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Héctor Hernández Montecinos

Poesía

Foto por Anne Nygård en Unsplash

Poemas:

La mente es sueño (el tiempo no existe)

Para no tener que escribir yo sueño
como al cerrar los ojos tendido en mi cama
como al abrirlos en el túnel del metro.
Soñar con la profundidad de que todo no existe
ni siquiera ustedes que ahora me oyen o creen hacerlo
mientras yo los contemplo desnudos
y hago memoria de unas fotografías mentales
que perecieron en un incendio también mental.
En el principio la luz era agua seca
cayendo desde el cielo e iluminando
la sequedad de los desiertos
y los huesos convertidos en leyendas.
Seguiré soñando
creeré en las montañas
de esos mapas en blanco
creeré en esos mares
que son silencio en estado líquido
creeré en esta mano
que escribe bajo mis ojos que no tienen donde ir
lo que significa que están muertos.
Este poema va y viene como la tinta
con que es escrito antes de congelarse bajo la lluvia
o derretirse sobre las piedras mayas
que he soñado en estos momentos
para probar la falta de gravedad de las palabras
aunque nadie haya leído el Popol Vuh en el espacio
o tal vez sí
pues es más barato enseñar
que la Tierra es cuadrada
y que las personas de otros países se llaman extranjeros.
La mera neta del planeta es que no
pensando en que la ebriedad no es un estado
sino un pequeño pueblito donde se inventó el alcohol
y todos sus sinónimos
y donde hay una doble casa que es morada
rodeada de aves que sólo descansan sobre el horizonte
lleno de jirafas que recuerdan
armadillos que andan en círculos y tigres
que sueñan con la nieve que nunca han visto.
No hay un circo allí pero sí una mala noche
de ese alguien que duerme en mí mientras escribo
y murmura que le reventarán los ojos
con una espada ardiente y que la maldición egipcia
de la ceguera paulatina se extenderá hasta la eternidad.
La R es un puente
un intento de llenar el vacío que es la boca del cielo.

LA HUIDA DE LOS BÁRBAROS

Alguna vez soñé con ustedes
en esas noches sin poder dormir
un país los veía recorriendo
conmigo a cuestas
en una silla de ruedas espiritual
bailando alrededor de cualquier accidente
para celebrar que la geografía
es una figura literaria pero al revés.

Éramos una caravana
tan hermosamente solitaria y triste
pero no nos descarriábamos del delirio
que significaban nuestras risas en fila
escuchándose sobre las aburridas olas
que repiten las mismas letras
hace millones de años.

Los muchachos estos
se hastiaron de los colores de sus patrias
y comenzaron a caminar sin rumbo fijo
de un día para otro
las familias se encogieron de brazos
viéndolos salir de sus casas
como hipnotizados por una noche
que no imaginaban.

Desde todas las ciudades
se iban sumando
agrandábamos nuestra pena
y no nos soltábamos de las manos
porque así era nuestro pacto:
la sangre que nos une será el gozo
de la buena voluntad
más allá de los géneros
los nombres y los espejos.

Todos sus órganos son ojos
con que mirar lo que sucede
y las películas que han visto
les parecerán parpadeos de la historia.

Mientras avanzábamos
yo pensaba en esas hordas de bárbaros
que miles de años atrás arrasaron
con el más grande imperio
ahora un grupo de muchachos camina
siguiendo las exhalaciones de la noche
y es dulcemente más terrible.

Entrábamos a los hediondos bares
y allí realizábamos ceremonias y alianzas
para no dejar de avanzar
pasábamos a los terminales a reírnos de los que creen
que se van o llegan a alguna parte
en las carreteras escribíamos los nombres
de las estrellas y constelaciones como la B 612
y en los puertos nos gustaba besarnos
con el perfume de la piel.

Las cordilleras saltábamos
con un solo pie
al igual que las ciudades incendiadas
por los que inventaron las cifras de la vergüenza
el mar bebíamos con vino
el pan era exquisito con tierra
las furiosamente hermosas noches
estaban llenas de signos y proyección.

