Poemas:
ESCUCHANDO EL LAÚD
Escuchando en el laúd la nota antigua
Uno ve poetas en el pasado pero no asesinos.
Ve la ingrávida sustancia incorporada
A la calamitosa energía de la historia
Y esta confusión no termina de aclararse.
Increíbles poetas entre nubes de sangre
Salvando a medias la verdad, dejando el resto
A la convicción del crimen general
Como un error que debe soslayarse. Cómo
Consiguió la belleza aislar las rosas,
Construir un recluso jardín incorrupto
Y dar materia a este cantor eterno.
Pero la estúpida crueldad y el martirio
No fueron cosas transitorias ni objetos irreales
Que pueden apartarse como una falla terrestre,
Una fractura en la roca, un paso en falso en el mundo.
Aquí están todavía, no en el mito
Y a su manera se empeñan en dar música.
Las cuerdas siguen sonando en medio de la masacre;
La vida corporal de esta madera finamente curvada
Es aceptada como un triste conocimiento.
El laúd rescata un engaño hasta el fin de los tiempos.
POÉTICA
La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá,
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul.
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto.
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía
es lo que se está viendo.
ES VERANO
Estoy en un valle del norte de mi país.
Naturalmente es verano y me circundan
verdes montañas apacibles.
Sentado en el pasto, semidesnudo al sol
animado por un aliento vegetal
observo que estoy a la misma distancia
de todos los puntos e instantes del horizonte circular.
Y nadie a mi lado para desmentir
que éste es el centro subjetivo de algo,
de algo más grande que nosotros.
MAGNIFICAT
Ven a mí gloria del mundo
y ocupe tu música en mi corazón
el sitio que Dios ha abandonado.
No me dejes a solas
con mi balbuceo terrestre
soplando pequeñas palabras
a través de las cuerdas insípidas
que sólo cuentan conmigo para perdurar.
DESDE LA VENTANA DEL BAR
Desde la ventana del bar
contemplaba la calle
hirviendo hasta el cuello de personas
casadas y solteras, automóviles, hojas secas, viento,
objetos sin número ni definición precisa.
Sentí la existencia en fermentación
cuando concebí entonces
una noción de Dios,
simplificada, ambiciosa, provisoria:
Dios era todo lo que veía,
un sistema, un principio absoluto de no vacío.
Y de pronto maldije:
oh, al demonio con este piojo
este Santo Tomás en zapatillas
bebiendo un líquido descafeinado y sin azúcar
LA PAZ DEL TORTURADOR
El torturador está cenando
con su sagrada familia.
Todo parece andar bien en este pequeño mundo.
Él está satisfecho con su trabajo
tan gratificante
que con 220 voltios es capaz de hacer maravillas
como arrancar de raíz
el más recóndito secreto de Dios.
La esposa no tiene porqué saber nada
acerca de estos asuntos
que por otra parte no le servirían
para hacer una buena sopa.
Sus dos hijitos admiran a papá
por su generosa manera
de llenar el mundo a su alrededor.
Cuando llega de la calle
el perro mueve felizmente la cola
y a los dos les da lo mismo
cualquier sistema social.
UN ARTE CALLADO
Nuestros pies perfeccionan
el arte de entrelazar los dedos.
Unidas en la almohada
nuestras cabezas apuestan
a una boda perpetua.
Expatriados,
cerradas las puertas y las ventanas,
abrazados al desnudo oponemos
una ideología de lo callado
a la manera en que marcha el mundo
según la pantalla de la televisión.
Biografía:
Joaquín O. Giannuzzi (Buenos Aires, 29 de julio de 1924 – Campo Quijano, 26 de enero de 2004) fue un poeta y periodista argentino.
Su obra ejerció una gran influencia en poetas de las generaciones posteriores. Comenzó estudios de ingeniería pero los abandonó para estudiar periodismo. Escribió desde noticias policiales hasta críticas literarias en los diarios Crítica, Crónica, Clarín y La Nación.