Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Eduardo Embry

Eduardo Embry es un poeta chileno originario de Valparaíso, nacido el 28 de octubre de 1938. Reside en Inglaterra. Se ha dedicado a la investigación y estudios universitarios sobre la poesía de los cancioneros españoles del siglo XIV, en especial de los cancioneros de Stúñiga y de Baena, de los reinados de Nápoles y de Castilla, respectivamente; de los pliegos poéticos sueltos de Valencia y de los pliegos sueltos noticiosos chilenos impresos en Santiago de Chile en el siglo XIX.

Cuidados

Cuide que ninguna mosca
entre por las orejas;
personas así afectadas
pueden perder algunas funciones vitales:
la sensibilidad de equilibrio,
de saber dónde se pisa,
la facultad del habla,
la belleza natural de las personas
de conocer a otros seres humanos,
la facultad de acercarnos, unos al otro,
de viajar intensamente;
cuídate, mujer, cuídate,
cualquiera infección de una mosca
puede causar la pérdida
de todos nuestros sueños.

El martillo a Quino

Con el martillo que se había encontrado
se fue pensando y pensando en clavar un clavo,
pero en vez de clavo que clavar con ese martillo
se topó con una rosca;
con esa rosca que se había hallado
se fue pensando y pensando en un desatornillador;
pero en vez de desatornillador
con qué atornillar esa rosca,
dio con una llave francesa,
con esa llave francesa que se había encontrado,
se fue pesando y pensando en una tuerca;
pero en vez de tuerca que ajustar con esa llave
dio por fin con aquel clavo que andaba buscando
y con ese clavo que se había encontrado
se olvidó de la rosca y del desatornillador,
de la llave francesa y de la tuerca,
y se fue pensando y pensando
en buscar aquel martillo
que una vez, y sin querer, se había encontrado,
pero en vez de martillo
con que clavar ese clavo,
se puso por delante un usurero
que ya había puesto precio al martillo
y lo ofrecía en el Mercado.

Mosca del mes de mayo

Pocos saben que la mosca,
siendo apenas una larva,
se alimenta de carnes descompuestas,
ahí la tienen, de cuerpo entero:
segmentos y balancines,
¿cuántas antenas tiene una mosca?
del África calurosa, con el comercio
de granos y frutas,
haciéndose la mosca,
la mosca viaja por todas partes;
la fruta sigue a la mosca,
la mosca se pega en la fruta,
la gente come fruta mosqueada,
se enferma; los contagios
se embarcan en veleros;
los principales puertos del mundo
tienen gente especializada
para descargar moscas y frutas;
la mosca que no tiene reina,
fastidia verla en todas partes;
ahí la tienen, de cuerpo entero:
como una vaca bocarriba,
dos alas transparentes,
mesotórax y abdomen,
segmentos y balancines,
todas sus partes aplastadas,
debajo del zapato.

Lección de una fábula griega

Para el profesor Nelson Osorio Tejeda

Aquí estás, otra vez
frente a la caverna oscura;
todos los demás,
encadenados a la pared;
como si fuera una persona,
la caverna te habla
y te interroga:
¿qué ves dentro de mí?
miles y miles
a la pared encadenados;
pasa, pasa, no te quedes en la puerta;
sucede que dentro de la caverna
encuentras otra caverna,
dentro de la caverna, entre sombras
y pequeñas luces, otra caverna;
miles y miles de encadenados,
todos mirando hacia la pared;
como si la caverna fuera una persona
se vuelve y te dice:
pasa, pasa, no te quedes en la puerta;
sucede que dentro de la caverna
hay otra caverna, y otra y otra,
así hasta el infinito;
todas las cavernas,
como si fueran personas
te hablan y dicen lo mismo:
sal de la caverna, no te quedes en las sombras.

Cucharadita de azúcar

Primero es la mesa,
después el mantel,
el florero,
las flores,
los colores,
verde y rojo,
la alegría,
el privilegio
de llevarla a la boca,
una y otra vez,
sin morder
de plata sus labios,
sin besar
el metal frío
o, si lo besara,
por debilidad humana,
tierna lechuga;
redondita, como
un pedacito de lluvia
tantas veces
fue a mi boca,
pequeña
como dos aspirinas,
puntito aparte
para marcar un lugar
en la superficie del globo terráqueo,
aquí, con precisión de barítono loco,
en este castillo
a orillas del río Solent,
donde nació mi chifladura
de llevar a mi boca
una cucharadita de azúcar.

Turista

Si pasas por Madrid,
baja a la ciudad subterránea
donde se halla la Casa de las Flores,
la habitación de María Antonia,
la dulce carita de Malva Marina,
el falso refugio de Miguel Hernández;
debajo de aquellos adoquines
quizá alguien, al bajar
de Alcalá de Henares
en la terminal de Atocha
haya visto al más glorioso
al más fino de todos los jardines de Sevilla
sentado en un escaño de espera
antes de salir expreso para Granada;
el guardia civil lo observaba,
borracho como estaba
en voz alta lo dijo:
niño de los lirios
y de las mujeres mustias de España,
ojalá no tengas cupo,
que el trencito que te lleve
a medio camino
se quede sin ruedas;
turista: si este verano pasas por esta ciudad,
no olvides de visitar
la intacta ciudad hundida de Madrid.

