Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Jenny Wasiuk

Jenny Wasiuk, la destacada escritora y poeta argentina de ascendencia polaca, se erige como una voz literaria singular en el vasto panorama de la literatura contemporánea. Nacida el 31 de marzo de 1965 en Campo Grande, Argentina, su origen multicultural y el amor por la literatura heredado de su madre, una poeta también, han influido profundamente en su obra.

Wasiuk ha demostrado su versatilidad artística al explorar tanto la poesía como la prosa literaria en sus escritos. Además, ha encontrado una vía adicional de expresión a través de la fotografía, una manifestación artística que complementa su labor literaria de manera única.

No obstante, su contribución trasciende la creación literaria. Jenny Wasiuk es cofundadora e integrante activa del Grupo Literario Misioletras, una entidad dedicada a promover la cultura misionera. Durante su participación en este grupo con sede en Posadas, Argentina, desplegó eventos y actividades que han contribuido significativamente a la difusión de la rica tradición literaria de la región.

Wasiuk también ha desempeñado un papel fundamental en la Sociedad Argentina de Escritores filial Misiones (SADEM), donde ha ocupado varios cargos directivos a lo largo de los años, demostrando su compromiso con el desarrollo y la promoción de la literatura en su comunidad.

Su legado literario se refleja en la serie de libros que ha publicado a lo largo de su carrera. “Ofrenda de Palabras: Poesía” (2003) y “Travesía hacia tu piel: Poesía” (2004) son dos ejemplos notables de su habilidad para explorar las complejidades del amor y la vida a través de la poesía. En “Pyporepó (las huellas de mis manos)” (2009), Jenny Wasiuk aborda temas sociales y personales con una sinceridad cruda y una poesía visceral.

Además, en “Cardinales” (2010), coautoría junto a otras talentosas poetas, presenta una obra que fusiona las miradas únicas de cuatro mujeres en un collage literario que invita a los lectores a explorar la diversidad de experiencias humanas.

Los logros de Jenny Wasiuk no han pasado desapercibidos, ya que ha recibido numerosos premios y distinciones a lo largo de su carrera. Sus contribuciones a la literatura argentina y su dedicación a promover la cultura y el arte en su región la convierten en una figura destacada en el panorama literario contemporáneo de Argentina. Su obra y su compromiso con la difusión de la literatura continúan enriqueciendo el tejido cultural de su comunidad y del país en su conjunto.

Génesis

Antes del principio
hubo orden,
[recato de hormonas
en abismos estériles]

El cuerpo desierto
de sensaciones
adrenalizó sus aguas
inundándose
hasta la cima.

Y fue la luz
-de unos ojos-
en el cenit
suspendida,
forjadora del génesis
-apocalíptico-
que hoy me atrapa…

Humo

Me fumo tus excusas,
vigilada tenazmente
por una hueste de relojes detenidos.
Un niño solo
me observa a través del ventanal.
Y en esta mesa…
el café
sabe a humedad.
El cenicero se llena
y la vida se vacía en otra copa
de finales
sin final.
Crepita una nueva brasa
al extremo de mis dedos
y los aros de humo
copulan
disolviéndose
entre preguntas
sin respuesta…

Ya no hace falta
el oxígeno,
estoy nublándome
y me apago…

Lágrimas:

Limpiad mis ojos
empañados
por un amor inesperado

Surcad mi rostro
tatuado
por sus besos

Salad mi boca
almibarada
por su boca

Desbordadme!!!
Sólo en vosotras
me equilibro…

Cielo

Bombardeamos el cielo

con sinónimos filosos
y poemas desvelados.

Ahora, lleno de agujeros
nos deja ver la luz
de los poetas que se adelantaron
a preparar el banquete
-eterno-
de metáforas amanecidas.

Re-naciéndonos

Desde que la luz roja
de la sala de espera
anunció tu llegada,
seguimos pariéndonos
todos los días…

A veces pujo con fuerza
dejando ir las expectativas
no cumplidas por tus libres alas;
otras, pujás vos
abriéndote paso entre nuestros miedos
para ir en busca de tus sueños.

Pero al final del día,
cuando cae la nostalgia,
flotamos nuevamente
en el amniótico amor incondicional
que, umbílico,
nunca se cortará!

Otoño en mi almanaque

Comienzan a quedar desnudos
estos brazos tibios.
Ya no hay cunas, juguetes,
ni adolescentes estridencias en el nido.
Se van desprendiendo uno a uno
aquellos viejos miedos
que otrora fueran follaje
limitando el desafío.
Atrás quedan dolores
rencores y sueños perdidos;
como las hojas al viento
se van yendo hacia el olvido.

Ya siento la vibrante savia
subir desde mis raíces,
ella nutrirá mis alas
y eclipsará las cicatrices…