Poesía de Estados Unidos
Poemas de Dorothy Parker
Dorothy Parker (Long Branch, Nueva Jersey, 22 de agosto de 1893 – Nueva York, 7 de junio de 1967), fue una cuentista, dramaturga, crítica teatral, humorista, guionista y poeta estadounidense. Muy conocida por su cáustico ingenio, su sarcasmo y su afilada pluma a la hora de captar el lado oscuro de la vida urbana en el siglo XX.
LA ROSA PERFECTA
Solo una rosa me envió desde que nos conocimos.
Supo elegir con mucha ternura el mensajero:
Corazón profundo, puro, con unas gotas de fragancia aún húmedas—
La rosa perfecta.
Así conocí el lenguaje de esa florcita que me decía:
Mis pétalos frágiles atesoran un corazón.
Este amor supo así encontrar su amuleto en
La rosa perfecta.
Me pregunto por qué nadie nunca me envió en cambio
La limusina perfecta. ¿Podrían decírmelo?
Ya sé… está mi suerte echada, y siempre he de recibir solo
La rosa perfecta.
INVENTARIO
Cuatro son las cosas que conozco y me hacen más sabia:
Pereza, pena, un amigo y un enemigo.
Cuatro son las cosas sin las cuales todo hubiera estado mejor:
amor, curiosidad, pecas, dudas.
Tres son las cosas que nunca lograré:
Envidia, profundidad y suficiente champagne.
Tres son las cosas que tendré hasta la muerte:
Risa y esperanza y un ojo en compota.
COINCIDENCIA DESAFORTUNADA
Desde el momento en que jures que sos suya,
Temblando de emoción, suspirando,
Y él jure que su pasión es
infinita, que está siempre encendida.
Mi querida, anotate esta:
Uno de los dos está mintiendo.
Alma profética
Dado que tu mirada es oblicua y abúlica,
Dado que tu pelo es suave al tacto,
Mi corazón vuelve a latir con fuerza.
¡Pero pobre de mí si pienso que esto me traerá algún rédito!
Comentario
La vida es un glorioso ciclo de canciones,
Una composición en verdad extemporánea,
Y el amor eso que nunca nos da preocupaciones,
Mientras que yo en verdad soy María de Rumania.
Diseño
Querido, dejame con mi solitaria almohada.
Andá querido, vos con tus tontas poses.
Aquel que haya jurado ser como un sauce llorón
No es otra cosa que un ridículo mormón.
Quién sos mi querido amigo, podrás consolarme no creo.
Mejor dejemos las palabras hermosas,
Los ecos tontinientes poco favorecen,
Ahora que mi corazón está roto.
Demasiado joven sos para consolarme,
Y tu sangre está dormida, lenta.
Si algo has de hacer, que sea sentarte a mi lado…
Y explicarme por qué he estado llorando.
EXCURSIÓN A LA ASONANCIA
He caminado por la arena nivelada
a lo largo de una extensión gris:
desde lo alto de las dunas al extremo del mar
salvo yo no hay ningún ser vivo.
He echado el pesado cerrojo
contra los golpecitos de la lluvia,
y he tiritado ante la chimenea, para ver cómo
pasan las horas oscuras.
La tormenta de medianoche, el litoral desolado:
viví a solas con ellos;
pero aquí, en el recodo de tu brazo,
está la soledad.
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