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Henri Michaux

Poesía

Foto por katy mueller en Unsplash

Poemas:

Tachadores

Fustas de fuego, de agujero, de hiel
fusta contra los buenos y los malos
contra las órdenes y contra los ojos
contra las manos del suplicante

Brasas sobre la camisa del Rey
brasa sobre la boca del monje

Crujido en los mil espejos
crujido sobre los charcos de laca

Chillido de la Musa
chillido del coro de los ángeles
graznido en las cortes

Manchas sobre las doctrinas
tripas sobre las doctrinas
salivazos sobre las doctrinas

Tapón para la voz anónima
para la inflamada voz anónima
para los molinos que fabrican estrellas

Llagas sobre el acero
llagas sobre las estructuras
llagas sobre los planes para el futuro

Tachadura
sobre los hermanos y los padres
y sobre los nuevos padres disfrazados de hijos

sobre la puerta de la paz
hacedora de almas descuartizadas

sobre las calles que espían
sobre las filas que aplauden

sobre las voces de terciopelo
sobre los limpia-miserias
preparadores de la más innoble miseria

sobre las voces que rigen la momentánea ciencia
sobre los liquidadores del Edipo

sobre los discípulos, los discípulos de los discípulos
nacidos esclavos ávidos de otros esclavos

Tachadura sobre los rasgos del rostro
sobre la huella del objeto
sobre la huella del hecho

sobre los innumerables enemigos sobre los que nunca se ha vomitado suficiente
tabla rasa no una vez sino mil veces mil veces por rehacer

sobre el origen
sobre los desarrollos
sobre lo proliferante
sobre el endulzamiento, pez piloto de la cercana blasfemia

sobre sí
sobre ti
sobre el eje

tachadura
tachadura
tachadura

Catedrales de la zozobra
de la rabia
de la boñiga
del absceso
de la injuria
de la llaga adentro
del odioso traidor que se divierte como la flecha que huye

del submarino que se hunde asfixiado
de la rata que muere de arsénico
del pene quemado
del anzuelo en la aorta

espinosas
verrugosas
apofísicas
amorfas
polimorfas
locas
arrebatadas
inflamadas
catedrales no benditas no ungidas
del absurdo
de la exasperación
del sufrimiento
del hambre del salvaje
de la sed del traicionado
del mejoramiento imposible
del crujido de los dientes
del grito
del grito
del grito
catedrales, ¿cuándo podremos verlas?

Al fin erigidas
al fin a la imagen de nuestra medida inmedida
dominando vertiginosamente metrópolis y poblados
unidos, nosotros y ellas, a pesar de su masa y su dureza
como hermanos siameses pegados por la boca
por la rabia, por los riñones, por el ano
por la abyección común difícil de olvidar
por todo lo que se ha perdido implacablemente desde los inicios

por la desdicha de la postura
por toda la vieja cola reumática
por la nueva instalación aún más hiriente
aún más deformante
por la sin embargo inextinguible tendencia a sublimarlo todo

catedrales
monstruosamente encajadas de cara al cielo
nuestras catedrales
¿cuándo podremos verlas?

Distante

Permanece distante, tú
distante
distante

sin poder lanzar hasta aquí tu larga lanza telefónica

distante

neutralizada
paralizada

Que mi nombre se borre sobre ti
que mis rasgos se embrollen sobre ti
que mi persona desaparezca de ti

en ti, llamando, perdida
llamando al foro
llamando a falsos números
números imposibles
números que no responden
que no responden a nada
que ya no existen
números de barrios abandonados

siempre llamando, loca
como el dolor de una pierna partida tras un descarrilamiento
llama, llama, bajo el eje que la aplasta
que se ha detenido sobre ella
y tú también detenida
lejos de mí
lejos de mí que aquí respiro un aire perfecto
un aire lleno de polvo
pero tan puro para mis aliviados pulmones
fuera de alcance
fuera del alcance de los clavos en tus dedos
clavos de tus designios sobre mí

Que el dolor entre en ti, masa idiota
Llama vinosa

¡Que el dolor entre en ti
trastornada por el humo
desparramando clamores
atropellada por los búfalos!

