toda la extensión del universo:
(Aquí lograr lo justo,
ser inmaculados
y brillar como focos de 12,000 voltios:
esa es nuestra única alternativa.
Ahora aquí haré lo extraordinario
y alguien ha de decir que no está bien).
Pero escúchame tú, padre, escúchame, yo jamás podré mentir
yo he crecido en esta ciudad del sur-este
con mil dificultades para cargar con mi exceso de ternura,
con mi energía de animal salvaje amando,
amando siempre a las manzanas, amando siempre a lo que conmigo vive
con estas ansias,
con esta limpidez que se levanta
desde mis extremidades inferiores
amo, amo furiosamente mi fortaleza
y elogio a gritos mi salud.

TERESA

(Está sucediendo)
Teresa
mujer de treintiocho años
(sola entre millares)
quiere tener relaciones
con cualquier hombre,
en cualquier lugar
y a la brevedad posible.
Se anticipa
(y esto es un asunto grave)
le queda poco tiempo
y además
ya perdió toda la serenidad.

IRMA GUTIERREZ

(Aún sucede)
No sé si habrás ido
a la fiesta que me invitaste, Irma Gutierrez.
No sé que será de tu vida.
Dos veces he querido llamarte por teléfono.
Pero me ha brotado mucha luz en estos días Irma
y ahora tengo reunidos
los rostros que imaginé para ti
allá en el jardín ofrendado a los enfermos.
Me ha brotado mucha luz en estos días
y mis ojos, mis ojos de chisco quemado eran verano de Papayal,
30 de Enero en Guayaquil o el uso de una chompa de alpaca hoy.
¡Irma! ¡Irma! debes estar impaciente
en la clínica andarás aguardando mis llamadas
o irás a la recepción. Te preocuparás.
Pero por ahora he terminado y
voy a llamarte al 233000 y si no estás te buscaré.
Y te voy a rencontrar para que nadie diga
que es imposible
la amistad en este mundo Irma Gutierrez.

JUANA CABRERA

(También esto aún acontece)
Juana Cabrera se ha quedado en la calle.
Su casa ha sido demolida mientras brillaba el sol.
Hubo orden judicial y por supuesto el Juez ha estado presente
y ha constatado los destrozos que han hecho los demoledores.
Y yo la he visto, yo he conversado con ella y
ella ha vivido allí por décadas con hijos marido y hermana.
Ha trabajado toda su vida. Tiene libreta electoral y un solo gusto
los discos de El Satanás de Cuba, especialmente ése «si tú supieras
las ansias que tengo de verte» y el otro «Vereda Tropical».
Y ahora Juana Cabrera está en la calle y ha vuelto a recordar
el maremoto del 42, el sismo del 66 o la caravana de damnificados
o la multitud (que conversaba en las noches) afligida
por esa guerra que terminó en dos horribles hongos.
(Y esto es un asunto grave)
Juan Cabrera va a dormir en plena calle.
Va a tener hambre y frío otra vez.
Y seguramente va a perder peso.

EL JÚBILO

Atención, éste es el júbilo, éste es el júbilo
huyendo del silencio, viene, viene, se queda,
limpia, éste es el júbilo, el silencio le huye.
Elfina tu decías no, pero está conmigo
tómalo en mis ojos, en mis manos. Elfina
deja la tarde en la calle, avisa y que vengan,
que se alejen de las ofensas, que descuiden la
acechanza, el improperio, la alevosía,
aviso, dilo y abandona las oficinas,
corre, ven con todos, corre, separa tus dedos
de las máquinas sumadoras, cierra, cierra,
los libros, los llaveros, los insultos, éste es el júbilo,
éste es el júbilo, reconócelo Elfina, éste es el júbilo.
Este que se aleja de la redondez del cuatro,
de la punta involuntaria del cinco
o del alambre que sigue al viento. Este es el júbilo,
éste es el júbilo, este viento cargado
con sonidos de vidrios verdes, éste es el júbilo,
y conmigo está mirando la tarde. Entro en los pechos,
en las frescas canciones, entro, éste es el júbilo,
esa música, esa abundancia, ese relumbre
que dejó caer sin recogerlo, éste es el júbilo,
reconócelo Elfina, éste es el júbilo.

Encuentro con el terror

A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en
mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.

Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco terror, te conozco.

Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocultas (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!

Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.

Biografía:

Juan Ramírez Ruiz (Chiclayo, Lambayeque, 1946 – Virú, La Libertad, junio del 2007) fue un poeta peruano de gran relevancia en la lírica peruana de la década de 1970. Su vida y obra reflejan un compromiso profundo con la renovación y democratización de la poesía en su país y en Latinoamérica, consolidándose como uno de los fundadores del influyente Movimiento Hora Zero.

Junto a Jorge Pimentel, Ramírez Ruiz fundó el Movimiento Hora Zero, un esfuerzo monumental que buscaba «democratizar y renovar» la poesía en el Perú. Este movimiento se presentó al mundo con el manifiesto «Palabras urgentes«, una declaración que marcó el inicio de una nueva era en la poesía latinoamericana. Hora Zero se destacó como una vanguardia artística, en la que poetas y artistas colaboraron para redefinir el panorama literario.

La estética del Poema Integral, postulada por Ramírez Ruiz y Pimentel, fue un pilar del Movimiento Hora Zero. Los principios de esta nueva poética fueron plasmados en «Kenacort y Valium 10» (1970), de Jorge Pimentel, y desarrollados teóricamente por Ramírez Ruiz en su ensayo incluido en «Un Par de Vueltas por la Realidad» (1971). El Poema Integral buscaba una «totalización, donde se amalgame el todo individual con el todo universal«, proponiendo una poesía que integrara la experiencia personal con la realidad colectiva.

Ramírez Ruiz se alejó de Hora Zero con el tiempo, pero continuó su producción literaria con obras significativas como «Vida perpetua» (1978) y «Las armas molidas» (1996). Su voz poética, caracterizada por una profunda reflexión sobre la realidad y la condición humana, dejó una huella indeleble en la literatura peruana.

La trágica muerte de Juan Ramírez Ruiz en un accidente de tránsito en Virú en 2007 marcó el fin de una vida dedicada a la poesía. Su desaparición durante ocho meses antes de que la policía encontrara su cuerpo añade un velo de misterio a su ya intensa trayectoria.

La obra de Ramírez Ruiz sigue viva gracias a esfuerzos editoriales como los de la editorial independiente Vivirsinenterarse, que ha reeditado «Un Par de Vueltas por la Realidad» (2017). Este proyecto, junto con publicaciones como «Hora Zero (óperas primas)» por la editorial española Amargord, aseguran que su legado perdure y llegue a nuevas generaciones de lectores.

Escritores y críticos como José Alfredo Delgado Bravo, Tulio Mora, y Rodolfo Ybarra han resaltado la calidad y el impacto de la obra de Ramírez Ruiz, contribuyendo a su estudio y difusión. El libro «Revelación en la Senda del Manzanar: Homenaje a Juan Ramírez Ruiz» (2014) reúne testimonios y estudios sobre su obra, subrayando su importancia en la poesía peruana y latinoamericana.

Juan Ramírez Ruiz es un faro en la poesía peruana, un poeta cuya obra y vida siguen inspirando y desafiando a lectores y escritores. Su legado es un testimonio de la fuerza transformadora de la poesía y su capacidad para reflejar y cambiar la realidad.

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