Poemas:
DONDE LA SIESTA DEL FAUNO
La siesta del fauno donde la luz de Austin
la luz de Austin donde pecho palpitante
pecho palpitante donde los tristes trópicos
los tristes trópicos donde la nieve blanca
la nieve blanca donde caballo muerto
caballo muerto donde tarde secreta
tarde secreta donde mi prima Gladys
mi prima Gladys donde los días crueles
los días crueles donde deslices varios
deslices varios donde amores y espanto
amores y espanto donde la Vía Láctea
la Vía Láctea donde la piel que toco
la piel que toco donde no fuiste nadie
no fuiste nadie donde te dije todo
te dije todo donde los propios ojos
los propios ojos donde nada se sabe
nada se sabe donde fisura y corte
fisura y corte donde la letanía
la letanía donde nunca llegaste
nunca llegaste donde los pocos muchos
los pocos muchos donde Montevideo
Montevideo donde la cabellera
la cabellera donde la pesadilla
la pesadilla donde fosa común
fosa común donde todo es mentira
todo es mentira donde blanco y celeste
blanco y celeste donde vino y se fue
vino y se fue donde carta perdida
carta perdida donde insecto de la nada
insecto de la nada donde dos orquestas
dos orquestas donde la siesta del fauno
SÚPLICA DE SÁBADO
en el desierto: runas,
pliegues de las historias
rústicas y en colores
sordos como tu voz.
Deambulas por la hoja
de ruta de tus viajes
hacia aquel mudo parque
que nunca abandonaste,
al que nunca llegaste,
al que no llegarás.
Pierdes el tiempo, ave
que vuela y que te ignora,
mientras piensas y piensas
en tus amados muertos
presentes y que esperan
que abandones la tarde
de juegos y fantasmas,
que te unas a ellos
y alimentes el fuego
de la verdad. Oremos.
POR LA VUELTA DE LOS ÁNGELES
Piedra que se coloca con la mano.
Mano que se lleva a la cabeza.
Cabeza que se llena de pájaros.
Pájaros que se entienden con la noche.
Piedra que se coloca con la mano
que se lleva a la cabeza
que se llena de pájaros
que se entienden con la noche.
Como aquella piedra
que se coloca con la mano
que se lleva a la cabeza
que se llena de pájaros
que se entienden con la noche.
Así afanes y tareas
de la ronda nocturna
de los ángeles
(la duda ofende)
para llegar a ninguna parte.
ELLA: IDA VITALE
Ella sola amanece:
abunda entre los tibios
decires del que cuenta
y lanza nombres propios
y ajenos y las cosas
regresan de los sueños
atroces o felices
y aletean, se posan
y vuelven a volar.
Comienza un nuevo día:
ella de par en par
abierta y afanosa
ordena y desordena
las cosas de la casa.
Para mí suficiente
paraíso real
y se lo debo a ella.
¿SE TRATA DEL ARCHIVO?
Si la noche no era
sería la mañana
y el clima más extraño:
un monte de cipreses,
oración, penitencias,
espíritu agitado,
retratos, claroscuros,
desprecio de las reglas
del dibujo, escrituras
inmóviles, ausente
cabeza gris y triste
y muerte para siempre.
¿Se trata del archivo
de la memoria viva
de aquellos ojos muertos?
PREGUNTA QUE SIEMPRE
La que trova, que yerra
y extiende su dominio
atiende a su demonio
por página ni trampa,
ni truco, negaciones.
Campo magnético,
silencio escondido,
memoria que llegaba,
casa del abismo.
¿Y el sello de los muertos?
Y
Vivir, cuarto de luna,
el acento del agua,
por los cuatro costados
la busca del tesoro,
la Venus, los Adonis,
el final de la vida
muerta, Montevideo,
los jefes y la peste,
los adentros del coro,
las afueras del templo.
Y este rostro que quiere
verse con el verdugo.
JUNTARSE, VOLVERSE
Del tronco la patria
épica de penas.
La roca resiste
las faltas de alguien.
Los siete demonios
bajemos los ojos.
Dispersa y esparce
mantis religiosa.
En el extranjero
lámina y adeudo.
Da gusto y de moda
juntarse, volverse.
OTRA LUZ
Otra luz
en medio de la noche
acaba de encenderse.
Nuevos certificados de misterio
de luto y de alegría
se extienden
y mis manos se toman de una estrella.
Hay ruidos que se apagan
y palabras que arden.
