Poetas

Poesía de Uruguay

Poemas de José Alanís

José Milton Alanís Quintero, mejor conocido como «Pepe Veneno», fue una figura emblemática del arte popular uruguayo, cuyo nombre resonó en los rincones de Montevideo desde su nacimiento en 1939 hasta su muerte en 2014. Nacido en el barrio de La Aguada, pero criado en Belvedere, Alanís absorbió desde joven la esencia del carnaval, ese latido cultural que llenaba de vida las calles de su ciudad.

En los años 60, su talento como poeta y murguista comenzó a florecer. Alanís se vinculó al Teatro Universitario, donde, rodeado de un ambiente vibrante, empezó a escribir sus primeras letras para agrupaciones murgueras como La Farola y Los Amantes al Engrudo. Su pluma, afilada y cargada de ironía, se convirtió en la voz de varias murgas, creando un legado lírico que marcó a toda una generación.

En 1969, junto a sus hermanos César, Darwin y Luis, fundó la legendaria murga La Soberana, un hito en la historia del carnaval uruguayo. Sin embargo, la dictadura que asoló al país en 1973 golpeó duramente a Alanís. La Soberana fue prohibida, y él fue encarcelado por tres largos años. Tras recuperar su libertad, el exilio lo llevó a Suecia, donde vivió hasta 2005, y donde su creatividad no se detuvo. Fue en este frío exilio donde publicó su primer libro de poesía, Perfiles de la sangre y sus caminos, ilustrado por él mismo.

En Suecia, Alanís siguió escribiendo, publicando obras como Yo casi poeta y Poemas de la libreta, mostrando que su corazón, aunque lejos de su tierra, nunca dejó de latir al ritmo de su Montevideo natal. Su poesía, cargada de nostalgia y resistencia, fue un faro para los exiliados y una ventana al alma de un artista que nunca dejó de ser uruguayo.

El retorno a Uruguay no solo fue físico sino también cultural. En 2009, presentó en el Museo del Carnaval La murguez urbana, un libro que encapsula el espíritu de la murga y la vida en Montevideo, ese microcosmos de risas y lágrimas que tanto amó. Su legado fue reconocido en 2011, cuando fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo, un honor que celebró su contribución invaluable a la cultura uruguaya.

Pepe Veneno fue mucho más que un poeta; fue un cronista de su tiempo, un artista plástico que pintó con palabras, y un murguista que hizo del carnaval su bandera. Su vida y obra permanecen como un testimonio de la fuerza de la creatividad en tiempos de adversidad, y su voz, aunque silenciada por la muerte, sigue resonando en cada esquina de Montevideo, en cada verso, en cada canción.

La murguéz del poeta

Poeta que busca directo a tus ojos
mujer que te quiero.

Por todas las calles de un barrio hacia otro
se muere Febrero…

Se rompe una esquina, naufraga la luna
desde una cornisa…

tras una persiana más que inoportuna
se esconde la risa…

Poeta que canta, la grapa de acero
no tiene templanzas.

En el empedrado respira Febrero
nuevas esperanzas…

Este hombre

Este hombre mi hijo
con lirismos y sueños
se quiebra cuando sufre desamores
y se yergue de nuevo…
pero cuanto le cuesta
restaurar la sonrisa
en todo caso aquella que pretendí prestarle
para toda su vida

Este hombre mi hijo
poeta con presagios y ternuras
frunce el ceño con rabias neblinosas
y esconde la tristeza, su tristeza
y le cuesta torrentes aceptar la caricia
o mi abrazo-coraza para que se defienda del invierno
Pero, me consta al menos de que lleva en su pecho
una alondra encendida
y un poema arcillado y dolorante
que vibra entre sus manos

Gotemburgo con puerto

En todo caso
no soy un hombre acostumbrado
a la nocturna soledad portuaria

Pero hoy,camino mis recuerdos y miro embarcaciones
balanceándose
en este puerto de «Gotemburgo»

De pronto
veo perfilarse tu silueta.
Corres hasta mí.
Levantas el cuello de mi sobretodo.
Bésote.
Bésasme.

Una gaviota noctámbula vuela y desaparece.

Definitivamente
no soy un viejo lobo de mar

Nos internamos en la primera taberna que encontramos.
Pides aguardiente.
Yo una copa de vino.

Un Sueco blanquecino
arranca tristes sonoridades a su viejo violín
de las paredes cuelgan algunas redes de pescar
un enorme ancla pende desde el techo
como un extraño pez recogido de las profundidades

La camarera Sueca me sonríe
mientras sirve una vez mas:
copa de vino con luces que se estrellan
aguardiente que vuelca
como una angustia con urgencias

Ahora dices de que debo abrigarme
y una vez mas levantas el cuello de mi sobretodo
Bésote.
Bésasme.

