Poemas:
Villancico
Soy garridica
y vivo penada
por ser mal casada
Yo soy, no repuno,
hermosa sin cuento,
amada de uno,
querida de ciento.
No tengo contento
si valgo ya nada
por ser mal casada
Con estos cabellos
de bel parecer
haría con ellos
los hombres perder.
Quien los puede haber
no los tiene en nada
por ser mal casada.
Ah galanas, no os caséis…
Ah galanas, no os caséis
por más que el galán os ame
que el buey suelto, bien se lame.
Mirad que os digo verdad,
qué más el cuerno del toro,
pues sabéis que libertad,
no se paga con tesoro.
No troquéis placer por lloro
por más que el galán os ame
que el buey suelto, bien se lame.
Creedme todas a mí,
catad, que bien lo sé yo
que muchas dijeron, sí
que quisieran decir, no.
Y si alguna hay que acertó,
dice alguna vez, dejadme,
que el buey suelto se lame.
Más vale veros rogadas
y en vuestra mano el favor,
que no veros apenadas
con un marido traidor.
Pues con tanto sinsabor
¿quién es quien no grite y brame
que el buey suelto, bien se lame?
Las tristes lágrimas más
cantaréis tras un rincón
diciendo sin alegrías,
¡justa fue mi perdición!
Hallaréis en conclusión
vuestra pena y mal infame
que el buey suelto, bien se lame.
Canzoneta
Aquel si viene o no viene,
aquel si sale o no sale,
en los amores no tiene
contento que se le iguale.
Aquel pensar que es amado
el amante y venturoso
y tenerse por dudoso
de verse bien empleado,
si con esto se mantiene
y que el seso no resbale,
en los amores no tiene
contento que se le iguale.
Aquel mirarse de día
ella a él y él a ella,
y esperar la noche bella
y hablarle como solía:
aquel cuando se detiene
aguardando quien le vale,
en los amores no tiene
contento que se le iguale.
Aquel pensar si me ha oído
si me ha visto por ventura,
si llegó la hora y postura
que se había constituido;
si en esperanza se aviene
y el amor con esto sale,
todito el mundo no tiene
contento que se le iguale.
Aquellas señas que espere
que le señale la dama,
aquel ¡ce! con que le llama,
aquel decir que le quiere,
aquel sí
cuando conviene
en cosa que poco vale,
en los amores no tiene
contento que se le iguale.
Sarao de amor
Canta el galán.
Baxo’l verde está la fruta
de muy alto merecer
que por tiempo he de coger.
En el árbol salen flores
y hojas qu’es gran holgança,
las hojas dan esperança
y las flores los amores.
Y la fruta los favores
de sabello mantener
que por tiempo he de coger.
Vos soys l’árbol, mi señora,
que dáys sombra a mis saludes,
la fruta vuestras virtudes
que todo el mundo enamora.
Vuestro vestido colora
mi esperança sin perder
que por tiempo he de coger.
Noche y día he mantenido
rescibiendo mil enojos
con lágrimas de mis ojos
este árbol tan polido.
Verdad es que no he cogido
la fruta de alto valer
que por tiempo he de coger.
Responde la galana.
Si la guarda no se duerme
según lo que pretendéys
no pienso que cogeréys.
Desse árbol que dezís
la guarda es su honestidad,
y la perra la bondad
que siente por do venís.
Según lo que presumís
y yo siento y vos sabéys
no pienso que cogeréys.
Aquesse mantenimiento
que de lágrimas le distes,
no ha sido si bien sentistes
sino descontentamiento.
Porque según lo que siento
en no hazer lo que devéys
no pienso que cogeréys.
Si esperança hos da la hoja
y virtudes son su fruta
pues virtud, virtud secuta
virtud es bien que la coja.
Y si otro se hos antoja
de la fruta que querréys
no pienso que cogeréys.
Canta el galán.
El hay, señora, que distes
que tan triste pareció
es hay que amor engendró.
Esse hay tan pronunciado
reuestido de tristeza,
según su naturaleza
muestra ser enamorado.
Señora, en estremo grado
esse hay que se sintió
es hay que amor engendró.
Ya sé que ay hay de desencanto
si mi coraçón descansa
ay otro hay que se lança
quando alguna cosa alcanço.
Pero vuestro hay tan manso
según tristeza mostró
es hay que amor engendró.
En esse ay hay dolencia
y requiere medicina,
pues que l’ay, señora, a¥na
pedilda con diligencia
porque tengo intelligencia
quel hay que vuestra boz dio
es hay que amor engendró.
Responde la galana.
Hay que con hay ay dolor,
y sin hay ay mil dolores
hay que no ay hay, señor,
que no tenga un hay de amores.
No ay hay, que hay no sea
de algún dolor engendrado,
y assí hay, si havéys mirado,
de la tristeza es librea.
El hay es apuntador
de dolorosos temores,
hay que no ay hay, señor,
que no tenga un hay de amores.
