Poesía de México
Poemas de José Ramón Enríquez Alcázar
José Ramón Enríquez Alcázar (Ciudad de México; 22 de agosto de 1945), poeta, dramaturgo, director de escena, actor, pedagogo y crítico de teatro, ensayista y editor. Pertenece a la segunda generación del exilio republicano español. Su obra se ha mantenido distante del común denominador que caracteriza al teatro en México; a decir de él mismo, más bien forma parte de una generación de dramaturgos nacidos en los 40, sin mayor coincidencia que la cronológica.
Segundo de tres hijos, José Ramón Enríquez nació en la Ciudad de México unos días después de que el mundo viera inaugurada la era nuclear con el bombardeo atómico a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La conciencia de éste y muchos otros acontecimientos lo marcaría toda su vida, quizás debido a la diversidad que se expresaba en su familia, heredero de tradiciones contrapuestas: la del exilio republicano español, por parte de su padre, el escritor y pedagogo Isidoro Enríquez Calleja, y, por parte de su madre, la maestra universitaria Berta Alcázar, la de la fe católica. Su fe materna, en relación dialéctica con las luchas paternas, muy pronto tomaría los caminos de la Teología de la Liberación e ingresaría como cristiano al Partido Comunista Mexicano. Desde ambas posturas, no tardaría en asumir la lucha por sus derechos en los primeros movimientos de Liberación Gay.
El lugar y la imagen
Si establezco el lugar llega la imagen
violenta o silenciosa, a su manera,
y reinventa los años que en silencios y en gritos
han construido mi historia.
Que ya he olvidado.
O tal vez no he vivido.
Si abierto a la memoria de la imagen
viajo al topos uranos
todo se vuelve nuevo
sin que la voluntad me reconstruya
ni participe aquel entendimiento
que pensé facultad y era espejismo.
En el arco de un lustro,
durante aquella década brillante
de los años sesenta,
mis sueños desplazados
de algún viejo molino
vecino de Santiago Tianguistengo
a la plaza ritual
en medio de Santiago Tlatelolco.
Y han convivido siempre las imágenes
en el puro horror vacui.
El combate
¿Qué ocurre con los sueños
cuando dejan de estar en el lugar preciso,
y ya comienza el tiempo de olvidarlos?
Si el poema combate con la sombra
no habrá recurso alguno: será a muerte.
Se avergüenza el que escribe
Se avergüenza el que escribe,
se niega a ser poeta.
Tal vez un escribano, el amanuense,
un lerdo que aprendió
a poner en papel lo que le dictaban.
Intenta recordar a qué se refería
cuando escribió el poema que no entiende.
¿Al dolor, a la guerra?
¿Al dolor? Aria antigua
para una voz de bajo muy profundo
con un chelo marcando
el pianísimo al fondo.
Eso no lo ha cantado.
Tal vez ha estado cerca algunas veces,
pero siempre en cobarde partitura
para viola y tenor quizás dramático.
Heredó muchas guerras
de metralla y silencio y de rencores
pero nunca ha luchado en ningún frente.
Las soñó, las cantó, las hizo suyas
por las voces que oía, que estructuraban
su memoria y su futuro.
Apenas en el sueño
ha tenido la guerra.
En su vida presente: pesadillas,
recuerdos compartidos con los suyos
de una sangre y de otra
de una y otra ribera.
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