Cantábamos al ritmo de nuestras lenguas
cada vez que se nos aparecía una incógnita en el camino
vaticinaba yo que si hubiese estado despierto
este sueño sería un poema
escribíamos todo lo que podíamos imaginar juntos
y nos olvidábamos de la antigua vida
de los golpes que inflamaron nuestros corazones
de lo exuberante que puede resultar la vanidad
del recuerdo de una mentira idéntica a la infancia.

Ese era el momento de las invocaciones
con las cuales los parques se llenaban
de luces en el cielo y cánticos
de los hospitales salían despavoridos
los que conocían los augurios que venían con nosotros
los buses repletos de carreteras se arrojaban al mar
y la vida humana parecía alguien más
en este último viaje.

A las universidades iban los besos
y los países de Latinoamérica
eran más que los planetas
su noche estaba más adelante que la luna
inclinada hacia las contradicciones
de todo lo que es pero no debe ser.

Estos muchachos
se arrancaban las cicatrices mutuamente
y a las discotecas iban a curar a los leprosos
esos que se escondían en lo oscuro
y que jamás recibieron una palabra de amor.

Nadie nos detuvo
y no llegamos a ningún imperio
muchas veces nos extraviamos
y volvimos a andar por los mismos caminos
pedregosos, áridos, difíciles
pero aun así
si estos muchachos volvieran a buscarme
en alguno de los siglos venideros
yo sería el primero en salir a la calle
y decir vamos
vámonos con nuestras penas a cuestas
porque si de algo se trata la literatura
es hacer de la vida un paraíso
un paraíso en llamas.

OTRA VEZ EL MAR

De prisa todo lo que morirá
de una enfermedad que no existe
más que en su distancia.
Desear es extrañar
y extrañar es imaginar
que cruzarás este límite
para la consagración que es el vino
en el templo de tu cuerpo
desnudo y dorado ante el sol
repitiendo el ciclo de la Tierra
que es venir e irse
en la sabana tropical
que son mis ojos ante ti.

Así los días
te volvieras a dejar caer como los astroso las esporas que son los astros
entre las carreteras
para aprender de nuevo
que nada importa más
que salir a flote y ser siempre otro.

Hay bonitas cortinas para desaparecer
de los recuerdos y la ropa sucia
de lo posible de una traición
pero he aquí una amistad de estar solos
festejando el mar y las piernas
las miradas y tu sonrisa radiante
que entonces sería también la mía.

Libros como yo
ansían ser tocados
por los dedos de un ángel
para arrodillarse ante la luz que brota
del centro de la Vía Láctea
donde envían poemas
quienes no han estado en noches como estas
enloquecidos de ternura
consternados de pasión.

Qué se parece a estas fantasías
más que el poema
que en todas sus ganas
se aproxima y se aleja
para que tú ocupes su lugar.

A veces me pregunto
en qué lengua juntos lloraríamos
hasta llegar al fondo
de nuestro corazón sin fondo
que no es otra cosa
que una pena que llora sangre.

Pasa la noche
pasa la vida y media
las primeras nubes y los autobuses
el mueble con las dos copas
espera el púrpura en los labios
que se besarán
al ritmo de las polillas
en una fiesta
que desaparecerá también
cuando tú y yo nos despidamos.

ANTES Y DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE, CUCARACHAS Y POESÍA

Esto de la poesía
me tiene mordiéndome la lengua
ante la muerte
para que no me vaya con ella.

Conozco cada uno de sus nervios
y los músculos que la sostienen sobre el mar
donde nadan las palabras
que son cada día más reales
aunque no tengan sombra
palabras que no beben agua
porque abren sus branquias para que les entre el cielo.

Tanto a los poetas y a los muertos
la tierra les resulta transparente como este océano
que tiene una infinita espiritualidad
es decir un alma que si existiera
sus ojos serían el cuerpo entero.

Las nubes posan su pie descomunal
en esta playa de Huanchaco
aquí es donde se enterrarán estos recuerdos muertos
que de la mano voy trayendo
para pensar en el día en que todo se acabe
y mis bolsillos terminen en la atmósfera.