Pero guárdehos Dios, galán,
en haver si hay passión,
porque muere el coraçón
quando sospiros no van.
Y assí el hay interior
causa males muy mayores:
hay que no ay hay, señor,
que no tenga un hay de amores.
Este hay triste que o¥stes
de mi propio dolor sale,
y a este dolor no vale
sino vos que l’entendistes.
Por do hay grande o menor
a buenos entendedores,
hay que no ay hay, señor,
que no tenga un hay de amores.
Canta el galán.
De los plazeres me aparto
pues baxo tristeza veo
todo mi bien y desseo.
Los plazeres vo olvidando
porque ya dellos no soy
la tristeza quiero, y voy
a mi señora ymitando.
Ya si en ella contemplando
miro en su gentil asseo
todo mi bien y desseo.
Tras tristeza ay alegría,
y tras la guerra la paz,
y tras enojo solaz,
y tras noche viene el día.
Aguarda la pena mía
fiando en este rodeo
todo mi bien y desseo.
Tu luto causa tristeza
ad algunos y no a mí,
y es la causa ver en ti
l’esmalte de gentileza.
De constancia, amor, franqueza,
porque alcance me rodeo
todo mi bien y desseo.
Responde la galana.
Dexad esta tortolica
biuda triste y sin marido
que no conoce a Cupido.
Dexad a la que ha dexado
todas essas çalagardas,
y a la que con tocas pardas
al amor tiene olvidado.
Despedid esse cuydado
pues que soys hombre entendido
que no conoce a Cupido.
Dexad la tórtola triste
que su perdido amor llora,
y pesar en ella mora
viendo qu’en dolor se viste.
Resistid pues que resiste
al ciego desconocido
que no conoce Cupido.
No conoce al mentiroso
de Cupido y chocarrero
que vende como logrero
daño y promete reposo.
No’s mostréys tan amoroso
a la que no’s ha querido
que no conoce a Cupido.
Canta el galán.
Engañástesme, señora,
de cortés,
nunca más me engañarés.
De aquel engaño passado
con tan linda cortesía,
mayor engaño sería
no quedar desengañado.
Confiesso que fuy burlado,
mas después
nunca más me engañarés.
De mi mal tan lastimero
pensé, señora, corar,
y e venido a peorar
por creheros de ligero.
Si di, por no ser artero
al través,
nunca más me engañarés.
Si otros de agudezas llenos
con su dama sin compás
pierden por carta de más,
yo perdí en carta de menos.
Assí se engañan los buenos:
otra vez
nunca más me engañarés.
Responde la galana.
Engañados son los bovos,
mi señor,
los mal diestros del amor.
No digo sabios, grosseros
hasta engañar la muger,
pero en público vender
y ellos contar los dineros.
Van por los despeñaderos
con dolor
los mal diestros del amor.
Con l’engaño que hos hizieron
ninguna afrenta se hos dio,
pues que muger engañó
a los que más sabios fueron.
Por do culpa a muger dieron
a sabor
los mal diestros del amor.
Si ogaño no soys traviesso,
podreyslo ser el que viene,
o mancebo, quel que tiene,
en perdello cobra seso.
Dexen pulpa, rohan huesso
con sudor
los mal diestros del amor.
Canta el galán.
Morenica, qué has tenido
quel color tienes perdido.
Según tienes los desmayos,
son de passiones ensayos,
y tus ojos como rayos
el coraçón me han herido.
Morenica, qué has tenido
quel color tienes perdido.
Si passiones, morenica,
tienes como testifica
tu rostro, a mí las aplica
si de mí han produzido.
Morenica, qué has tenido
quel color tienes perdido.
Di que tienes, amor mío,
por qué assí diste desvío
a tu lindo y dulce brío,
o qué mal t’e merescido.
Morenica, qué has tenido
quel color tienes perdido.
Responde la galana.
Tengo perdido el color
de verte, falso amador.
Perdido lo he en perder
aquel tan buen parescer
qu’en mí solías tener
de leal y firme amor.
Tengo perdido el color
de verte, falso amador.
Perdido cierto lo he
pues me quitaste la fe,
y asla dado a quien yo sé
por mostrarte burlador.
Tengo perdido el color
de verte, falso amador.
No me cumple encandilar
con esse tu disculpar,
qu’en ti ya no hay que fiar
mi coraçón fiador.
Tengo perdido el color
de verte, falso amador.
Canta el galán.
Amich, dexa’l festejar,
que donzelles hui en dia
mostren en sa fantasia
molt ergull, poch exovar.
Amich, dexa’l que’t fa dany,
sense rahó no festeges,
y si l’affició bandeges
podràs-ten dexar ab guany:
Mira, dexales estar,
que aprés de sa gallonia
mostren en sa fantasia
molt ergull, poch exovar.