Cuando llegamos a tu pequeña casa -en el barrio de Angered-
alguien juega al suicidio
un niño se queda solo para siempre
en el bar de la esquina agonizan los últimos neones
los tranvías se alejan hacia Gamlastantorget
en tanto que el amor eres tu misma
desnudándote
y metiéndote
en tu cama aromante
dejo sobre la mesa la pipa y el sextante,
quito toda mi ropa
y me acuesto a tu lado
en tanto me sonríes y me recibes

Seguro es, de que en el puerto de «Gotemburgo»
aún se balancean las embarcaciones…
seguro es, de que el viento sopla contra el muelle
pretendiendo disipar la niebla me recibes una vez más
abres tu cuerpo
para que nos muramos ascendiendo
por la dorada arista del placer
hasta el grito de estarnos como entonces
mientras
sin transeúntes
en Angered,
la noche
se estremece!!!

Orgasmo redeletriano

Esta red que me ata
que me adhiere y me mata
esta red de escritores
con sus odios y amores
esta red que es maraña
para moscas y arañas
esta red que se pega
se prodiga
y se niega
y es tan nuestra
y tan vuestra

esta red tan poética
por momentos dialéctica
esta red de poetas que el amor atesoran
y proyectan caricias a sus computadoras
esta red que me grita y le grito
es de usted
y mía y de nosotros
y de otros talvez
esta red solidaria, soéz, contestataria
esta red tan machista casi que feminista
esta red pegajosa
Uruguaya
y hermosa
que nos mata y adhiere
que nos ata hasta el día que esta red nos libere
esta red que nos cubre piernas, torsos y brazos
esta red pasionante
esta red del abrazo
esta red asediante que la piel nos convoca
esta red que sentimos en el cuello, en la boca
esta red
esta red
esta red.

Solo con Chivas (Tanguéz en Estocolmo)

Las sillas están vacías
como sentadas en el suelo del bar…
las mesas son escenarios desolados
donde bostezan los aburridos ceniceros…

Un sueco vocifera su tonta borrachera
en tanto
la rubia que atiende a parroquianos fantasmales
fuma su cigarrillo de hastío y soledades…

En el centro del bar
se yergue una columna con espejos.
Nadie se mira en ellos…

Me encuentro en Rinkeby,
barrio de las afueras de Estocolmo.

Pido otro Chivas áureo y cantarino.

Y escribo
escribo
escribo…
reitero la palabra escrita
como para colmarla de voces que no existen…

Cigarrillo que enciendo.
Sorbo que reitero.
Poema que pretendo.

Tanguéz reverso. Vereda neblinosa. Segundo faso…

De pronto pienso en ella y la imagino

siempre la imagino-
reafirmando esperanzas
para un Octubre próximo…

En mi bolso conservo entre otras cosas,
un libro de entrevistas donde Liscano
dialoga con todo Tabaré y otros futuros…
releo algunas páginas donde ambos
refieren a «La Teja»
barrio tanto de ellos como propio…

La enorme diferencia
reside en que los tres están allá
en el «paisito» amado
y desmembrado…

Ella, -en la cual pienso e imagino-
andará entre arboledas y domingos
usará cucharones en ollas populares
servirá a parroquianos
sabrá multiplicarse por las ferias
y habrá de distribuir sonrisas analgésicas
en la docencia y en los policlínicos…!!!

Las sillas de este bar siguen sentadas…

cuando llegue en Octubre
a la muy otra realidad de mi Uruguay de siempres
desdeñaré este Chivas que me empino
y sabré optar por la acerada grapa
de todos mis ayeres,
porque así se me antoja año tras año…

Liscano y Tabaré retornan a mi bolso,
en tanto ella, se queda un rato más…
con sus jeans, su sonrisa y sus sandalias
-como que casi real-
creciendo en mis recuerdos y hermoseándolos…

Dolora la tanguéz .
Tragi-tangueante.
Esquinera-rufiana-abusadora…

No pienso emborracharme y me aseguro de ello
cuando antes de abandonar el bar
me miro en los espejos donde nadie se mira
y retorno a mi barrio allá en «La Teja»
como para encontrarme con algo que fué mío!!!???

Esto último me suena a tango reiterado…

Dolora y Rinkebyana la tanguéz.
Enamorante-libertaria-nómade…

El estentóreo sueco duerme su borrachera
En tanto yo saludo sillas y ceniceros…

Y si un día estás triste

…Y si un día estás triste
mujer de los liceos y las fábricas
madre de guardapolvos y veredas
compañera de auroras en exilio…
recuerda que el amor
regresará en las manos y en el trigo
y un niño ha de traernos
las llaves de un mañana renovado.

Te amo mientras tanto
avivando la llama
para encontrarte en todos los caminos…