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Poesía de España

Poemas de Juan de Castellanos

Juan de Castellanos, un alma nómada en busca de aventura y belleza, nació en la serena Alanís, Sevilla, en 1522. Desde sus humildes orígenes como hijo de campesinos, su vida se convirtió en un viaje lleno de descubrimientos y encuentros que marcarían la historia y la literatura.

Abrazando el llamado del Nuevo Mundo, Juan se embarcó en una odisea que lo llevó a tierras lejanas, desde Puerto Rico hasta las costas de Cubagua y Trinidad. En cada rincón, absorbía las historias y culturas que moldearían su legado como explorador, militar y, sobre todo, como poeta.

Fue en estas tierras, impregnadas de misterio y exotismo, donde floreció su pasión por la escritura. Desde sus primeros versos en Cartagena de Indias hasta sus monumentales “Elegías de varones ilustres de Indias“, Juan de Castellanos tejía las hazañas y las tragedias de los hombres que forjaron el destino de Hispanoamérica.

Su obra cumbre, compuesta por más de cien mil versos endecasílabos, es un monumento literario y testimonio histórico único en su género. Dividida en cuatro partes, recorre los caminos de Cristóbal Colón, la conquista de tierras vírgenes y la epopeya de los colonizadores que forjaron un nuevo mundo.

A través de su pluma, Castellanos no solo captura la grandeza y la tragedia de aquellos tiempos tumultuosos, sino que también nos invita a reflexionar sobre la complejidad del encuentro entre culturas y la fragilidad del destino humano.

Su legado perdura como un faro en la noche de la historia, recordándonos que cada verso, cada palabra, es un eco eterno que resuena en los corazones de aquellos que buscan la verdad y la belleza en los rincones más remotos del mundo. Juan de Castellanos, poeta y cronista de un mundo en constante transformación, cuya voz sigue resonando en los siglos venideros.

Elegías de varones ilustres de Indias

Año de cuatrocientos y noventa
con mil y un año mas era pasado,
cuando los argonáutas desta cuenta
iban a conquistar vellon dorado;
mas no donde Medea la sangrienta
al padre, viejo rey, dejo burlado;
pues es otra riqueza tan crecida,
que de sí sola puede ser vencida.

Callen Tifis, Jasón, Butes, Teseo,
Anfion, Echión, Erex, Climino,
Castor y Pólux, Testor y Tideo, Hércules, Telamon, Ergino;p
ues vencen á sus obras y deseo
los que trataron ir este camino,
haciendo llanas las dificultades
que pregonado han antigüedades.

Las naciones más altas y excelentes
callen con valor de la española,
pues van con intenciones de hallar gentes
que pongan piens contrios en la bola;
Espanto no les dan inconvenientes,
ni temen del dragón ardiente cola,
deseando hacer en su corrida
de mas precio la fama que la vida.

De capitanes van los tres Pinzones,
para tal cargo ninos y bastantes,
y en marear las velas y timones
muy pocos que les fuesen semejantes;
de Palos y Moguer salen varones
admirables y diestros navegantes;
con tanta prevención, con tal avío,
salieron al remate del estío.

Con gran concierto guían el armada,
inflada toda vela y extendida;
vereis espumear agua salada
a tierra van no vista ni hollada,
huyendo de la tierra conocida;
ya no ven edificioes torreados
porque por alta mar van engolfados.

Al occidente van encaminadas
las naves inventoras de regiones;
pasando van las islas Fortunadas
y Hespérides que dicen Ogorgones:
No curan de señales limitadas
que ponen las antiguas opiniones,
y el trópico, que fue duro viaje,
no quiere limitar este paisaje.