Al cap porten la oradura
y tot l’exovar que tenen,
ab açò cacen y prenen
al que veuhen sens cordura:
Y per més dissimular
que facen, ab sa follia
mostren en sa fantasia
molt ergull, poch exovar.
Los trajos les desigualen,
perque a fe si les repesen,
unes porten més que pesen,
altres porten més que valen.
Y axí tú si vols mirar,
veuràs com de cada dia
mostren en sa fantasia
molt ergull, poch exovar.
Responde la galana.
El casar, buen cavallero,
s’es buelto mercadería,
pues vemos de cada’l día
que tiran más al dinero.
En tiempo antiguo tiravan
a la muger, no en altezas,
y assí muy más se casavan
en virtudes qu’en riquezas.
Pero ya rompió aquel fuero
los vicios, y grossería,
pues vemos de cada’l día
que tiran más al dinero.
Quien casar se quiere, pues
la riqueza no le enlaze,
quel hombre y la muger es
quien la haze y la deshaze.
No sea tan mal puntero
que se apunte a tyranía,
pues vemos de cada’l día
que tiran más al dinero.
Escoja, lleve de coro
esto antes que anochezca,
no subjección de thesoro,
sino muger que obedezca.
Y pintallo emos casero,
no siga contraria vía,
pues vemos de cada’l día
que tiran más al dinero.
Canta el amigo.
Galán, no hay quien hos entienda,
sepamos si puede ser
qué tal es vuestro querer.
Vuestro amor no sé a qué tira
o por qué ley hos fundáys,
pues quien mira no miráys,
y mirays a quien no mira.
Vos calláys, otra sospira,
cierto no puedo entender
qué tal es vuestro querer.
No hay juyzio que metigue
esto qu’en vos acontesce,
una hos huye, otra hos sigue.
En verdad no hay quien desligue
por bien que piense saber
qué tal es vuestro querer.
No siento quien hos declare,
y en tal labyrinto entrar
perdido será en pensar
quando en el entrar pensare.
Declárenos, si mandare,
y dadnos a conoscer
qué tal es vuestro querer.
Responde amigo.
Quien yo quiero, no me quiere,
quiéreme la que no quiero,
en fin, que penan, y muero.
Por las unas muero yo,
las otras mueren por mí,
a las que me dizen sí
respóndoles yo que no.
A las que me huyen, vo,
las que a mí vienen, no espero,
en fin, que penan, y muero.
Las que quiero obedescer,
no me quieren aun mirar,
y mueren por me hablar
las que yo no puedo ver.
No me quieren entender,
ni entender menos las quiero,
en fin, que penan, y muero.
Las unas de mí se alexan,
yo de las otras me alexo,
a las que me siguen dexo,
las que yo no sigo me dexan.
Las unas de mí se quexan,
yo de todas por entero,
en fin, que penan, y muero.
Canta el galán.
Qué será de mí si muero
no te pudiendo ver más,
pues biviendo desespero
de merescerte jamás.
Si biviendo, el merescer
no tengo de conseguir,
y viéndote, he de morir,
mejor fuera no nascer.
Pero no, nascido quiero
aguardar que oyréys,
pues biviendo desespero
de merescerte jamás.
Bien sé, triste, que muriendo
havrán ya mis males medio,
pero más quiero el remedio
aguardar triste biviendo.
Muestra tu rostro halagüero
que la vida me darás,
pues biviendo desespero
de merescerte jamás.
Quieres ver quál es mi suerte
o en mi mal si hay medida,
que ni descanso con vida,
ni alivio hallo en la muerte.
Pues del bien soy estrangero
huelgo del mal que me das,
pues biviendo desespero
de merescerte jamás.
Responde la galana.
El que pone su esperança
do ningún remedio espera,
no se quexe porque muera.
El que pone su esperança
en alta y dudosa parte,
de los plazeres se aparte,
lléguese a desconfiança.
Y si la muerte le alcança
en su tema lastimera,
no se quexe porque muera.
El pensamiento atrevido
antes de s’enamorar,
mire si podrá abaxar
por la parte que ha subido.
Quien esto no ha discernido
de amor siguiendo carrera
no se quexe porque muera.
No se quexe aquél que elige
amores, si en amor trata,
sino de la dama ingrata,
y no del mal que le afflige.
Pues l’atrevimiento rige
Canta el galán.
Qué ves zagaleja
en yr por aquí,
que te veo aneja
sin estar en ti.
Qué ves, que no miras
cómo vas perdida,
y entre ti sospiras
de amores vencida.
Vencida, affligida
en yr por aquí
que te veo aneja
sin estar en ti.
Qu’es, díme zagala,
de tu discreción,
hermosura, y gala,
cayado, y çurrón.
Y tu coraçón
perdístele, dí.
que te veo aneja
sin estar en ti.
Por causas muy justas
que hay en amar
el mesmo mal gustas
que diste a gustar.
Quién vas a buscar,
descúbrete a mí,
que te veo aneja
sin estar en ti.
