Poemas:
ALMAC N AC STA
Viejas letras de madera sobre la fachada blanca de cal
anuncian a los pobladores el ALMACÉN ACOSTA.
Nadie se ha ocupado en reemplazar las que han caído.
Cuántos años creciendo recostado bajo el marco de la puerta
para nunca reparar en estas cosas.
Es preciso una tristeza que lo traiga a uno de regreso,
apoyar una escalera sobre el muro
y fijar el cartel:
EMILIO ACOSTA MARTÍNEZ
—mi padre, HA MUERTO.
EL CORAZÓN PORTÁTIL
I
Se porta el coraz ´n como una moneda.
Se arroja en cada fuente
esperando un golpe de suerte.
(O de soledad).
II
Nunca escasea el coraz ´n.
No bien lo has perdido
y ya está el vacío en el pecho
acuñando uno nuevo.
Lo importante es no perder el vacío.
III
Lanza tu coraz ´n desde la azotea
como un suicida.
No dejes de advertir: PELIGRO.
Justo es que quien intente atraparlo
sepa a qué atenerse.
Las putas y los poetas
Los poetas llegan
caídos de la borrachera
y hablan y hablan y hablan.
Poeta que se respete
carga un poema en el que ha escrito
sobre nosotras, la libertad,
el alcohol y otras lindezas.
Ellos saben
que aquí se les celebra todo
siempre y cuando traigan plata.
Sin plata no hay poema que valga.
Poema de la primera vez
Hay algo irrecuperable
en descubrir a un desconocido.
Ofrecerse ante la vista y el tacto
de quien hasta entonces
sólo nos ha tratado vestidos
entraña un acto de desprendimiento
poco común.
Si la ocasión permite
hacerlo sin vehemencia,
hay algo de paternal y fraterno
en desatar los cordones,
desajustar los broches
y bajar las cremalleras.
De este modo
las prendas van quedando en el suelo
como espigas segadas por el deseo.
Suele sobrevenir entonces
un instante en que la caja negra se abre
y retiene para siempre
un olor, un gesto, algún escorzo del cuerpo.
Luego vendrá lo de costumbre en estos casos:
las caricias, las precauciones, el delirio, el hastío,
el amor, la obsesión, las despedidas.
Cualquier cosa puede suceder
y llegar a borrarse.
Pero queda el tatuaje del instante
en que nos fue dado
robar el fuego
del aliento del desconocido.
AMORES, AMORES, AMORES.
Mil clases de amores.
Amor niño, amor lejano,
represado, negado, reclamado.
Amor vicio, inmortal, ingenuo.
¿Qué es el coraz ´n?
¿Un venado o un cazador solitario?
¿Huyes o construyes? ¿O visitas?
¡Ah, visitas! Eres cosmopolita,
amor turista, televidente.
El amor y la experiencia loca.
El no querer refrenar el hocico
por doquier vital.
¿Pueden tejer dos de la misma hebra?
¿Jugar a las gallinitas y a las cachetadas del amor?
El amor y la disolución.
“Hubiera sido, hubiera sido posible”,
la frase más triste del mundo.
¡Qué ínfulas de arroz nupcial!
¡Y qué carencias!
El oficio en casa
I
Celebro los tejados:
su recia pertenencia a la intemperie,
su presencia desnuda de vanidades,
su intimidad sin orillas.
II
Arriba, el cielo.
Lienzo donde el viento
parece nunca decidirse
a plasmar definitivamente las nubes.
III
En los aleros de los muros,
las palomas.
De pronto dos,
de pronto una,
de pronto ninguna.
IV
Pendiente de la red del alumbrado,
en el astillado armazón de una cometa,
pervive una estrella extinta.
V
Han talado un árbol.
De vuelo en vuelo,
brizna por brizna,
las aves desmantelan su nido
y emigran hacia los tejados.
VI
Celebro los tejados:
su soledad nos aligera.
El vuelo de los pájaros
alivia un peso
en la espalda.
48 year old
48 year old:
como un whisky ultrafino,
como las cenizas de Jimi Hendrix,
como un Volkswagen escarabajo,
como una cadena perpetua,
como un bizcocho viejo.
48 años
para aprender a peinarme
y nada,
llego despeinado a la calvicie.
El cerebro como un chicle demasiado masticado.
La sonrisa atada
al destino de la dentadura.
48 year old:
el pasado presente,
el pasado presiente,
el pasado creciente,
el pasado reciente,
el pasado resiente.
Apartamento 105
Cada mañana
el edificio de enfrente
me roba el sol.
En la tarde sus cristales
me lo devuelven
reflejado.
De noche,
si las nubes no lo impiden, durante media hora
puedo ver la luna
trepando sobre el penthouse.
Anacrónica
Queriendo ser moderno compuse un poema
a los contestadores telefónicos.
Queriendo ser moderno escribí otro
titulado Walkman®.
Queriendo ser moderno
he terminado siendo anacrónico.
Los artefactos se extinguen
y la rosa sigue tan campante.
Las patas del pato
El pato se desliza
en el espejo del lago.
Rutilante, impasible,
nítido como un poema.
¿Y el poeta?
Al poeta no lo vemos.
Viene siendo
las patas del pato
chapaleando bajo el agua turbia.
Biografía:
John Galán Casanova (Bogotá, 1970) emerge como una figura destacada en la poesía colombiana contemporánea, con una trayectoria multifacética que abarca la creación poética, la enseñanza y la traducción. Graduado en Literatura por la Universidad Nacional de Colombia, Galán Casanova se sumerge en el mundo literario bajo la tutela del renombrado poeta y crítico David Jiménez.
Su poesía, expresada en obras como “ALMAC N AC STA” (1993) y “El corazón portátil” (1999), desafía las convenciones al explorar la profundidad mediante una lengua cotidiana, rechazando las formas analógicas y alegóricas. La ironía se convierte en el cimiento de su expresión literaria, revelando su astucia y originalidad.
Galán Casanova, además de su labor como poeta, se destaca como ensayista con “Luis Tejada. Vida breve, crítica crónica” (2005), una obra que evidencia su capacidad para abordar la crítica literaria con perspicacia. Su influencia se extiende como traductor, con antologías como “Once poetas brasileños” (2013) y “Orillas de América Literaria: Poesía brasileña contemporánea” (2020), que amplían su alcance hacia la poesía internacional.
A lo largo de su carrera, ha cosechado reconocimientos, como el Primer Premio Nacional de Poesía Joven Colcultura en 1993 y el Premio Internacional de Poesía Villa de Cox en 2010. Como educador, ha compartido su experiencia en escritura creativa en instituciones como la Universidad de los Andes y la Universidad Javeriana, dejando una huella perdurable en la escena literaria colombiana. Su última obra, “El inmortal” (2021), demuestra que la creatividad de John Galán Casanova sigue floreciendo, consolidándolo como una figura indispensable en la rica tradición poética de Colombia.