Hay amores promiscuos
y hay dos niños comiendo una manzana.
Hay un vestido azul
y una camisa roja
y tres botones blancos
y dos pares de ojos.
Otra luz
en medio de la noche
acaba de encenderse.
MEJOR MIRAR UNA MANZANA
Entre ficciones y dicciones,
metáforas y catacresis,
mejor mirar una manzana.
Entre carnales y corales,
entre Flebas y Palinuro,
mejor mirar una manzana.
Mejor mirar una manzana
que ribera de los regresos
y ceniza de los exilios.
Mejor mirar una manzana
que muda la sombra del puerto
de la ciudad que ya no existe.
Mejor mirar una manzana
que mitos, que ritos, que versos
hacia palabras, ilusiones.
ENTRE DOS: RIO ABAJO, TIEMPO ATRÁS
Cara a cara (la variante
de cara a cara), río abajo,
la profunda, la sorpresa,
tiempo atrás la somnolienta,
la butaca, la amazona
o el tornillo y el molde y el trapecio
o la hamaca o carretilla o posesión,
catapulta, acrobática, la doma
(la variante de la doma)
y el salvaje y el arco y la salvaje,
las aspas del molino,
el abrazo, el sometido (la variante:
la fusión del sometido)
tiempo atrás y río abajo
la variante de fusión.
Biografía:
Enrique Fierro, nacido en Montevideo el 26 de julio de 1941, fue una de las voces más singulares de la poesía uruguaya contemporánea. Su vida y obra, marcadas por una rigurosa exploración del lenguaje y una constante inquietud intelectual, lo convierten en un referente imprescindible de las letras hispanoamericanas. Hijo de José Fierro Vignoli y María Teresa Podestá, creció en un entorno que fomentó su sensibilidad artística y su pasión por las palabras. Se formó en abogacía, historia y letras, pero encontró en la poesía su verdadero destino. Alumno de figuras como Ildefonso Pereda Valdés y Ángel Rama, Fierro se nutrió de una tradición literaria sólida que lo acompañaría durante toda su vida.
Desde temprana edad, Fierro demostró un dominio inusual del lenguaje poético, publicando en 1964 su primer libro, De la invención. Con una voz que desafiaba las convenciones, sus poemas comenzaron a aparecer en las páginas de publicaciones como Marcha y El Popular, revelando su compromiso tanto con la estética como con la realidad social de su tiempo. Este equilibrio entre la experimentación y la crítica lo convirtió en un intelectual profundamente conectado con su época.
A partir de 1967, ejerció como profesor de Literatura en Montevideo, compartiendo su pasión por las letras con generaciones de estudiantes. Paralelamente, desarrolló una faceta destacada como traductor, acercando al público hispanohablante obras de autores anglosajones como William Shakespeare. Su versión de As You Like It le valió el prestigioso Premio Florencio, un reconocimiento a su sensibilidad y precisión en el arte de la traducción.
El exilio marcó un antes y un después en la vida de Fierro. En 1974, junto a su esposa, la también poeta Ida Vitale, partió hacia Alemania y luego a México, país donde residió durante más de una década. Este período lejos de su tierra natal fue fértil tanto en términos creativos como académicos. En México, publicó recopilaciones poéticas y desarrolló una labor docente en la Universidad Autónoma de México, donde además completó un posgrado en Literatura Latinoamericana. Sus textos, cargados de exilio y pertenencia, adquirieron una profundidad renovada, un eco universal.
Con el regreso de la democracia a Uruguay en 1985, Fierro asumió el cargo de director de la Biblioteca Nacional, tarea que desempeñó hasta 1989. A pesar de su regreso, el llamado de la academia internacional lo llevó a Estados Unidos, donde formó parte de la Universidad de Texas en Austin hasta su retiro en 2013. Allí, fue nombrado Profesor Emérito, un título que coronó una carrera académica ejemplar.
A lo largo de su vida, Fierro publicó ensayos, artículos y capítulos en numerosas revistas y libros, dejando una huella indeleble en el ámbito de las letras. Su obra, siempre inquieta, siempre en busca, habla de un hombre que entendía la poesía como una forma de resistencia y como un espacio para habitar plenamente el lenguaje. Enrique Fierro falleció el 21 de mayo de 2016 en Austin, Texas, pero su legado sigue vivo, iluminando con su palabra el camino de quienes buscan el misterio y la belleza en las palabras.