Responde la galana.
Veo las ovejas
orillas del mar,
no veo el pastor
que me haze penar.
Las ovejas veo
orillas del río,
no ve mi desseo
el dulce amor mío.
Miro en derredor
del fresco pinar,
no veo el pastor
que me haze penar.
Los perros y el manso
veo, y su bardina,
mi gloria y descanso
no veo, mezquina.
Por bien quel amor
me esfuerça a mirar,
no veo el pastor
que me haze penar.
Veo muy essenta
su choça sombría,
sin ver quien sustenta
aquesta alma mía.
Veo mi dolor
crescer y menguar,
no veo el pastor
que me haze penar.
Canta el amigo.
Mejor partido me fuera
no partir quando partí,
si en partiendo no perdiera
vida y alma que perdí.
Si en partir fuera partido
el coraçón que se parte,
no sintiera mi sentido
el dolor qu’en mí reparte.
Sé que con partir pudiera
no sentir lo que sentí,
si en partiendo no perdiera
vida y alma que perdí.
Mejor partido, partiendo,
fuera para mí partida
desconoscer, conosciendo
quán amarga m’es la hida.
Bien sé yo que no partiera
lo que se partió de mí,
si en partiendo no perdiera
vida y alma que perdí.
Pártome de parte buena,
y en gustar este partir,
voy partiendo, no de pena,
mas partir para morir.
Tal dolor no conosciera,
ni razón dirá de sí,
si en partiendo, no perdiera
vida y alma que perdí.
Responde el amigo.
Partiendo quien ama
de quien mucho quiere,
no parte, mas muere.
Si parte el amado
partida forçada,
en la cosa amada
se queda forçado.
Con este cuydado
qu’en el alma hiere,
no parte, mas muere.
Allí los favores,
partiendo quien ama,
s’encienden en llama
de mil disfavores.
Y en estos dolores
aquél que partiere,
no parte, mas muere.
Quien piensa apartarse
de su bien y amor,
de qualquier dolor
podrá bien quexarse.
Quexando, llorarse,
pues el que bien quiere
no parte, mas muere.
Canta el galán.
Si limitara mi vista
qual limitan el falcón,
limitara mi passión.
Yo no digo que no’s viera
señora de mi contento,
porque mayor descontento
a no veros cierto fuera.
Sino que si detuviera
no ver tanto su visión
limitara mi passión.
Si mi vista limitara,
limitárase mi pena,
y si la tengo por buena
es porque me cuesta cara.
Si limitada y avara
fuera mi conversación
limitara mi passión.
Ya que causaste que amasse,
amor, esta mi fatiga,
da lugar con que la diga
pues me das con qué la passe.
Que si se desacordasse
de tu tan flaca prisión
limitara mi passión.
Responde la galana.
No limitéys los servicios,
galán, en quien los acoge,
quel que no siembra no coge.
Galán, pues son acogidos
los servicios y acceptados
no los tengáys por perdidos
sino por bien empleados.
Y en campo de enamorados
sabed, quien fuerça no acoge
quel que no siembra no coge.
Se hos dezir que, no gustassen
amantes de los amores,
si palabras no costassen
y fatigas, y dolores.
No dexéys tras sinsabores
quel buen servicio se arroge,
quel que no siembra no coge.
Diz que consiste en ventura
el sembrar del labrador,
y por continuar holgura
el qu’es discreto amador.
Y es menester la lavor
qu’en paciencia se remoge,
quel que no siembra no coge.
Canta el galán.
Águila que vas bolando,
lleva en el pico estas flores,
dáselas a mis amores,
dile cómo estoy penando.
Lleva flores a la flor
de mi salud y dolencia,
y con salva real de amor
saludarás su presencia.
Mis encomiendas llegando,
qual te dixe, sin temores,
dáselas a mis amores,
dile cómo estoy penando.
Y si ignoras quién es ella,
sólo en mirar su lindeza
perderás la vista en vella
que te dió naturaleza.
Las fuerças d’estar mirando
el sol mundo, y sus primores,
dáselas a mis amores,
dile cómo estoy penando.
Dirásle la pena fuerte
que de su parte me guarda,
y quán cierta m’es la muerte
si el remedio mucho tarda.
Si de mí se va acordando,
las mercedes y favores
dáselas a mis amores
dile cómo estoy penando.
Responde la galana.
Buelve águila a bolar
al galán que a mí te embía,
dirásle de parte mía
que quien sirve a de penar.
Buelve por donde veniste,
ante mí no te detengas,
sino que vayas y vengas
para consolar al triste.
Y con tu gentil mirar,
como de ti se confía,
dirásle de parte mía
que quien sirve a de penar.
Buelve águila depresto
pues de ti quiso servirse,
qu’en tardar podrá morirse,
y serás tú causa desto.
Y por más le consolar
me prossiga en su porfía
dirásle de parte mía
que quien sirve a de penar.
