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Jean-Pierre Duprey

Poesía. Ink bottle on desk. Photo by Clark Young on Unsplash

Ink bottle on desk. Photo by Clark Young on Unsplash

Poemas:

El coro-decorado de la muerte

Los estuches de las lombrices en tierra
son serpientes que se cristalizan
y para cambiar el mar en aire
adquieren el color del Transparente y pican.

Las lombrices de hierro se desarrollan
en los huecos huecos de las lombrices de vidrio.
Cuando fluyen los hilos de tierra
el agua se convierte en barro de aire-cielo.

Tu sangre, agua de carne encendida
no está en tu doble, pero tus ojos
la llevan como un huevo o una vena duplicada.
Hay sangre enrojecida en el fuego.

Y todo eso es un exterior
que forma parte de tu interior.
Sólo la muerte puede poner allí un cristal
-Piedra sin brillo, pero Transparente en el corazón
y ese diamante de aire sangra en ti, y toma tu peso.

El bosque sacrílego

-NÚMERO 1: Cuando la araña habrá escupido tres veces, cuando habrá hilado su voz de tela tejida por sus muletas de trompetas, el mundo habrá cambiado de sentido y la tierra de nombre. Y ya oigo decir que la vanguardia del ejército de los cadáveres ha incendiado las tumbas y proclama la llegada de la libertad por el ataúd…

-NÚMERO 2: Tengo que coser los árboles para el velo de nuestra señora pues yo me proclamo sastre…(hunde su puñal en un tronco de árbol) Las hojas gritan y algunas ramas sangran…Pero este alcohol de cabeza de madera carece de sabor.¡Tengo sed!

-NÚMERO 3: Os saludo con todos mis colmillos; ¡y que la lepra consuma vuestros disfraces!(…)¡A la hora determinada de una cifra exacta que es XII -y esta hora no varía- aparecerá, en la encrucijada de los espacios que faltan, el caballero Sagitario cuya montura, la montura de espectro, pisa un sol de disco!… El resultado no está previsto, pero predigo en consecuencia el próximo fin de las hostilidades de la paz… Por lo demás, la batalla ya está rabiosamente emprendida y es la misma rabia de los cadáveres en libertad que lleva el viento bueno y malo.

NÚMERO 4: !Muy buenos días según la costumbre y las cortesías de perro! (…)

NÚMERO 1: La muerte no tiene importancia ya que no es más que una especie de genuflexión. Pero mi brazo ha chocado y mi cráneo me duele, abierto sobre un abismo en mi interior…

NÚMERO 2:…¡Igual que mis asas o, si prefieres, mis brazos! Me desvelan un vacío flotando dentro del vaso de mi cuerpo; ¡y pronto veré heridas en mis dedos o fuera! Pero ni sangro ni sudo…

…¡Pero cojeo! Y mi pata izquierda es demasiado corta para mí… (arranca su máscara y reaparecen todos sus rasgos de loco-furioso-como-cojo)

EL LOCO:¡Me falta un signo! Mi cojera es testigo.

NÚMERO 1: Sueño de vampiro…¡Cristal del mar y triple muerte en mis ojos! El viento nos construirá un edificio público y el cielo de la tempestad que se acerca será nuestra sala de armas. ¡Ven! ¡Con tu locura si lo prefieres, pero ven!

VOZ DEL NÚMERO 1: Llegamos tarde, pero ¡no importa!… Mordamos a los muertos y hagamos a los vivos signos imposibles a los que atribuiré, sin embargo, un sentido netamente negativo. La batalla está en su apogeo… Pero nosotros dejamos aquí nuestras insignias de perros…

***

Jean Pierre Duprey orina sobre la llama del soldado desconocido.

Como amueblar los pisos de los jóvenes casados
y engalanar el tálamo con rosas perfumadas
que aromen sus peleas nupciales,
como mullir los tiernos almohadones
donde sus cráneos reposen,
como armar el sudario de unas sábanas
donde nadar naufragios…

Como una mirada tranquila quise ser…

Pero París arde de un hambre inenarrable
mostrando los desnudos de todas sus miserias
y no es tiempo de risas y de abrazos.

El Sena se desploma por sus puentes
arrastrando el cadáver global de una ciudad quemada,
los hombres no son siquiera sombras en el río,
y la sangre que brilla en lluvia de cerezas
como una primavera del horror.

Como tender una melena sobre los aguamaniles
y ponerle el jabón más aromado,
como el joven desnudo en el barreño de zinc
recibe el frote suave de la madre en su espalda,
como el rizo crujiendo sobre la piel de un sábado…

Así quise ser yo,
así.
Y orinarme en los símbolos del mundo.

Biografía:

Jean-Pierre Duprey (1 de enero de 1930, Rouen – 2 de octubre de 1959, París) fue un poeta y escultor francés, uno de los ejemplos modernos de Poeta maldito.

Duprey dijo una vez: “Yo, ¡yo no tendría que estar atascado en esta galaxia!”. André Breton, fascinado por la oscuridad e imaginería en la poesía de Duprey, invitó al autor a París en 1948. Los libros de Duprey no son una celebración de la muerte, tampoco encuentran comodidad en pensar acerca de ella. Todas las cuestiones preguntadas en los poemas de su último libro La Fin et la manière (1970) quedan sin respuesta, pero su autor encontró una manera en algún lugar “más allá” (Jouffroy, 1970).

También le atraían los escándalos. Un día fue a la tumba del Soldado Desconocido situada en el Arco de Triunfo y orinó en la llama eterna, motivo por el cual fue arrestado y golpeado en la prisión; más tarde fue llevado a un hospital psiquiátrico.​ Entre 1951 y 1958 no escribió y se concentró en trabajar en esculturas. Escribió su libro final en 1959 y al finalizar, pidió a su mujer que enviara el manuscrito a Breton. Cuando ella regresó de la oficina de correo, lo encontró muerto; se había ahorcado en su estudio.

Tres días antes de su muerte, le dijo calmadamente a un amigo: “Soy alérgico a este planeta”.

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