¡Ascuas sobre tu boca ávida
Ascuas sobre tus cartas que chochean
¡A grandes trazos, grandes arranques, grandes tajazos!

¡Pulpo sobre tus pechos demasiado pesados
agujeros sobre tu mejilla
mazazo sobre tus dedos fríos
mazazo sobre tu paso horripilante
de cien rostros, cien trampas, cien pequeños estruendos!

¡Máquinas sobre ti
para devastar
para romper
para derribar
para demoler
para volverte loca
máquinas incoercibles, infatigables
para asesinar a la que merece serlo!

¡Toneles rodando sobre tu frente para que nunca más puedas dormir
escombros y muladares sobre tu frente para que nunca más puedas dormir
hormigas trotadoras, caléndulas, caléndulas
carromatos de Liliput sobre tu frente para que nunca más puedas dormir
honda dando vueltas, arco estirado ante tus oídos
para que nunca más puedas oír!

¡Ladridos ante tu cuello
ladridos ante los sueños que te aplauden
ante los simplones que sueles asombrar
ante tu memoria que se hace trizas
ante la envoltura de tu ego mimado!

¡Que los lisiados te tomen como acera
que las aves zambas que devoran las ramas de los árboles
te tomen por cocotero
que tu interminable lengua
aún más larga inmensamente estirada
sirva en las fábricas de correas de transmisión
sirva en las grúas que estiban las mercancías
sirva en el puerto eslingando barcazas y barricas!

Chalupa alocada
madre de enanos
reír de los marineros
distante
distante
¡distante!

Distante tú trepas los montes interminables
caes en un bosque de cuerdas
eres raptada por un onagro
por una manada de bisontes
por un rinoceronte furioso
por cualquier cosa
cualquier cosa
cualquier cosa

pasando del mundo de la pasión al mundo del horror
de la infección
de la putrefacción
de la disociación

por viudez
por atoramiento
por glaciación

por estremecimiento indefinidamente repetido

distante
distante
distante

Una vez más venid

Venid, palabras miserables
para expresar lo más miserable aún
para expresar al caído, al devastado, al desfigurado
al tres veces más temible que en la sombra se prepara.

Para expresar los montes de vergüenza que han surgido de súbito
a cortarle el paso al horizonte
la jaula por todos lados, para expresar a Judas,
para expresar a un Judas multiplicado, a un Judas compañía
a los denarios que no les queda mucho por correr tras los Judas.

Para expresar las hojas caen
los frentes crujen
las estaciones se apagan
los caminos se agotan
el invierno a golpes de cuero azota a la gran manada.

Para expresar brazos, estómagos, juicios en el torno
y millones de millones de hombres enteros en el torno
y millones y millones carcomidos por la plaga
la plaga, la plaga de la caída
o clavados, silenciosos, contemplando el lomo partido de sus futuros.

Contemplando sobre todo la alta Estatua que tras la derrota de los suyos
se ha venido abajo sobre su propio pedestal
sus restos duelen. Sus restos torturan. Sus restos nos persiguen.
Llega la noche. Los ecos se alejan. El frío crece.
Un gran cuerpo desgarrado, torpe, tendido permanece.

Puertas que dan al fuego

El agua ya no corre para mí
La vida ya no tiene días para mí
Vasallo del brazo partido, vivo insularmente

Mis puertas dan al fuego
La ropa desgarrada sobre mi carne, mi piel ya no me envuelve
Ya nada me envuelve
Batalla furiosa librada en el interior de mis fronteras

¡Cuán débiles las patas de las nevatillas!
Pero así les bastan

Como una herramienta caída de un carretón
he quedado en el camino

Mis aves ya no vuelan
Un solo hueso partido ha apresado mi vida

De mi cuerpo escucho relaciones que aúllan
El dolor de mi llaga hunde su escorpina

Hospital y momias del mañana
¡Oh! Cuán profundamente cercado todo

Noches sin fin
Lentamente, lentamente las agujas tornan la noche en alba

Tiempo inexorable que debo recorrer sin perder un minuto
¿Quién me concederá tan sólo uno?