Buelve, mis dichos se atagen,
y dile si te paresce,
que gloria no se meresce
sin que por ella trabagen.
Sufra si quiere gozar,
dirásle de parte mía
que quien sirve a de penar.
Canta el galán.
Haz jura, Menga,
si buen hado clamas,
zagal que a ti venga
dile que a mí amas.
Qualquier repicado
que s’enamorare
de ti, y se declare
por tu requebrado.
No escuches su arenga,
sus dichos ni tramas,
zagal que a ti venga
dile que a mía amas.
Bien puede mirarte
la tu quillotrencia,
mas no des audiencia
para requebrarte.
Que plática luenga
desdora las famas,
zagal que a ti venga
dile que a mí amas.
Yo sé que si juras
Menga qu’eres mía,
de enojo y porfía
que tú me asseguras.
Porque no detenga
tu gracia sus llamas,
zagal que a ti venga
dile que a mí amas.
Responde la galana
Carillo, duerme a buen sueño
y descu¥date de ti,
que yo te juro por mí
de no tomar otro dueño.
Duerme en la desconfiança
pues que velo en no olvidarte,
recuerda por otra parte
en que no hagas mudança.
Mira quán limpia t’enseño
l’affición que puse en ti,
que yo te juro por mí
de no tomar otro dueño.
Carillo, bive contento
porque ventura y amor
en ti está y te da favor,
pues lo que tú sientes siento.
Y no temas que al bisieño
zagal de amor le dé el sí,
que yo te juro por mí
de no tomar otro dueño.
Esta mi alma cativa
toda la passeas y andas,
y señoreas y mandas
en ser tuya mientras biva.
Si muestro el gesto risueño
certifícote de aquí,
que yo te juro por mí
de no tomar otro dueño.
Canta el amigo.
Los males que amor engendra,
vos que amores possehéys,
de dó nascen, si sabéys.
De dó nasce el no querer.
De dó nasce aquél si quiero.
De dó nasce el desplazer.
De dó nasce, hay que muero.
De dó nasce desespero:
de vos que muerto me havéys.
De dó nasce, si sabéys.
Aquel mostrar ser osado
en ausencia de su amada,
aquel yr determinado
y no determinar nada.
Aquel la lengua travada
tener ante quien queréys,
de dó nasce, si sabéys.
Aquel jamás repentirse
sin saber dó está su suerte,
aquel depresto rendirse
presumiendo tener fuerte.
Aquel no temer la muerte
aunque dos mil muertes véys,
de dó nasce, si sabéys.
Responde el amigo.
Todos los males de amor
nascidos, y por nascer
nascen de tan solo el ver.
Los ojos son dos falcones
quel amor les a enseñado
qu’en ver gesto delicado
se suelten, cacen passiones.
Levante en los coraçones
yaguas para su bever
nascen de tan solo el ver.
Buscar motes, compañías,
huyr sin temer reproches,
de los días hazer noches,
de las noches hazer días.
Mil mudanças, mil porfías
quando assienta el bien querer
nascen de tan solo el ver.
El aborrecer parientes,
juntamente amor de madres,
el no temer a los padres
causa amor si paráys mientes.
Todos estos accidentes
si bien saben discerner
nascen de tan solo el ver.
Canta el galán.
Tened quedos vuestros ojos
tan hermosos y tan bellos
porque me matáys con ellos.
Vuestros ojos, y niñeta
no me miren, porque son
para mí, y al coraçón
dos muy agudas saetas.
Esconded aquellas tetas
y essos dorados cabellos
porque me matáys con ellos.
Teneldos baxos y quedos
no miren al que a mirado
do está su pena y cuydado,
sus osadías y miedos.
No los demostreys tan ledos
al que presume de vellos
porque me matáys con ellos.
Son como el sol vuestros ojos,
que si los míos los miran
la fuerça y poder me tiran,
ciéganme, causan enojos.
Pues desplazer son despojos
de mí queráys escondellos
porque me matáys con ellos.
Responde la galana.
Vida mía, assí gozeys,
el mirar no me quitéys.
No me quiteys el mirar,
que con él suelo alegrar
al coraçón qu’en amar
ocupado le tenéys.
Vida mía, assí gozéys,
el mirar no me quitéys.
Bien soys amador mal diestro,
no veys qu’en mirar hos muestro
que mi coraçón es vuestro,
y cativo a lo que véys.
Vida mía, assí gozéys,
el mirar no me quitéys.
No entiendo vuestra porfía,
que si hos miro es tyranía,
y si no descortesía,
mirad que no’s entendéys.
Vida mía, así gozéys,
el mirar no me quitéys.
Canta el galán.
En tiempos de agora
ya no hay confiança
pues la mi señora
me a hecho mudança.
Mudança me han hecho
mis amores cierto,
y tal qu’en mi pecho
estoy bivo y muerto.
