Poesía de Estados Unidos
Poemas de Jim Morrison
James Douglas “Jim” Morrison (Melbourne, Estados Unidos; 8 de diciembre de 1943-París, Francia; 3 de julio de 1971) fue un cantautor y poeta estadounidense, célebre por ser el vocalista de la mítica banda de rock The Doors. Debido a sus canciones, personalidad y actuaciones, es considerado por críticos y admiradores como uno de los cantantes más representativos e influyentes de la historia del rock, y, debido a las circunstancias dramáticas que rodean su vida y muerte, en la última parte del siglo XX, fue uno de los iconos de rebeldía en la cultura popular, representando la brecha generacional y la contracultura juvenil.
Hora de magia
Burla permanente,
danos una hora para la magia.
Nosotros los del guante púrpura.
Nosotros los del estornino vuelo
y hora aterciopelada.
Nosotros los de la raza del placer árabe.
Nosotros los de la cúpula solar y la noche.
Danos un credo
en el que creer.
Una noche de lujuría
Danos confianza en
la noche.
Danos color,
cientos de matices
una rica mandela,
para mí y para ti
y para tu sedosa
casa de sauces.
Una cabeza, sabiduría
y una cama
problemático decreto.
Burla permanente
te he reclamado.
Solíamos creer
en los antiguos buenos días.
Todavia recibimos
de pequeñas formas
las Cosas de Bondad.
Una frente antideportiva.
Olvida y permite.
Poder
Puedo hacer que la tierra se pare
en seco. Hice
desaparecer los coches azules.
Me puedo hacer invisible o pequeño.
Puedo convertirme en gigante y alcanzar las
cosas más lejanas. Puedo cambiar
el curso de la naturaleza.
Puedo situarme en cualquier lugar
del espacio o el tiempo.
Puedo invocar a los muertos.
Puedo percibir sucesos de otros mundos,
en lo más profundo de mi mente
y en la mente de los demás.
Yo puedo.
Yo soy.
Despertar del recién nacido
Gentilmente se agitan, gentilmente ascienden.
Los muertos son recién nacidos despertándose.
Con desoladoras amputaciones y almas húmedas.
Gentilmente suspiran en el extasiado funeral de asombro
¿Quién llamo a esa muerte al baile? ¿Fue la joven mujer aprendiendo a tocar la canción del fantasma en su pequeño piano?
¿Fueron los desérticos niños? ¿Fue el mismo fantasma de Dios, tartamudo, animado, charlando ciegamente?
Te he llamado para embalsamar la tierra.
Te he llamado para anunciar la tristeza cayendo como carne quemada.
Te he llamado para desearte el bien. Para glorificarte como un nuevo monstruo.
Y ahora te llamo para rezar.
El Desierto
—rosado azul metálico
y verde insecto
espejos en blanco y
charcos de plata
un universo
en un sólo cuerpo
Bienvenido a la Noche Americana
donde los perros muerden
en busca de la voz la cara
el destino la fama
para que los amanse
la Noche
en un silencioso suave coche
exuberante
Una fila pide aventón en la Gran Carretera
Traducciones de lo divino
en todas las lenguas. El Blues,
Los discos te ponen high,
en ejércitos / en radios dinámicas.
El nuevo soñador le cantará
A la mente ideas liberadas
de las garras del discurso.
Estaciones de la mente piratas. Las Vegas T.V.
Funciones de medianoche.
Los peatones apretaron el paso
Nos unimos a la corriente. De pronto
policías, viseras y escudos de plástico,
blandiendo largas y flacas macanas
como varas, bien formados,
despejando la calle a contraflujo.
Acercarse o mantenerse alejado.
Los cafés meten las mesas
apilan las sillas unas sobre otras,
bajan las cortinas de seguridad
de acero. Silbatos
mientras llegan camionetas. Soldados
con bigote. Abandonamos la escena.
Ojos de juventud, recelosos, deslumbrantes.
La iglesia. Una escena pastoral
con guitarras, tambores, flautas,
arpas y amantes. Luego
Shakespeare & Co., los restaurantes
y su clientela elegante, un cruce de calles
transversal, el pequeño barrio del Jazz
(Story Ville) Nueva Orleans
en miniatura.
Negros en camisas africanas.
Una brass band callejera.
“Fare well to my web footed friends”
La muchedumbre sonríe, salta y canta.
Pasamos. Bulevar Saint-Michel.
La Estatua. El Sena. Hogueras
de pancartas que zumban malvadas,
bulevar abajo. Carros de bomberos.
Olor de humo. Acércate más
cerca. De pronto gritos
largos gritos indios de guerra y
la muchedumbre corre
y se repliega. Y mientras huimos,
nos atacan por detrás,
aplastados contra las mesas de los cafés.
Metro y quiosco de periódicos —Una muchacha
apaleada, sus llantos. No oigo
más detonaciones. Lluvia. (Hombre con botella)
Te veo en la manifestación
Nos unimos a otros grupos bajo árboles
y lluvia. Altos edificios públicos.
Nos vemos en la manifestación
Clases para convertirse
en revolucionario
actor
(un profeta)
o poeta
Aún quedan buenos amigos
para ayudarte y consolarte
Mercenario antojo
para él o para ella
Primero conviértete en
Visionario-Científico
radiólico bioquímico
avionador paracaidista
Luego contacta a tu conta-
dor público (él te dirá
cómo esparcir las semillas de la duda)
Estar solo
y ver el alba
Eso podría crear
una tonta canción
Sobre una chica
Que conocí
Era la estrella
de un show de cuarta
Ella no era yo
Ella no eras tú
Créeme tú
Ella sabía qué hacer
y dijo a un hombre
ya fuera de quicio
“Oye, rompecorazones,
el clima va a cambiar”
Entonces
qué se supone
que debo hacer
quedarme sentado solo
y mascarme el zapato
Necesito un amor
No mejor que ella
ni peor tampoco
y ningún lamento
Si pudieras saciarme
a través de mi Teléfono
Sería un infeliz,
más triste, más sabio
Sólo eso será
respecto a aquello
Yo era el ratón
que al gato atrapó
No pretendo
Darte ningún punto
de vista
Sólo trato de decírtelo
A ti —Estoy solo
- José Gálvez Barrenechea
- Carlos Obregón Borrero
- Charles Péguy
- Hebert Abimorad
- Enrique Moro
- Aurora de Albornoz
- Alberto Blanco
- Jean-Yves Masson
- José María Castiñeira de Dios
- Gonzalo de Berceo
- Antonio Gamoneda
- Mary Jo Bang
- Ángel Campos Pámpano
- Pedro Humire
- Kenneth Koch
- José Somoza
- Eduardo Romano
- Gabriel Escorcia Gravini
- León Felipe
- Enrique Lihn