Poemas:
La salvaje esperanza
Eramos dioses y nos volvieron esclavos.
Eramos hijos del Sol y nos consolaron con medallas de lata.
Eramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras.
Eramos felices y nos civilizaron.
Quién refrescará la memoria de la tribu.
Quién revivirá nuestros dioses.
Que la salvaje esperanza sea siempre tuya,
querida alma inamansable.
Poema ser
ser un semáforo bajo la lluvia
ser un rayo sobre un pararrayo
ser un papagayo
ser un aviso luminoso a las 6 de la tarde
ser un revólver y una bala
un enemigo peligroso
un día cualquiera en la hoja del almanaque
unos hilos de lluvia sólida
un poco de frío
un edificio mojado de 14 pisos bajo la lluvia
el cielo hace su propia revolución
los hombres se esconden de miedo
en los recintos cerrados
en los aleros
en los escampavías
ser la velocidad de un automóvil
ser el comandante de la revolución celeste
ser una golondrina retardada en el imperio
de la lluvia
los hilos telegráficos destilan gotas
ser la terraza en el firmamento
el transeúnte que no puede llegar tarde a su trabajo
la novia que va para una cita de amor
la motocicleta estacionada en la mitad de la calle
ser la basura que corre
los vidrios resfriados
el calor dominado
ser como mi mujer que me invita al lecho por su
cuenta
ser un instante en compañía de otro instante
cualquiera
ser una carta abierta
un telegrama sintético con una mala noticia
el pedal de un dentista
un arroyo que pasa sin inmutarse
por las hojas que lleva a la desembocadura
una sumadora de besos
una restadora de dudas
una multiplicadora de instintos bajos
una divisora de penas
ser el premio mayor de la lotería
un florero con anémonas y gladiolos
una flor de saúco
una hoja de verbena
un pistilo estambrado
una declaración de guerra
un armisticio de paz
una revolución develada
un muerto
un vivo
unas ganas de orinar
como mi mujer que no piensa
luego existe
ser una y otra vez
indefinidamente
yo mismo
gonzaloarango
Poema tristísimo
Si muero
te invito al sol
alma mía
y no olvides
llevar tu cuerpo
Sufriremos felices
y juntos seremos
carne de luz
en la memoria de Dios
Y si no hay Dios
lo mismo da
Recordaremos el sol
que tanto nos gustaba
allá en Cali Colombia
Nuevo Mundo ¿Recuerdas?
¿O era en la luna?
¡Lo olvidé!
Poema a mi sobrenada
el sobretodo es mi mejor amigo
bebemos vino de consagrar en los viñedos
y nos emborrachamos,
compartimos el amor con las mujeres.
mi sobretodo es sensual y seductor.
en la cárcel era un colchón
en los prostíbulos era un refugio
con las manos hundidas en los bolsillos
que me salvaba del naufragio de los besos baratos.
en el invierno me defendía de la lluvia
y en el verano era una sombra luminosa.
mi sobretodo era una incitación voluptuosa a la pereza,
al calor, al heroísmo, al amor, al invierno.
en los momentos de peligro me hacía pasar por detective
y me daba un aire respetable de gran señor del hampa.
mi cuerpo se pierde en él cuando me persiguen,
en mi buena época del parlamento él hablaba por mí:
silencioso
tímido
elocuente.
ha sido una bella disculpa
para eludir serias responsabilidades históricas.
mi sobretodo es a veces el lecho del amor
en los sitios despoblados de la ciudad
tiene un oculto sabor de pecado prohibido.
mi sobretodo es un gran honor.
tiene más historia que una alfombra mágica.
yo lo consagro como el receptáculo privilegiado
donde algunas mujeres tendieron su columna vertebral
completamente desnudas
de cara al sol o a la noche.
mi sobretodo es testigo de la ternura y el terror.
fue acariciado por manos sofocadas de mujer
y desgarrado por puñales de odio.
mi sobretodo tiene quemaduras de tabaco
y huellas de disparos asesinos
y marcas sospechosas de labios rojos.