Al escribir voy envejeciendo mi infancia
y lo veo en cada libro
en que uno como gato sólo dibujará ratones
para que las cucarachas se rían y digan “no moriré”;
sí, es triste el hecho de que toda esta historia
terminará en esta hoja de papel
con este dolorcito en el pecho
si es que mi corazón no fuera del tamaño de mí.

Nunca salir del infierno
esta es mi última esperanza
en la geografía hoy es domingo
y todo ha sido translúcido.

Donde sea que me pille la noche
me iré a volar con ella
enterraré mis manos en su espalda
para ver con mis propios ojos
atascados en sus cuencas
que mis huesos tienen miles de años.

Qué más quisiera yo que Dios se riera
y se olvidara de que todo esto se acabará
observo los meridianos y paralelos de la palma de mi mano
para pensar que entre nosotros
viven manadas de kilómetros
y entre ellos los suspiros extraviados
no correspondidos
que una noche de estas volverán como un grito ciego
para recordarme que mi cuerpo a cada momento
añora su pasado de cadáver.

Espero que baje la marea
y pienso en la aurora boreal que fue aquella vez juntos
digo aurora boreal para no decir
que fue demasiado bello para que durara más que esa noche;
en cada lágrima van resumidas decenas de poemas
y la sal del mar las atrae
quizá por eso esté aquí ahora
¿manyas?

En la noche el sol baja al mundo
y se esconde entre los hombres
que tendidos bajo las estrellas
se lo imaginan durmiendo detrás de las montañas
o en el fondo del mar
pero lo que no saben
es que el sol también es un cuerpo celeste solitario
porque no tiene un rostro a quien mentirle
las estrellas cotorrean toda la noche
y la luna les canta viejas melodías para que se duerman
yo al menos puedo escribir este poema
y esconderme en esta página en blanco
que sería como un agujero negro
si tuviera unas gafas negras
del tamaño del universo.

Nunca había imaginado un fuego tan invisible
para que se acabase todo esto
incluso la infancia que me da vueltas en la cabeza
no está perdida sino desencontrada
por eso mis hijos serán mis antepasados
y mi semen el charco de tinta de mis días violentos.

Creo que estos son los últimos versos de esta noche
y este abrazo a la distancia será el más fuerte de todos
recordando la vez que nos caímos del cielo
ojalá mi corazón tuviera párpados
para que más rato pudiera también soñar.

Sólo porque no te veo
es que puedo escribir estas líneas
y siento profundamente
que en todos los puertos del mundo
habrá un silencio por ti esta noche
mañana sólo quedarán cucarachas y este poema.

FOBÉTOR

Un parque de diversiones no es un parque y tampoco divierte
todos los resultados son obtenidos, los regalos son gratis
las sorpresas son inesperadas y postizas las pelucas
no hay destino que no sea final ni lava que no sea volcánica
en sí bajamos para abajo por el lenguaje
y nos hacemos sordos sobre lo que los caballos pisan en el asfalto.

Hace tiempo se decía que las cosas perdidas paraban en la luna
la pregunta es cómo llegaban allí
uno quería saber eso y muchas cosas más sobre los ovnis
pero la palabrería es un comercio 24/7 que atiende un señor de mala gana
los amantes esperan afuera para entrar a robar más verbos de los que ya tienen
y las señoras murmuran mutuamente murmullos sobre todo lo que se repite.

Si las personas tuvieran en la boca rabia de verdad
echarían el mundo abajo desde sus propias ventanas cada amanecer:
los sueños lo llenan todo y traen de regreso las imágenes
que uno ve cuando se duerme mirando las estrellas y no el techo.

Perdóname, Dios, por este poema tan pedante
con los pantalones abajo y la marea alta.

Hablo solo en mi casa sola
encamado en una silla y cobijado con un gorro
pensando en la lengua dentro de mi cabeza y la que está fuera de ella.

Bueno, hay plazas que son bonitas
y los resultados negativos casi siempre son positivos
los descuentos son buenos en el súper cualquier día de la semana
el pelo, los dientes, el culo no escatiman en gastos.