Noches como un toldo sobre la plaga
Cuando el sufrimiento se refleja en sufrimientos
cuando el sufrimiento sobre mil espejos resuena y repercute
…y todos los grados que faltan por ascender

No más cielo
Han arrancado las cintas

Una quilla caída, todas las quillas oscilan

Sufrimiento nunca controlado
su loca fanfarria
su trompeta desgarradora sólo para mí
entre nosotros, cortinas corridas

Sufrimiento que a todos sobrevive, como un culto inepto
transmitido incomprendido
que a todos somete
Ascua

Ascua y abertura
¡Horrible esta ascua!
Allí estaba mi brazo, antes

Fuego. Fuego. Fuego. Fuego incesantemente fuego.

La lengua fría del cuchillo
vaga sola entre los labios del hombre solo

Abejas liban flores de hierro
Pájaros vuelan entre árboles de hierro

Perros muerden. Jaurías de perros
olas incesantes de perros

En pleno día, espero la salida del sol

En este país
y en los países que rodean a este país
y en los países del otro lado
y en los países que rodean a los países
del otro lado de este país
ahora
muchedumbre
por todos lados, muchedumbre

Enfermedad de los conjuntos
Este es el tiempo de las oleadas
Masa aumenta
Todos piensan que juntos piensan
Ciudades
Ciudades
Y más ciudades
Estratos. Estratos
Estratos sin fin
pero estratos para anivelar

Ruido
Ruido aumenta
devorando el silencio
de modo que nada quede
La sangre del silencio
corre sin cesar

Entre altos muros
se acarrean los deseos
El tiempo de permanecer en el mundo
de ser parricida
fraticida
Entre dos edades
se izan los colores
El curso ya no puede ser cambiado.
Viene de todos lados
la capa que a ningún lugar conduce

En la cabeza
una divinidad viuda
En todos los rincones del mundo
perros recorren las estepas de los lobos
para hacer de estos nuevos perros

Bajo el frente ya no pueden disiparse
las plantas luminosas
Un tic es el más pequeño de los prodigios
Hasta los leones en la sabana
han comprendido que ya no son los reyes

YO REMO

Maldije tu frente tu vientre tu vida
maldije las calles que tu andar enfila
los objetos que tu mano aprehende
maldije el interior de tus sueños

Puse una charco en tu ojo que ya no ve
un insecto en tu oreja que ya no oye
una esponja en tu cerebro que ya no comprende

Te enfrié en el alma de tu cuerpo
te congelé en tu vida profunda

el aire que respiras te sofoca
el aire que respiras tiene un olor a sótano
es un aire ya espirado que fue desechado las hienas
el estiércol de ese aire ya nadie lo puede respirar

Tu piel está toda húmeda
tu piel suda el sudor del gran miedo
tus axilas exhalan a lo lejos un olor a cripta

Los animales de detienen cuando pasas
los perros aúllan por la noche, con la cabeza
enderezada hacia tu casa
no puedes huir
no te llega ni siquiera una fuerza de hormiga a la
punta del pie
tu cansancio hace tronco de plomo en tu cuerpo
tu cansancio es una larga caravana
tu cansancio llega hasta el país de Nan
tu cansancio es inexpresable

Tu boca te muerde
tus uñas te arañan
ya no es más tuya tu mujer
ya no es más tuyo tu hermano
la planta de tu pie es mordida por una serpiente
furiosa

Han babeado sobre tu progenitura
han babeado sobre la risa de tu hijita
han babeado frente al rostro de tu morada

El mundo se aleja de ti

Yo remo
remo
remo contra tu vida
remo
me multiplico en remeros innumerables
para remar más fuertemente contra ti

Caes en lo vago
careces de soplo
te fatigas ante el menor esfuerzo

Yo remo
remo
remo

Te vas, ebrio, atado a la cola de un mulo
la ebriedad como un enorme parasol que oscurece
el cielo
y junta las moscas
la ebriedad vertiginosa de los canales semicirculares
comienzo mal atendido de la hemiplejía
la ebriedad no te abandona ya
te tumba a la izquierda
te tumba a la derecha
te tumba sobre el suelo pedregoso del camino

Yo remo
remo
remo contra tus días

En la casa del sufrimiento entras

Yo remo
remo
sobre una faja negra se inscriben tus acciones
sobre el enorme ojo blanco de un caballo bizco
rueda tu por venir

Yo remo

¿NÁUSEA O ACASO ES LA MUERTE QUE LLEGA?

