Poesía de Estados Unidos
Poemas de Jack Kerouac
En el vasto paisaje de la literatura norteamericana, Jack Kerouac emerge como un ícono literario de la generación beat y un pionero en la exploración de la contracultura. Nacido en Lowell, Massachusetts, en 1922, Kerouac se convirtió en una figura central en el movimiento literario que redefinió los paradigmas sociales y culturales de su época.
El autor de la aclamada novela “En el camino“, Kerouac es conocido por su estilo de prosa espontánea y su exploración de la libertad y el nomadismo. Su narrativa resuena con un sentido crudo de autenticidad, plasmado en una prosa fluida y desenfrenada que busca capturar la esencia de la experiencia humana. A través de personajes en constante búsqueda de significado y conexión, Kerouac da voz a la agitación interior de una generación atrapada entre los sueños y la realidad.
“En el camino”, publicada en 1957, se ha convertido en un emblema de la literatura estadounidense del siglo XX. La novela sigue los viajes de Sal Paradise, un alter ego de Kerouac, y su amigo Dean Moriarty a través de América en una búsqueda de identidad y trascendencia. La narrativa fragmentada y enérgica de Kerouac refleja la velocidad de la carretera y el deseo de liberación de las restricciones convencionales.
Aunque aclamado por algunos como un poeta de la libertad y la rebelión, Kerouac también enfrentó críticas por su estilo y contenido. Sin embargo, su influencia perdura, ya que su obra y su actitud desafiante abrieron camino para nuevas formas de expresión artística y narrativa.
La vida de Kerouac estuvo marcada por altibajos, desde su rápido ascenso a la fama hasta su lucha con el alcoholismo y la búsqueda constante de sentido. Falleció en 1969, pero su legado perdura a través de su escritura que desafía los límites literarios y su contribución a la contracultura que cambió el panorama cultural de Estados Unidos.
En síntesis, Jack Kerouac, el poeta de las carreteras y los horizontes inexplorados, dejó una huella imborrable en la literatura y la cultura de su tiempo. Su capacidad para capturar la esencia de la búsqueda humana y su estilo literario distintivo lo convierten en una figura atemporal en el canon literario, cuya influencia continúa reverberando en las generaciones actuales.
Esta preciosa ciudad blanca
Esta preciosa ciudad blanca
Al otro lado del país
No me resultará
Adecuada nunca más
He visto el movimiento del cielo
Dije “Esto es el fin”
Porque estaba cansado
de todos esos presagios
Y en cualquier momento en que
me necesites
Llama
estaré en el otro
extremo
Esperando
en la pared final
San Francisco Blues
Escritos en una mecedora
Del Hotel Cameo
Barrio Chino de San Francisco
Diecinueve cuarenta cuatro
Blues
Parte de las estrellas matutinas
La Luna y el correo
La codiciosa X, el rabioso dolor,
-la luna Sittle La
Pottle, ti, ti, ti-,
Los poetas son viejas habitaciones sabiondas
escriben doblados sobre palabras
y saben que las palabras se inventaron
porque nada era nada
Al usar palabras, usa palabras
la X y el papel
Y la página blanca del emperador
Y el último de los toros
Antes de que la primavera funcione
Estamos todos perdidos nada
que consigamos como sea
Así comerciamos en la noche
en el mercado de palabras
Autoestopista
“Trato de llegar a la soleada California” –
¡Bum! Es esta horrenda trinchera
que le hace parecer un gángster imaginario
autoderrotado y autoasesinado, un idiota con
un lamentable abrigo, ¿cómo podrían comprender
mis empapadas mochilas -¿mis embarradas
mochilas?
“Mira, John, un autoestopista”
“Parece que tiene una pistola escondida
bajo ese abrigo del I.R.A.”
“Mira Fred, a ese hombre junto a la carretera”
“Algunos maníacos sexuales aparecieron
impresos
en 1938 en una revista porno”-
“Encontrarás su cadáver azul en una
edición sombreada de verde, con manchas de
hacha”.
Mi amada que no quiere amarme…
Mi amada que no quiere amarme:
Mi vida que no puede amarme:
Las seduzco a ambas.
Ella con mis besos rotundos…
(En la sonrisa de mi amada la aprobación del
cosmos)
La vida es mi arte…
(Protección frente a la muerte)
Así sin autorización vivo.
(¡Qué desgraciada teodicea!)
Uno no sabe-
Uno desea-
Lo que es la suma.
El último hotel
El último hotel
Yo puedo ver la pared negra
Yo puedo ver la silueta en la ventana
Él está hablando
Yo no estoy interesado en lo que dice
Sólo me interesa el hecho de que éste es
el último hotel
El último hotel
Fantasmas en mi cama
Hombres lascivos de los que me aproveché
El último hotel
Cómo meditar
—luces fuera—
caída, manos unidas, hacia instantáneo
éxtasis como una vacuna de heroína o morfina,
la glándula interior de mi cerebro descargando
el buen fluido alegre (Fluido Sagrado) mientras
me bajo y sostengo todas las partes de mi cuerpo
hacia un trance de inactividad —Curando
todas mis enfermedades —borrándolo todo —ni
siquiera un fragmento de un “Espero que tú” o un
lunático globo quede dentro, sólo la mente
en blanco, serena, sin pensamiento. Cuando un pensamiento
brota a resortes desde lejos con su manifiesta
presencia de imagen, lo soplas lejos,
la espantas, la pretendes, y
se desvanece, y el pensamiento nunca vuelve —y
con alegría comprendes por primera vez
“Pensar es justo lo mismo que no pensar-
Así que no tengo que pensar
nada
más”
Dos poemas
Uy Uy Uy poema
humo de ángel
No merece la pena leer
poemita
Empiezas sorbiendo
leche
Y terminas sorbiendo
humo
Y ya sabes
Lo que leche y humo
Significan
Poema
Exijo que la raza humana
deje de multiplicar su especie
y se humille
lo advierto
Y como castigo & recompensa
por hacer este alegato sé
que renaceré
el último ser humano
Todos los demás muertos y yo
una anciana errando por la tierra
gimiendo en cuevas
durmiendo sobre harapos
Y a veces charlo, a veces
rezo, a veces lloro, como & guiso
en mi pequeña cocina
del rincón
“En cierto modo siempre lo supe”
digo
Y una mañana no me levanto de los harapos
- Clara Mercedes Arango
- Anne Sexton
- Darío Jaramillo Agudelo
- Jorge Castillo Fan
- Gilberte H. Dallas
- Xavier Abril
- Jacques Prévert
- Isaac Goldemberg
- Arthur Rimbaud
- José Franco
- Nuria Parés
- Alejandro Romualdo
- Romelia Alarcón Folgar
- Nacho Buzón
- Hernando de Acuña
- Porfirio Barba Jacob
- Juan Eduardo Cirlot
- Carlos Eduardo Turón
- Luz Helena Cordero Villamizar
- José Eusebio Caro