Uno se consuela de que los mares antes eran desiertos
y los cráteres, campings llenos de dinosaurios.

El mundo está dentro del idioma de uno
afuera hay solo palabras mal explicadas, mal dichas
mal entendidas y mal intencionadas;
lo que uno cree que conoce es en definitiva lo que conoció
y atrás queda todo lo que tiene nombre por suerte.

El universo está congelado y el planeta arde
esto demuestra que lo amargo no es tan solo la ciencia
que ciertamente jamás ha sido neutral.

No se me ocurre qué más antes de dormirme
debo buscar mejores maneras para conciliar los sueños
que pensar en el paisaje del fondo de pantalla de Windows
que es una fotografía que se tomó en el Valle de Napa en 1996.

En fin, escribir un poema es mirar desde otro libro
añorar otra familia e imaginarse en otra casa
la vida que a uno le tocó son las palabras con que podemos enunciarla
ni fu ni fa
por su parte las cosas abren y cierran los ojos cuando las miramos bien
yo les hablo, agradezco y hasta hago funerales a los cuadernos y lápices
es un modo de darle bombo a eso de que la vida es sueño: sí y no.

Listo.
Desenchufar las córneas de los códigos de barra
bajar las cortinas del teléfono.

Amanecer en la Manicomia

Acá las chicas oyen a las estrellas mexicanas
los chicos juegan a ser bovinos
pero todos
absolutamente todos
somos una santísima trinidad

No hay espejos hay noche
estrellas y aurora boreal
fenómenos celestes y cuerpos
tantas tantos
me estoy sintiendo
un puerco
un maldito puerco
un puerco

Nos decían Las Tres Marías
María Thalía
María Lynda
María Paulina Rubio
estamos en la noche
pudriéndonos de risa

En este preciso momento
estará la María Paulina Rubio
contándole a los del sector B
las Cuatro Nobles Verdades
sobre la Enfermedad del Amanecer

No me miren a mí
es la santidad de mi vulva la que los hace felices
y les da vida eterna
no yo
la zorrita
la Divina

Tirarle una molotov a los milicos
es más fácil que hacerle una paraguaya
a un viejo con 120 kilos de pesadumbre

Quiero que la vagina de la Divina
esté pintada en todos los frescos
de las catedrales del mundo

Me llamo María Paulina Rubio
no Luis Antonio Vázquez Vázquez
nací en el cielo de tenochtitlán
no en una población perdida de lota
No me mires nunca a los ojos hueón culiao

A mi mamita le dijeron
que hay que extirpar el cáncer de raíz
y mataron a su hijo izquierdo
yo me salvé porque era una estrella

Yo no me llamo Walter González Soto
aparezco en la noche como si fuera de televisión
me conocen por María Thalía
mi síndrome es fatal

Una vez me llevaron al estadio
en ese tiempo jugaban la locura y el odio
los hombres no pudieron gritarme pornografía
porque estaban siendo asesinados
yo me salvé porque era una estrella

Enfermo está mi culo
de tanto restregarme en las capillas
pidiendo por mi violador

Se me caen los dientes
me estoy poniendo negra y gorda
como esa santa mapuche borracha
que me recogió de la basura una vez
no la segunda

Tengo pena mucha pena
me estoy cayendo de raja al infierno
y esto es una maldita profecía

Padre nuestro
Padre mío
que estuviste en mi cama
porque mis sábanas fueron nubes
y en ellas ondeaba la sangre
de mi penetrante genealogía
que jamás ensuciado sea tu nombre
ni mi apellido
me llevaste a tu reino púbico
con tu cetro de sándalo condecoraste mi indecencia
hiciste mi voluntad la tuya
mis piernas y mi boca
me diste mi origen cada noche
sobre mi espalda
perdonaste mi estupidez
y no me dejaste caer en otras manos
que fueran ajenas
mi violador amado
mi rompedor de la piel
me liberaste de la infancia dolorosa
Padre nuestro
señor mío
a la edad de trece años me hiciste parte del Amanecer

El canto de las calaveras

Una lágrima de un muerto más otra
de un pájaro: así nacen los ríos en el cielo.