Hoy es el día de mi partida

Hoy es el día de mi partida, y tal vez
hoy no me vaya sino mañana,
y quién sabe si mañana diga:
hoy es el día de mi partida y a lo mejor
hoy no me vaya sino mañana,
y en este pasado mañana sin fondo
alguna de tus amigas vaya y corra y te diga:
“estoy segura: lo vi en el centro”,
porque en verdad me andarás viendo a cada instante
y sentiré que me pides
que desabroche el nudo de tus cabellos,
y en la pieza contigua
podrás oir todavía el duelo del gran Derby de Junio
entre la yegua blanca y el caballo negro, adelante,
y pasan los últimos palos;
y mientras te vas desnudando en esa soledad, oirás, tal vez,
“hoy es el día de mi partida”, y quién sabe
si hoy no partiré o me iré mañana o un día después.

Guernica

La república se sale del lienzo,
la poesía se vuelca,
se escribe a sí misma:
ningún lienzo
de tamaño gigante
podrá contener ardiendo
la devastada población;
el caballo agonizante,
ninguna lámpara,
el cielo está cerrado,
las casas en llamas y la mujer
gritando; el toro en las llamas,
la mujer con su hijo muerto,
todos los tintes grises,
brocha gorda, blanco y negro,
tigre de las tinieblas,
el reverso de la pólvora
es una rata de mierda
mordiendo los dedos de traidores;
todo dicho en adjetivos:
la cabeza, el antebrazo,
un guerrero muerto,
26 de abril de 1937,
subjuntivos y presentes,
ojos de puras lágrimas
sobresalen a la calle;
entre el toro y el caballo,
una paloma y una oreja:
estos son los verbos imperativos,
lenguas afiladas:
cuando el desastre, el crimen
quedan quietos, la república,
como un caballo loco,
huye del lienzo.

Fama no se compra

De los fenicios pasó a los griegos,
de los griegos inmigró con los pájaros al África,
del África, a España,
y de un salto, con los conquistadores,
esta estoria pasó al cerro Cordillera,
donde aún se oyen
brutales carreras de caballos
del famoso don Enea, y de la muy fermosa
e sesuda doña Dido, de cuando
Troya se había encendido,
y que la fama y que la nombradía,
de un salto dentro de otro salto,
con una espuela, se vuelven a España,
y de España pasan al África,
del África, con el retorno de la primavera,
vuelven a los fenicios,
de los fenicios a los griegos,
por todo el mundo ahora
— a voces corre, y se dice:
en el cerro Cordillera
se dan unos gallos grandes
que llevan la boca
a la altura del ombligo

150.000.000.000

La luz del sol recorre
150.000.000.000 de kilómetros
en 8 minutos y 19 segundos;
no hay discusión: entre el Sol y la Tierra
nada es nuevo en el horizonte,
todo es preciso: nadie ha podido remover
ninguna hoja caída de un árbol;
todo está intacto: ni los ruidos de las motocicletas
que pasan veloces por la calle,
ni el alboroto de amor
que hacen mis vecinos
al otro lado de la muralla;
eso es lo que pienso:
lo único impreciso, lo vulnerable,
es el romanticismo, las flores
que te traigo,
que después de un breve tiempo
se secan, se arruinan.

Sobre casas vacías

No hay casas vacías en estos montes,
que yo lo sepa,
sin un señor
iracundo que pasear;
no hay casas desarmadas sin visiones
de violines o de arpas refulgentes
que no recuerden
a sus ángeles guardianes;
desde una casa desocupada
es más eficaz y veloz el paisaje:
la ciudad
aprisionada entre bloques
disimula mejor sus tragedias,
privilegiada posición,
no hace temer sus levantes.
hay casas colmadas de cuadros,
de muchos árboles genealógicos
que nunca han tenido memoria
ni de un violín ni de un
piano con pata de elefante
una casa evacuada como la que sueño
inspira abrir ventanas,
un delgado hilo en el horizonte,
señores y señoras, salir por el aire
rojo, blanco y azul
de secretos rumores que hacen temblar.

¿Qué es una paradoja?

Si una mariposa puesta al revés
es una paradoja, se puede concluir
que toda ecuación matemática es verdadera;
si se vacía un tiesto de basura,
la basura que contenía el tiesto
deja de ser basura, pero el tiesto mismo
sigue siendo un contenedor de basura;
si los edificios de la administración
se desocuparan,
y todas las manzanas podridas
se tiraran al río,
siempre quedará la opción mayor:
que los edificios de la administración,
selvas, papagayos y cocodrilos,
se vayan al suelo.