Con tal desconcierto
estoy en la balança
pues la mi señora
me a hecho mudança.
Son en este tiempo
falsos los quereres,
y por passatiempo
nos burlan mugeres.
Afuera plazeres
que pesar me alcança
pues la mi señora
me a hecho mudança.
Ya no hay que fiar
de muger ninguna,
pues para engañar
sobra sóla una.
De buena fortuna
no tengo esperança
pues la mi señora
me a hecho mudança.
Responde la galana.
Mudança con arte
hos he demostrado,
pues en otra parte
bivís namorado.
L’encarecimiento
que bivís, morís,
es si bien sentís
falso el argumento.
Que bivir hos siento
muy falsificado,
pues en otra parte
bivís namorado.
En tiempo presente
l’amor qu’es entero
es muy verdadero
de muger prudente.
En vos no se siente
prudencia ni estado,
pues en otra parte
bivís namorado.
De los hombres digo
si como vos son,
qu’engaño y trayción
teneys por abrigo.
Hid para enemigo
falso reprovado,
pues en otra parte
bivís namorado.
En fin hos mostráys
perrillo de bodas.
requestando todas,
y ninguna amáys.
Muy bien blasonáys
ya soys divulgado
pues en otra parte
bivís namorado.
Canta el galán.
Moriré si soys servida,
mi señora, en buena fe,
que de amores moriré.
Temo tanto lo que quiero
que tomaré por partido
sufrir la muerte que pido,
qu’esperar tanto el qu’espero.
Si desta causa no muero,
a la postre yo bien sé
que de amores moriré.
Quando por honra se da
la vida es bien empleada,
quién por muerte tan honrada
cien mil vidas no dará.
Si el temor temiendo está
el alma dize y mi fe
que de amores moriré.
Moriré, que muerte es vida
en morir por vos señora,
moriré luego a la hora
si sé que soys servida.
Moriré en pena crescida
si no hay quien me aya mercé
que de amores moriré.
Responde la galana.
Nunca vi muerto de amores
a ningún fiel amador,
por amores, sí señor.
Quien de amor está llagado
dos mil muertes se atribuye,
y de ninguna no huye
pues no es mortal su cuydado.
De amores no ha sido ahogado
Leandro el buen amador,
por amores, sí señor.
De amores nunca fue visto
quel buen Píramo muriesse,
ni Acteón comido fuesse,
ni desastrado Calisto.
Ni Paris robusto y quisto,
ni aquel nombrado Agenor,
por amores, sí señor.
No perdáys por mí la vida,
que si la perdéys, yo sé
que hos dirán hombre sin fe,
y a mí cruel omicida.
Merced con muerte venida
no tiene ningún sabor,
por amores, sí señor.
Canta el galán.
Salga, salga de la dança
la que hiere, prende, y mata
porqu’es una perra ingrata.
Salga de conversación
la que crueldad mantiene,
salga ya la que no tiene
de los hombres compassión.
Salga la qu’en presumpción
a todo hombre desacata
porqu’es una perra ingrata.
Salga, no bayle entre gente
porque causa más tristeza,
esconda su gentileza,
quítese l’inconviniente.
Salga fuera pues no siente
con qué desamor me trata,
porqu’es una perra ingrata.
Salga, no bayle, ni cante
canciones mal[e]as ni buenas,
porque no engendre más penas
en su triste y pobre amante.
Con su rostro rutilante
mis entrañas disbarata
porqu’es una perra ingrata.
Responde la galana.
Aunque me pintéys ingrata
de la dança no saldré,
que no hay qué, ni para qué.
Si escucháys vuestra querella
vereys que mi ingratitud
es amiga de virtud,
y es bien la muger tenella.
No’s quexéys de mí, ni della,
si no demostrarhos he
que no hay qué, ni para qué.
Essa mesma crueldad
que vos en vos engendráys,
quanto más la publicáys
publicáys mi honestidad.
No me llaméys, por bondad,
perra, pues que tengo fe,
que no hay qué, ni para qué.
Que no cante, esso sería
quitarme que no hablasse,
y que no manifestasse
vuestra tan loca porfía.
Presumpción, ni villanía
en mí no hay razón qu’esté,
que no hay qué, ni para qué.
Canta el amigo.
Dexa amigo las casadas,
quel requebrar las infama,
las donzellas sirve y ama.
Déxalas, no las requiebres
pues que son ya requebradas
de sus maridos, y amadas,
sus amores no les quiebres.
Déxalas porque son liebres
que no has de caçar su fama,
las donzellas sirve y ama.
Déxalas pues no se curan
de ti, no te cures dellas,
si no ama las donzellas,
a las que amores procuran.
Las casadas te asseguran
de honestidad y su trama,
las donzellas sirve y ama.
Quando no parasses mientes
en mi canto y proceder,
mira que puedes caher
en otros inconvenientes.
Las casadas entre gentes
honra y mira como dama,
las donzellas sirve y ama.