Ríndete, corazón mío.
Hemos luchado bastante,
Que mi vida se detenga,
No hemos sido cobardes,
Hicimos lo que pudimos.

¡Oh, alma mía!
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte,
No palpes así mis órganos,
A veces con atención, otras con extravío,
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte.
Yo ya no puedo más.

Señores de la Muerte
No los maldije ni los aplaudí.
Tengan piedad de mí, viajero de tantos viajes sin maleta,
Sin dueño tampoco, sin riqueza, y la gloria que se fue a otra parte,
Ustedes son ciertamente poderosos y divertidos por encima de todo,
Tengan piedad de este hombre enloquecido que antes
de cruzar la barrera ya les grita su nombre,
Atrápenlo al vuelo,
Y después que se amolde a sus temperamentos y costumbres,
si es posible,
Y si les place ayudarlo, ayúdenlo, se los ruego.

NOSOTROS

En nuestra vida, nada fue recto
Recto para nosotros
En nuestra vida, nada se consumó hasta el fondo
Hasta el fondo como para nosotros

Pero tomar el vacío entre mis manos
Cazar la liebre, cazar al oso
Golpear valientemente al oso
Ser despojado de todo, haciendo transpirar nuestro propio corazón
Arrojado al desierto, obligado a reunir su ganado,
un hueso por aquí, un diente por allá, a lo lejos un cuerno
Eso es para nosotros

Y decir que las siete vacas gordas nacen en este momento
Nacen, pero nosotros no las ordeñaremos
Los cuatro caballos alados acaban de nacer
Han nacido, sólo sueñan con volar
Nos da pena retenerlos. Llegarán casi hasta las estrellas esos animales
Pero no nos transportarán a nosotros
Para nosotros los caminos de topo, de alacrán
Además, hemos llegado a las puertas de la Ciudad,
De la ciudad-importante
Estamos ahí, no hay duda. Es ella. Es ella de verdad.
Todo lo que sufrimos para llegar… y para partir
Desatarse con lentitud, fraudulentamente, los brazos en la espalda…

Pero no somos nosotros los que entraremos
Son jóvenes qué-me-miras todos verdes, muy altivos quienes entrarán
Pero nosotros no entraremos
Tampoco iremos más allá. ¡Stop! No más allá
Entrar, cantar, triunfar, no, no, no es para nosotros.

SOY GONG

En el canto de mi cólera hay un huevo,
Y en ese huevo está mi padre, mi madre, mis hijos
Y en todo eso hay alegrías y tristezas mezcladas, y vida
Intensas tormentas me han socorrido,
Hermoso sol que me contrariaste
Hay odio en mí, fuente de antigua data,
Y ya decidiremos después sobre la belleza.
En efecto, no me volví duro sino por láminas
Si supieran cuan blando he quedado en el fondo;
Soy gong, y guata y canto nevado,
Lo digo y estoy seguro

LOS INACABADOS

Rostro que no dice, que no ríe
que no dice ni sí ni no
Monstruo.
Sombra.
Rostro que tiende
que va
que pasa,
que lentamente hacia nosotros brota
rostro perdido…

Lo maravillosamente normal.

Mi vida

Te vas sin mí, vida mía.
Ruedas.
Y yo todavía espero dar un paso.
Llevas la batalla hacia otra parte.
Me abandonas así.
Nunca te he seguido.
No veo claramente tus ofertas.
Lo poco que quiero, nunca lo traes.
A causa de esa falta, anhelo tanto.
Tantas cosas, casi el infinito…
A causa de ese poco que falta, que nunca traes.

MI SANGRE

El caldo de mi sangre en que chapoteo
Es mi poeta, mi lana, mis mujeres.
No tiene corteza, se hechiza, se expande.
Me llena de vidrios, de granito, de tiestos.
Me desgarra. Vivo en las trizas.

En la tos, en lo atroz, en el trance
Construye mis castillos
Y los ilumina
En telas, en tramas, en manchas.

Biografía:

Henri Michaux (Namur, Bélgica, 24 de mayo de 1899 – París, 19 de octubre de 1984) fue un poeta y pintor de origen belga, nacionalizado francés.

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