yo lo empeño por 8 pesos en los momentos de apuro,
mi sobretodo está saturado de sudor animal
tiene residuos de manchas de sangre y aceite…
sonidos vegetales.
cuando no llueve y hace calor me lo quito
me hundo en la noche oscura y mojada
o me hundo en el día lleno de sol, seco.
mi sobretodo es humano y feo
y todos los domingos guarda en sus bolsillos
Revolución
Una mano
más una mano
no son dos manos
Son manos unidas
Une tu mano
a nuestras manos
para que el mundo
no esté en pocas manos
sino en todas las manos
Soledad
Cuando uno cede en su alma
deja de ser uno
para ser como la masa.
Ceder es dejar de ser.
La soledad más insufrible
es la sociedad;
incomunicación de las almas
que van marchitando la carne.
Manos unidas
Una mano
más una mano
no son dos manos;
Son manos unidas.
Une tu mano
a nuestras manos
para que el mundo no esté
en pocas manos
sino en todas las manos.
El tesoro
Si buscas el tesoro y lo encuentras
facilito, es un pobre tesoro.
Si renuncias a encontrarlo porque
está muy profundo, no mereces el tesoro.
Si lo buscas con amor y sacrificio,
tu esfuerzo es oro, aunque no encuentres
el tesoro.
Epílogo
Que tu ejemplo sea guía en ese camino solitario
de salvación, por donde hoy sólo transita la
Esperanza y un puñado de heroicos caminantes que
han descubierto el valor de la Vida, de la Libertad,
de la Conciencia, esa mina infinita de posibilidades
que apenas empezamos a descubrir en nosotros.
Biografía:
Gonzalo Arango Arias fue un escritor, poeta, periodista, prosista y dramaturgo colombiano, nacido en Andes el 18 de enero de 1931 y fallecido en Gachancipá el 25 de septiembre de 1976. Es considerado el fundador y líder del nadaísmo, un movimiento artístico y literario de vanguardia que surgió en Colombia en 1958 y que buscaba romper con la cultura, la moral y la literatura tradicional del país. El nadaísmo se inspiró en corrientes como el existencialismo, el surrealismo, el dadaísmo y la generación Beat, así como en la obra del filósofo antioqueño Fernando González Ochoa.
La vida de Gonzalo Arango estuvo marcada por los contrastes y las contradicciones. Hijo de un telegrafista y una ama de casa, fue el último de doce hermanos. Creció en un contexto de violencia bipartidista y de fuerte influencia de la Iglesia católica, que censuraba y controlaba la educación y la cultura. Estudió derecho en la Universidad de Antioquia, pero abandonó la carrera para dedicarse a la literatura. Durante la dictadura de Rojas Pinilla, apoyó al régimen y fue exiliado de su ciudad natal. Se estableció en Cali en 1957, donde comenzó su etapa más creativa y rebelde.
En 1958 publicó el Primer manifiesto nadaísta, donde proclamaba su desprecio por la sociedad burguesa, el arte convencional y la religión. Al movimiento se unieron muchos jóvenes artistas y escritores que compartían su espíritu crítico y provocador. Arango escribió poesía, cuento, teatro y prosa con un lenguaje renovado, lleno de humor, ironía y referencias a la música norteamericana y del Caribe. Algunas de sus obras más destacadas son Los camisas rojas (1959), Prosas para leer en la silla eléctrica (1966), El oso y el colibrí (1968) y Fuego en el altar (1974).
En 1970 abandonó el nadaísmo y se adentró en una etapa más espiritual y mística. Se trasladó a la isla de Providencia, donde vivió una experiencia religiosa que lo acercó al cristianismo. Allí escribió Providencia (1978), su última obra publicada. En 1976 murió en un accidente automovilístico cuando regresaba a Bogotá después de visitar a su familia.
Gonzalo Arango fue un escritor polémico, original e influyente en la literatura colombiana. Su obra refleja su búsqueda constante de libertad, conocimiento y trascendencia. Su legado sigue vigente y ha sido reivindicado por varias generaciones de lectores y escritores.