Responde el amigo.
Por mis penas vi
querer de donzellas,
vencime por ellas,
mas nunca vencí.
Rebiven si muero,
si afloxo acrecientan,
sin causa atormentan
al más verdadero.
El bien que sentí
son pena y querellas,
vencime por ellas,
mas nunca vencí.
Soguzgan los ojos,
desdeñan con obras,
y son las sosobras
pesares, y enojos.
Partiendo de mí
gusté sus centellas,
vencime por ellas,
mas nunca vencí.
Es cosa muy fuerte
de ver su amor frío,
y el darnos desvío
es sentir la muerte.
Por do no perdí
mis justas querellas
vencime por ellas,
mas nunca vencí.
Canta el galán.
Es como el sol reluziente,
hermosa y sin tener par
la que a mí haze penar.
Es una segunda Dido
la que a mí me prende y mata,
es l[e]a que me suelta y ata
descanso de mi sentido.
Es la que me ha socorrido
en mi congoxa y pesar
la que a mí me haze penar.
Es una Penálope
de dos mil gracias extrenus,
es una segunda Venus
alexandrina en mercé.
Es la que guarda la fe
sin perdella, ni quebrar
la que a mí haze penar.
Es un ábito vestido
de mi alma hecho a su grado,
que mis ojos lo han cortado,
y esperança lo ha cosido.
De hermosa tiene apellido
y assí se suele llamar
la que a mí haze penar.
Responde la galana.
Hermosura no la he,
la gracia Dios me la dé.
Si quiso naturaleza
no dotarme en gentileza,
ame dotado en firmeza
con la qual proclamaré,
la gracia Dios me la dé.
Ser la persona graciosa
es una muy gentil cosa
muy más que no ser hermosa,
y assí con tino diré,
la gracia Dios me la dé.
Bien sé que mucha hermosura
a vezes trahe procura
de sobervia, y de locura,
por do siempre cantaré,
la gracia Dios me la dé.
Canta el amigo.
Aquel pastorcico
qu’está baxo el robre
digo qu’está rico
pues de amor es pobre.
Quán bien fortunado
es aquel pastor
por no haver gustado
qué cosa es amor.
Aunque pobrezico
biva, y no le sobre,
digo qu’está rico
pues de amor es pobre.
Huélgase en sombríos
y en su cabañuela,
huelga ver los ríos
l’ave como buela.
Si pierde el pellico,
aunque no le cobre
digo qu’está rico
pues de amor es pobre.
Goza en ver las fuentes
sus reses preñadas,
y tiene las mientes
limpias, sossegadas.
Aunqu’el calderico
no tenga de cobre
digo qu’está rico
pues de amor es pobre.
No tiene pensijos
que le den cordojos,
mas libre de enojos
busca regozijos.
Con que al çurroncico
tassajo le sobre
digo qu’está rico
pues de amor es pobre.
Responde el amigo.
Al más avisado
y rudo pastor
qu’es pobre de amor
digo desdichado.
Los simples pastores,
y los más sesudos
que siguen amores
salen más agudos.
Pero el descuydado
falto de primor
qu’es pobre de amor
digo desdichado.
L’amor es escuela
d’esfuerço, y criança,
y do siempre vela
saber, y pujança.
Y al más intrincado
diestro baylador
qu’es pobre de amor
digo desdichado.
De desdicha, parte
tiene quien desdeña
al amor, pues arte
y limpieza enseña.
El más estimado
de qualquier valor
qu’es pobre de amor
digo desdichado.
El amor esmalta
nuestra ligereza,
cubre alguna falta
de naturaleza.
Mote muy mirado,
dicho de sabor
qu’es pobre de amor
digo desdichado.
Canta la galana.
No queráys a quien no quiere
quereros, por no querer
al amor hos someter.
No queráys, porque yo quiero
amador desengañaros
amando viviendo amaros
a que hos sugetéys primero.
Y os lo diré por entero
pues queréys sin deprender
al amor hos someter.
Lo primero, Dios hos guarde,
es que havéys de ser celoso,
servicial, y bollicioso,
hablar muy poquito, y tarde.
Ser osado, ser covarde,
podéys con esto entender
al amor hos someter.
Ser solícito, y secreto,
ser sufrible, conversable,
ser firme, no variable,
ser junto, nescio, y discreto.
Ser temido, ser sujeto,
y con discreción saber
al amor hos someter.
Responde el galán.
Perla graciosa
estela del dia,
señora donosa
quí no us amaria.
Dama de bell grat,
mon bé, y mon delir,
lavis que m’au dat
no’l vos tinch servit.
Ab tal lliçó rosa
de tanta armonia
senyora donosa
quí no us amaria.
Descans de ma vida,
llum de mes entrañes,
de virtuts fornida,
de gràcies estrañes.
Escola abundosa
de sabiduria,
senyora donosa
quí no us amaria.