Los ríos:
llenos de aire. Las lágrimas de un muerto:
sin ninguna pendiente. Fría y horizontal.

Muchos ríos son un país
verde y blanco como flores y libros
que nacen en el fondo del mar.

Un poeta vende violines por vanidad
pero los violines son de cactus
y el desierto está lleno de ellos.

Mira: esos hombres esperan que de las carreteras
se vayan las moscas y las piedras
para hacer un templo
lleno de mendigos y sardinas en cuatro patas
con zapatos feos.

Entran los vasallos y las damas
transformados en palomas y palindromas,
sonríen ante la fotografía
del canto de una calavera.

Garganta seca: sin palabras
pedacitos de va, astillas de ob
sílabas enteras pero impares: el viento.

Dijo: los muertos son de piedra
como sus lágrimas en el fondo del río.

Dicen: nunca se detiene
el polvo,
piedra y río muertos.

Parecen vacas las que beben
leche de ese hígado
que duele como chile con rencor. Pero uno
siempre derrama, problemas de pulso.

Síntesis: dos muchachos se sacan
la máscara, marinero y náufrago,
como una reescritura
que terminará hundiéndose igual ¡cuidado!

Un par de estrellas negras desaparecen
en la noche y los borrachos del cabaret
son su coro.

Tú de mí

Vámonos a mi casa
me dijo mi niño
y mientras cantábamos todas
las islas del archipiélago
bailaban junto a nosotros
Llegamos a su ciudad
y mi niño la
convirtió en un libro
para mí Yo por
vez primera era feliz
y quería que el
tiempo se acabase para
siempre Íbamos de la
mano y besándonos por
toda la comarca y
los imbéciles de turno
nos miraban muertos de
envidia porque nuestros nombres
estaban escritos en el
mismo cielo al que
ellos pedían perdón Pisamos
todas las calles de
la ciudad y ellas
nos pisaron a nosotros
y nos sentimos perdidos
de tan felices de
estarlo gritando Soñé Soñé
y la pasión explotaba
en nuestros oídos y
sangramos de loco amor
y nos abrazamos como
si fuéramos los mismos
brazos y nos besamos
como si fuéramos la
misma boca frente a
los estupefactos rostros del
siglo pasado Estuvimos allí
donde los locos caminan
sobre los árboles y
los árboles se ponían
azules de felicidad por
nosotros Estuve contigo y
tu ciudad se nos
ofreció para descuartizarla entera
y los miembros se
esparcieron por dentro de
nuestros cuerpos como regalo
por ser tu cumpleaños
y también el mío
porque nacimos juntos solamente
por una razón Amarnos
mientras exista la literatura

Biografía:

Héctor Hernández Montecinos es un poeta, ensayista, editor y gestor cultural chileno, nacido en Santiago de Chile en 1979. Estudió literatura en la Universidad Católica y es candidato a doctor en Filosofía en la especialidad de Teoría del Arte por la Universidad de Chile y en Literatura por su alma máter.

Comenzó su vínculo con la literatura en un taller dictado por el poeta Sergio Parra en Balmaceda Arte Joven en 1999, lo que le permitió conocer y participar en talleres y actividades con escritores destacados. Hernández Montecinos ha publicado una prolífica lista de obras, englobadas en un proyecto titulado Arquitectura de la Mentalidad, consistente en tres extensas trilogías: La divina revelación, Debajo de la lengua y “OIIII”.

En 2009, fue galardonado con el premio Pablo Neruda por su profusa obra poética experimental y vanguardista, su aporte a la poesía y teoría chilena, y a la escritura nacional. Además, ha sido compilador de importantes antologías de poesía latinoamericana y uno de los principales organizadores del Festival de Poesía Latinoamericana “Poquita Fe” entre 2004 y 2014.

La crítica especializada lo ha considerado una de las voces más destacadas de su generación en Chile y en América Latina. Actualmente, se encuentra dedicado a terminar una trilogía de ensayos biográficos: Materiales para un ensayo de vida, de la cual ya se han publicado Buenas noches luciérnagas y Los nombres propios.

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