Dels meus ulls espill,
port de grans favors,
hon les mies dolors
entren sens perill.
Hon tostemps reposa
esta ànima mia,
senyora donosa
quí no us amaria.
Canta el amigo.
Seguir quiero mis amores
con constancia, amor, y fe,
ver si los alcançaré.
Seguir quiero, quel seguir
es señal de gran esfuerço,
y pues con amor converso
qualquier mal podré sufrir.
Con sufrir, y prosseguir
mis desseos seguiré
ver si los alcançaré.
Seguir quiero mi porfía
pues lleva por apellido
de morir y ser vencido
por la qu’es señora mía.
Tras mis plazeres oy día
como el gamo correré,
ver si los alcançaré.
Amigo, doy a’ntenderme
según las penas consigo,
que si mis amores sigo
que por tiempo han de valerme.
Ellos han de socorrerme,
sólo a ellos serviré
ver si los alcançaré.
Responde el amigo.
Hay que para todos hay
de sospirar y gemir
si amores quieres seguir.
Siguen quanto seguir quieres
tus amores, o porfías,
que más ciertas son sus vías
d’enojos, que de plazeres.
No sigas tus pareceres
sin primero decernir
si amores quieres seguir.
Ay, si tu bien paras mientes
para tus ojos llorar,
para tu lengua quexar,
para tu vida, accidentes.
Para murmurar las gentes,
para tu mano escrevir
si amores quieres seguir.
Para tus amigos pena
de verte penar assí,
sufrimiento para ti
que a las vezes te condena.
Un hay que a vezes te agena
de descansado bivir,
si amores quieres seguir.
Canta la galana.
El que piensa ser querido
no se lo piense,
porque a vezes lo torcido
se destuerce.
El que piensa ser amado
sin sabello
sé que ha de quedar burlado
al fin dello.
El bien que havrá conseguido
no converse,
porque a vezes lo torcido
se destuerce.
El que piensa que su pena
es ya oída,
no lo piense que se agena
de su vida.
Ni piense de ser crehido
con dolerse,
porque a vezes lo torcido
se destuerce.
No piense que por ser visto
ya le aman,
ni de mal está previsto
si le llaman.
No piense estar muy subido
sin caherse,
porque a vezes lo torcido
se destuerce.
Responde el galán.
No penséys lo que no pienso
señoras mías
que otras son mis fantasías.
Señoras, dadme primero
a saber por qué mudança
me dezís en esta dança
que de amores peno y muero.
Amores yo no los quiero
señoras mías
que otras son mis fantasías.
No quiero al que a de querer
forçarme mi voluntad,
cativar mi libertad
desterrarme mi plazer.
De todo hecharme a perder
señoras mías
que otras son mis fantasías.
No me cumple combidar
a bocados de dolor,
ni a bevidas de amargor,
ni a dormir sin descansar.
Ni quererme subjetar
a niñerías
que otras son mis fantasías.
Fin
Biografía:
Juan de Timoneda (c. 1518-1583), el eminente escritor, dramaturgo y editor español del Renacimiento, dejó un legado literario invaluable. Aunque su vida estuvo marcada por la diversidad de ocupaciones, desde zurrador de pieles hasta actor, es su contribución a la literatura lo que le ha asegurado un lugar destacado en la historia.
Timoneda es conocido principalmente por su labor en la compilación de poesía popular, en particular la lírica cancioneril y los romances. Sus ediciones de teatro también dejaron una huella perdurable, siendo esenciales para la comprensión de los pasos de Lope de Rueda. Sus adaptaciones de novelle italianas en su obra “El patrañuelo” ofrecen una visión única del estilo de Boccaccio o Bandello en el contexto español.
Como dramaturgo, Timoneda se distingue por su talento lírico y eficacia dramática, considerándose uno de los precursores legítimos de Lope de Vega. A través de sus obras escénicas religiosas y profanas, contribuyó significativamente a la escena teatral de su época. Sus autos sacramentales, como “La iglesia militante” y “Castillo de Emaús,” tuvieron un propósito propagandístico, defendiendo la doctrina católica en medio de la Reforma protestante.
Pero fue como narrador donde Timoneda tuvo un papel crucial en la evolución de la novela en español. Sus obras como “El patrañuelo” y “Sobremesa y alivio de caminantes” marcaron un hito en la narrativa en español, al adaptar y aclimatar historias italianas en un castellano accesible y familiar.
Además de su labor como narrador y dramaturgo, Timoneda destacó como compilador y editor de romances y cancioneros, contribuyendo significativamente a la difusión de la poesía popular en su época.
Juan de Timoneda fue una figura literaria polifacética y prolífica cuyo trabajo dejó una huella indeleble en la literatura española del Renacimiento. Su capacidad para adaptar, narrar y editar, además de su influencia en la dramaturgia de su tiempo, hacen de él un autor esencial en la historia literaria de España.